Cristina y el Grupo Sushi

Para conservar alguna legitimidad como jefa de los negocios, la líder del modelo multinacional y popular volverá una vez a la semana a hacer eso que ella, sin experiencia ejecutiva, considera que es gobernar: hacer un programa de televisión donde inaugura semáforos y nos cuenta cómo anda, qué onda y cómo va todo, susanos. La Licenciada cree, como UPCN, que ser empleada pública es leer los diarios y después ponerse a contar cómo anda su familia. O hacer un programa semanal entre viaje y viaje.

La producción de su programa se comunica a través de Telefónica.

Mientras tanto, lamentablemente para la Licenciada, la realidad se empeña en seguir existiendo por fuera del control remoto. De hecho, cuando la Licenciada se ponía en ridículo como youtuber filmada por su hija (señora, acaba de lanzar una multimillonaria licitación para hacer un reality de usted misma: le falta cazar elefantes para terminar de parecerse al monarca español que tanto favorece) se terminaba de consumar el fin del único armado político que hizo en toda su vida y que le salió para el culo: Unidos y Organizados. 

Unidos (su cuñada) y Organizados (su hijo) tenía un problema, aparte de los decorados que podían aportar Sabatella con Telefónica y el tuitero K Luis D Elía con esos 4 familiares con bandera que el llama MILES (con ese criterio, los 20 gerentes fracasados de La Cámpora hacen MILLONES): había militancia genuina. Que se está desperdigando. 

El ala derecha que representa La Cámpora, ese Grupo Sushi de Los Salieris de Mami no quiere perder los negociados inmobiliarios con Macri, para lo cual necesitan aplicarle un correctivo a Taiana.

Degradado a concejal por ser camporista, prestigioso y honesto (tres características que la Licenciada detesta) ahora tampoco sería presidente de bloque, en desmedro de Gabriela Alegre, una boluda mundial que está ahí por obra y gracia de Aníbal Ibarra, que al igual que Gabriela Cerruti y el chico fronterizo de Cabandié manejan los acuerdos inmobiliarios con Macri que tanto le interesan al líder inmobiliario del cristimismo: o sea, a la propia Cristina. Nuestra abogada exitosa.

El Grupo Sushi hizo un velatorio electoral en Parque Lezama. La licenciada mandó a su hija en representación de la inmobiliaria y para quedar bien pasaron un videíto, de esos que enriquecen a las empresas productoras que se saben acercar al cholulismo infinito de la ex mandataria. 

Mientras tanto, Sabatella no para de perder militantes en las zonas blancas del país. La vieja pretensión de armar un partido nacional quedó en la nada, se le fueron todos. Volvió a ser un partido municipal.

Y en Santa Fe se juntaba la Corriente Nacional de la Militancia, que viene a ser como el reemplazo de cuando La Cámpora se roba hasta el agua de los floreros. 

Fue en la provincia de Santa Fe que el diputado nacional de La Cámpora, miembro del Opus Dei, Marcos Cleri, se robó el dinero de la campaña de las PASO, 7 millones de pesos. Como pantalla para justificar la ausencia de ese dinero, presentó una lista vecinal en Rosario que sacó 7.000 votos. Naturalmente, el Partido Justicialista amagó con ventilar el tema y mamá pagó la fianza: luego de ese fiasco, el dinero (nuevo) de la campaña lo manejó Obeid. Y luego huyeron en massa de la conducción del control remoto de Cristina. 

No es el único lugar donde La Cámpora se robó la plata de la campaña. No en vano Los Salieris de Mami son todos abogados exitosos. Como la Licenciada. 

Mientras tanto, la militancia del Evita espera definiciones más serias de una conducción que empieza a ver que así la cosa no va para ningún lado. 

Si Massa no estuviera tan corrido a la derecha -al punto que la Licenciada en una semana le aplicó su programa político- difícilmente el Movimiento Evita continuaría dentro. De hecho, ya no lo está en el único armado político que hizo la Licenciada en su vida. Y que ya no existe.
Se lo comió la inflación.