La otra devaluación

Probablemente, como la señora presidente es bruta, no entienda los alcances de lo que sucedió con su vuelta de las vacaciones el miércoles; tiene 5 días de playas caribeñas, en otras vacaciones, para darse cuenta. La devaluación de la palabra oficial tocó un techo histórico desde diciembre del 2001.
Mientras nos enseñaba sobre la Tasa de Gini y los deciles, estaba preparando un ajuste cuyo resultado, en el mejor de los casos, será el aumento de la pobreza y quita salarial.
Hablándole a los believers, un grupo notoriamente disminuido que ahora apenas entra en el Patio de las Palometas y con un dato poco sabido: mientras los alienados del gobierno comentaban a los faranduleros venidos a menos que acompañan a Cristina, el triunfo de los grillos -un cambio de números donde van los canales si tenés cablevisión- tratando de que asistan al autoelogio presidencial, se encontraban con una fuerte negativa.
La vieja zanahoria -un polo audiovisual que se iba a llamar Isla de Parchís- se devalúa hasta en los más believers, estas migajas que desde el reino se tiran a los eternos desagradecidos no lograban ningún efecto.
Hay que tener en cuenta que todo indica que en sus largas vacaciones Cristina se la pasa mirando TV, su único obsesión. Que algunos conocíamos: hoy es pública, forzada y todo lo grasa que evidentemente es se traslada a la población, forzando una devaluación de la palabra oficial de magnitudes solo comparables a los últimos días de la presidencia de De La Rúa.
Los Believers empeñados en repetir las conspiraciones solo pueden reproducir el aislamiento, con el agravante de que le hablan a un grupo cada vez más reducido de fans.
Los videos de Télam con 8 reproducciones, los de 678 con 300, los blogs de la alcahuetería gubernamental que no superan las 100 visitas, otra estrellas junto a éste, son muestras de un desapego por la política y un grado de aislamiento, negación y torpeza realmente increíbles toda vez que ya no se trata de tres meses después, sino al otro día que se desdicen.
Metafóricamente, la devaluación política va de Plaza de Mayo llena a un patio con 300 militantes en horario laboral, por que coincide con el horario de mayor encendido de la TV durante el verano.
Una pena.
Un final más digno le hubiera hecho mejor incluso a quienes no traicionamos el ideario nacional y popular por el que seguiremos luchando una vez estos atorrantes megamillonarios estén retirados disfrutan de su impunidad o en la cárcel tras los procesos judiciales que correspondan.