Si la patria es la infancia,
mi barrio es la Patria Grande:
mi barrio me enseñó
a chamuyar y ser sincero.
Mi barrio me enseñó
a vender peines en un tren
y conservar los amigos.
funcionó: todavía vivo
Vivía en Santa Fe, salía a caminar con unas zapatillas que eran negras por el bulevar y en cualquier lado, del bulevar doblaba para el río, un brazo del Paraná. No me acuerdo el nombre. Laguna Algo. Hay una costanera. Igual al resto. Todas las costaneras son iguales. Lo que cambian son los ríos.
Las costaneras, los shoppings y los aeropuertos persiguen el ideal de la mismidad. Primero buscan parecerse, después una identidad. Los monumentos también. Y las comisarías. Y los militantes de izquierda. Primero aprender a parecerse, después, aunque tal vez nunca, plantarse en la singularidad.
Un afiche de un político en la parada del colectivo a Paraná, con bigotes y cuernitos. Prototipo de singularidad.
También vendedores de garrapiñadas. Un límite al horizonte. Aveces camalotes. Siempre chicas en calzas, zapatillas, una botellita de agua, ¿anteojos de sol? Depende. Pero sí o sí con auriculares. Para darle carnadura al cartel del pecho: soy indiferente.
Las minas lindas, pero lindas de verdad, criminalmente lindas, te matan de verdad con la indiferencia. La mayoría de los casos policiales irresueltos vienen de ahí. Te ahorcaste, te chocó un camión, el frío te pudo, un cáncer te salvó, comiste de la basura equivocada. Nada de eso te mata. Te mata la indiferencia social, cultural, ser banco a ninguna parte. En un arroyo seco.
La belleza es cruel, es una cualidad cruel.
Seguramente en el próximo siglo vean con horror nuestro racismo, ese que es tan natural y vulgar y necesario. La belleza es el plan B de la xenofobia. El género se fabrica. La belleza, relativamente, también. Es una xenofobia clasista que a mí me encanta.
Cuando voy faveando minas por la calle me pasa que digo: qué comité central de cromosomas! qué buen cirujano! qué choque civilizatorio te habrá garchado! y etcétera.
-Disculpe, señorita, soy del interior ¿puedo hacerle una consulta?
-dale
-¿No sabe qué subte puedo tomar que me deje en mis 180.000 hectáreas?
Por usted cambiaría las sábanas, miraría vidrieras, sacaría el álbum de fotos para mostrarle a la tía. Pero si carece de elegancia para ignorar la existencia del resto del planeta...Incluido yo. Entonces, discúlpeme. No puedo stalkearla. Adiós.
Da lo mismo si corre a la comisaría, hace una campaña contra los piropos o te chupa la pija en la alfombra mientras vos mirás el mundial. Carece de elegancia para ignorarte, ignorarnos, ignorarme.
Solo se puede amar eternamente a quien nos ignora, nos enseñó dios.
La única manera de amar es no estar seguro de que sea real a quien amo.
Es así.
Sino, el amor es una boludez. Cosas de contratos, división de bienes, ¡ME ENGAÑASTE!, dónde estuviste anoche, no mees fuera de la tabla.
Sino el amor es casarse con la última conetada, amando para siempre y en secreto a la que te bloqueó.
No da. La belleza contiene esa cuota de indiferencia hacia nosotros. Una mueca de soberbia. El toque violento que toda mina hermosa tiene sin darse cuenta.
La costanera. Bueno, doblaba por el puerto, ese lugar donde se acabban la flores. Toda la tristeza maternal de los muelles.
Tristeza que calma. Hay callecitas. Mucho musgo. Prostitutas a las 10 de la mañana, desesperadas, por pagar la pensión. Se les ríen los que duermen en la calle. Los que algún día de algún año y alguna vida sin velar todavía, contaron monedas y no, no llegaron. A pagar la pensión. Desde entonces viven en la calle. Esperando la muerte.
Entre semáforos donde nadie para. Futbolistas de los 60. Dealers de Bayaspirina. Gitanos narrados por el INCA. Cuchilleros, changarines. galpones bailables. Canas pasados a retiro, putos de villa, marineros de Formosa, periodistas echados del laburo. Me sentaba, a pedido del asma, en un bar a leer un libro y tomaba licuados de frutas y leche, para espesarlo. Quería dejar el alcohol. Tenía más pelo. Ropa más barata. Seguía poniendo mal las comas. Me había separado. Me habían echado de Duro de Domar por ir borracho. A mi vieja le salía la jubilación. Usaba un teléfono con capacidades diferentes para que alguien me llame. Traté de ir a un psicólogo. Psicóloga. Porque estaba tan buena. No funcionó, nunca fui. Sin embargo, fue un plan tan lindo que me duró muchas avenidas.
Casi ninguno de mis planes de entonces salían bien. Cosas que pasan. Yo seguía planeando. Siempre tuve planes. Siempre imaginé vidas que hubiera querido vivir. Qué me importa. Vidas mejores en mundos mejores. Todavía no pueden, sus satélites y comisarías morales, pincharme los pensamientos. Enamorado como un boludo de todos los imposibles se me hacía también imposible querer a una persona concreta, real.
Leí muchos libros ese año. Mayormente, novelas policiales. Algo de economía. Algo de historia.
Tenía mucha culpa. Todo me estaba saliendo mal. Y el infinito pesar del acoholismo. De ser culpable de mi desgracia. Aunque, allá en el fondo último del sótano de la verguenza, yo no vivía ninguna desgracia. Era más pibe. Tenía más adversarios. Había quiénes disfrutaban de verme hecho mierda.
Eso te pesa. Mucho. Esa es la desgracia. U otra desgracia, si querés. Qué se yo, viví siempre tratando de escaparme por la ventanita de los quieren juzgarme, evaluarme, esos que arrancan con "vos dás para más".
Yo doy para muchísimo más, mi mundo entero era estar con mi mujer cenando una tarta y reírnos del fin de mes. No sirvo para vivir de acuerdo a lo que esperan de mí los que esperan algo de mí. No sirvo para aceptar consejos de los que tenían todo servido antes de que su mamá se embarace de ese chico educado, correcto, astuto, con el camino marcado.
Y no más de tres errores como todo prontuario.
Nací en un hospital público, me compraron una cuna con los campos arrendados, fui muy pobre y muy rico a la vez. Pero entendí desde muy pendejo que esta vida que vivo es lamentablemente mía. Estrictamente mía. La calle me enseñó a desconfiar de los ganadores. Soy así. Ya está.
¿Es una enfermedad mi alcoholismo?.
Sé qué dirá, qué sentenciará -gravemente- la tribuna de doctrina del sentido común, sé porque probé, sé que opina la ciencia, también la moral, y la religión, y sé por ´qué, todas y cada una de mis esperanzas, murieron: sé porque fui al velorio de todas. Y salí haciendo planes. Cualquier plan. Así sea que al contar hasta 50.000 me sacan de acá, viene el comisario y dice mi apellido. Todos los planes que pueda. Si en algún lugar del universo hay un bar donde toman tinto los planes en bancarrota, yo quiero llenarlo de fracasos: que las cosas te salgan bien a veces pasa, que lo sigas intentando, que conserves el deseo, la alegría, la ilusión; eso es para viejos zorros de esta pelea. Vivir es pelear.
Los que nacimos feos sabemos que vivir es pelear.
Incluso, en las bibliotecas populares, se anda diciendo que tenemos razón.
Sí, dicen, sé que dicen. Muuuuy seguros de sus certezas. Y bue. Yo me paraba frente al río: esa seguridad quieta del puerto y un barco largo mientras atardece, extremo lo cursi: pero para mí las olas siempre fueron vestidos secándose en una soga.
Empecé a escribir bien.
Las reglas gramaticales me dejaban entrar a su boliche.
Ministros de la nación me mandaban mails. Las grandes editoriales me llamaron.
Pero yo volvía a casa y me dormía sobre el mismo lado del somier de cuando dormía con mi esposa.
De cuando me acostaba y dormía. No me quedaba mirando el árbol de la ventana. No era el amague de desgarro de la rama. Dormía. No me quedaba llorando como un boludo.
Llorando. A un tipo como yo le cuesta mucho llorar pero más le cuesta contar que lloró.
Cuando me levantaba, escribía, trabajaba, y salía. Me iba a cualquier lado, solo, cuatro o cinco horas caminando. El muelle. La concha de la lora me acuerdo y me dan ganas de tirar la computadora por la ventana.
Esperaba que se haga tarde. Que se me cansen las pantorrillas. Y la cabeza.
Maia se había ido. Ahora estaba solo, el departamento chuiquitito, ja. Se me hizo tan grande y ajeno. Tenía recuerdos. Obvio. Me refiero a que abrís la heladera y AGHHAAAA, no importa.
Sacaba del cajón de la cocina un tenedor y la veía preparando una tarta, eso tan común que a veces nos pasa, con su piyama y su entusiasmo, a mí no me importaba, siempre estaba leyendo un libro estratégico para no se qué, y a ella la esperanza imperdonable que tenía en mí y en el amor y en una vida sencilla de persona buena que disfruta poniendo en la heladera un nuevo imán con una frase de algún escritor, se le debilitaba.
No me di cuenta. Bah, me di cuenta cuando ya era tarde.
Caminaba. Iba al bar. Licuado. Sí, con leche.
Los pungas de la terminal se me cagaban de risa.
No tomaba. Fumaba menos. Me venía bien. No tenía guita para los puchos. Releía los libros que me quedaban y otros que pedía prestado y devolvía. Sentado.
Una noche me puse a escribir. Siempre me había curado eso: escribir. Me había curado de todo. Tomé tres licuados. Releí. Me aburrí.
-Mozo, una cerveza
Volví a escribir. Releí. Me hizo llorar lo que releí. Es fiel conmigo mismo. Pedí una cerveza y me largué a llorar.
Escribí todo el cuaderno.
Nunca voy a saber si era bueno o no, lo tiré al agua cuando crucé el puente colgante, caminando.
Tenía miedo de despertarme y darme cuenta que borracho volví a escribir algo que me sostuviera, que me diera un poco de orgullo, que alguna prostituta algún día dijera: el gordito de las zapatillas negras escribió algo que me hizo llorar.
Las olas, ese vestido secándose en la soga, de madrugada, son distintas. Son colmillos de lobos. Me quedé mirando el cuaderno.
Se me aflojaron las piernas. Me quedé un rato en el cordón. Sentado. Algunos de los autos que volvían de las discos habían sido amigos míos. No paró ninguno.
Me paré yo.
Volví a casa.
Dormí de un tirón.
La vida es pelear. Y yo sigo peleando.
mi barrio es la Patria Grande:
mi barrio me enseñó
a chamuyar y ser sincero.
Mi barrio me enseñó
a vender peines en un tren
y conservar los amigos.
funcionó: todavía vivo
Vivía en Santa Fe, salía a caminar con unas zapatillas que eran negras por el bulevar y en cualquier lado, del bulevar doblaba para el río, un brazo del Paraná. No me acuerdo el nombre. Laguna Algo. Hay una costanera. Igual al resto. Todas las costaneras son iguales. Lo que cambian son los ríos.
Las costaneras, los shoppings y los aeropuertos persiguen el ideal de la mismidad. Primero buscan parecerse, después una identidad. Los monumentos también. Y las comisarías. Y los militantes de izquierda. Primero aprender a parecerse, después, aunque tal vez nunca, plantarse en la singularidad.
Un afiche de un político en la parada del colectivo a Paraná, con bigotes y cuernitos. Prototipo de singularidad.
También vendedores de garrapiñadas. Un límite al horizonte. Aveces camalotes. Siempre chicas en calzas, zapatillas, una botellita de agua, ¿anteojos de sol? Depende. Pero sí o sí con auriculares. Para darle carnadura al cartel del pecho: soy indiferente.
Las minas lindas, pero lindas de verdad, criminalmente lindas, te matan de verdad con la indiferencia. La mayoría de los casos policiales irresueltos vienen de ahí. Te ahorcaste, te chocó un camión, el frío te pudo, un cáncer te salvó, comiste de la basura equivocada. Nada de eso te mata. Te mata la indiferencia social, cultural, ser banco a ninguna parte. En un arroyo seco.
La belleza es cruel, es una cualidad cruel.
Seguramente en el próximo siglo vean con horror nuestro racismo, ese que es tan natural y vulgar y necesario. La belleza es el plan B de la xenofobia. El género se fabrica. La belleza, relativamente, también. Es una xenofobia clasista que a mí me encanta.
Cuando voy faveando minas por la calle me pasa que digo: qué comité central de cromosomas! qué buen cirujano! qué choque civilizatorio te habrá garchado! y etcétera.
-Disculpe, señorita, soy del interior ¿puedo hacerle una consulta?
-dale
-¿No sabe qué subte puedo tomar que me deje en mis 180.000 hectáreas?
Por usted cambiaría las sábanas, miraría vidrieras, sacaría el álbum de fotos para mostrarle a la tía. Pero si carece de elegancia para ignorar la existencia del resto del planeta...Incluido yo. Entonces, discúlpeme. No puedo stalkearla. Adiós.
Da lo mismo si corre a la comisaría, hace una campaña contra los piropos o te chupa la pija en la alfombra mientras vos mirás el mundial. Carece de elegancia para ignorarte, ignorarnos, ignorarme.
Solo se puede amar eternamente a quien nos ignora, nos enseñó dios.
La única manera de amar es no estar seguro de que sea real a quien amo.
Es así.
Sino, el amor es una boludez. Cosas de contratos, división de bienes, ¡ME ENGAÑASTE!, dónde estuviste anoche, no mees fuera de la tabla.
Sino el amor es casarse con la última conetada, amando para siempre y en secreto a la que te bloqueó.
No da. La belleza contiene esa cuota de indiferencia hacia nosotros. Una mueca de soberbia. El toque violento que toda mina hermosa tiene sin darse cuenta.
La costanera. Bueno, doblaba por el puerto, ese lugar donde se acabban la flores. Toda la tristeza maternal de los muelles.
Tristeza que calma. Hay callecitas. Mucho musgo. Prostitutas a las 10 de la mañana, desesperadas, por pagar la pensión. Se les ríen los que duermen en la calle. Los que algún día de algún año y alguna vida sin velar todavía, contaron monedas y no, no llegaron. A pagar la pensión. Desde entonces viven en la calle. Esperando la muerte.
Entre semáforos donde nadie para. Futbolistas de los 60. Dealers de Bayaspirina. Gitanos narrados por el INCA. Cuchilleros, changarines. galpones bailables. Canas pasados a retiro, putos de villa, marineros de Formosa, periodistas echados del laburo. Me sentaba, a pedido del asma, en un bar a leer un libro y tomaba licuados de frutas y leche, para espesarlo. Quería dejar el alcohol. Tenía más pelo. Ropa más barata. Seguía poniendo mal las comas. Me había separado. Me habían echado de Duro de Domar por ir borracho. A mi vieja le salía la jubilación. Usaba un teléfono con capacidades diferentes para que alguien me llame. Traté de ir a un psicólogo. Psicóloga. Porque estaba tan buena. No funcionó, nunca fui. Sin embargo, fue un plan tan lindo que me duró muchas avenidas.
Casi ninguno de mis planes de entonces salían bien. Cosas que pasan. Yo seguía planeando. Siempre tuve planes. Siempre imaginé vidas que hubiera querido vivir. Qué me importa. Vidas mejores en mundos mejores. Todavía no pueden, sus satélites y comisarías morales, pincharme los pensamientos. Enamorado como un boludo de todos los imposibles se me hacía también imposible querer a una persona concreta, real.
Leí muchos libros ese año. Mayormente, novelas policiales. Algo de economía. Algo de historia.
Tenía mucha culpa. Todo me estaba saliendo mal. Y el infinito pesar del acoholismo. De ser culpable de mi desgracia. Aunque, allá en el fondo último del sótano de la verguenza, yo no vivía ninguna desgracia. Era más pibe. Tenía más adversarios. Había quiénes disfrutaban de verme hecho mierda.
Eso te pesa. Mucho. Esa es la desgracia. U otra desgracia, si querés. Qué se yo, viví siempre tratando de escaparme por la ventanita de los quieren juzgarme, evaluarme, esos que arrancan con "vos dás para más".
Yo doy para muchísimo más, mi mundo entero era estar con mi mujer cenando una tarta y reírnos del fin de mes. No sirvo para vivir de acuerdo a lo que esperan de mí los que esperan algo de mí. No sirvo para aceptar consejos de los que tenían todo servido antes de que su mamá se embarace de ese chico educado, correcto, astuto, con el camino marcado.
Y no más de tres errores como todo prontuario.
Nací en un hospital público, me compraron una cuna con los campos arrendados, fui muy pobre y muy rico a la vez. Pero entendí desde muy pendejo que esta vida que vivo es lamentablemente mía. Estrictamente mía. La calle me enseñó a desconfiar de los ganadores. Soy así. Ya está.
¿Es una enfermedad mi alcoholismo?.
Sé qué dirá, qué sentenciará -gravemente- la tribuna de doctrina del sentido común, sé porque probé, sé que opina la ciencia, también la moral, y la religión, y sé por ´qué, todas y cada una de mis esperanzas, murieron: sé porque fui al velorio de todas. Y salí haciendo planes. Cualquier plan. Así sea que al contar hasta 50.000 me sacan de acá, viene el comisario y dice mi apellido. Todos los planes que pueda. Si en algún lugar del universo hay un bar donde toman tinto los planes en bancarrota, yo quiero llenarlo de fracasos: que las cosas te salgan bien a veces pasa, que lo sigas intentando, que conserves el deseo, la alegría, la ilusión; eso es para viejos zorros de esta pelea. Vivir es pelear.
Los que nacimos feos sabemos que vivir es pelear.
Incluso, en las bibliotecas populares, se anda diciendo que tenemos razón.
Sí, dicen, sé que dicen. Muuuuy seguros de sus certezas. Y bue. Yo me paraba frente al río: esa seguridad quieta del puerto y un barco largo mientras atardece, extremo lo cursi: pero para mí las olas siempre fueron vestidos secándose en una soga.
Empecé a escribir bien.
Las reglas gramaticales me dejaban entrar a su boliche.
Ministros de la nación me mandaban mails. Las grandes editoriales me llamaron.
Pero yo volvía a casa y me dormía sobre el mismo lado del somier de cuando dormía con mi esposa.
De cuando me acostaba y dormía. No me quedaba mirando el árbol de la ventana. No era el amague de desgarro de la rama. Dormía. No me quedaba llorando como un boludo.
Llorando. A un tipo como yo le cuesta mucho llorar pero más le cuesta contar que lloró.
Cuando me levantaba, escribía, trabajaba, y salía. Me iba a cualquier lado, solo, cuatro o cinco horas caminando. El muelle. La concha de la lora me acuerdo y me dan ganas de tirar la computadora por la ventana.
Esperaba que se haga tarde. Que se me cansen las pantorrillas. Y la cabeza.
Maia se había ido. Ahora estaba solo, el departamento chuiquitito, ja. Se me hizo tan grande y ajeno. Tenía recuerdos. Obvio. Me refiero a que abrís la heladera y AGHHAAAA, no importa.
Sacaba del cajón de la cocina un tenedor y la veía preparando una tarta, eso tan común que a veces nos pasa, con su piyama y su entusiasmo, a mí no me importaba, siempre estaba leyendo un libro estratégico para no se qué, y a ella la esperanza imperdonable que tenía en mí y en el amor y en una vida sencilla de persona buena que disfruta poniendo en la heladera un nuevo imán con una frase de algún escritor, se le debilitaba.
No me di cuenta. Bah, me di cuenta cuando ya era tarde.
Caminaba. Iba al bar. Licuado. Sí, con leche.
Los pungas de la terminal se me cagaban de risa.
No tomaba. Fumaba menos. Me venía bien. No tenía guita para los puchos. Releía los libros que me quedaban y otros que pedía prestado y devolvía. Sentado.
Una noche me puse a escribir. Siempre me había curado eso: escribir. Me había curado de todo. Tomé tres licuados. Releí. Me aburrí.
-Mozo, una cerveza
Volví a escribir. Releí. Me hizo llorar lo que releí. Es fiel conmigo mismo. Pedí una cerveza y me largué a llorar.
Escribí todo el cuaderno.
Nunca voy a saber si era bueno o no, lo tiré al agua cuando crucé el puente colgante, caminando.
Tenía miedo de despertarme y darme cuenta que borracho volví a escribir algo que me sostuviera, que me diera un poco de orgullo, que alguna prostituta algún día dijera: el gordito de las zapatillas negras escribió algo que me hizo llorar.
Las olas, ese vestido secándose en la soga, de madrugada, son distintas. Son colmillos de lobos. Me quedé mirando el cuaderno.
Se me aflojaron las piernas. Me quedé un rato en el cordón. Sentado. Algunos de los autos que volvían de las discos habían sido amigos míos. No paró ninguno.
Me paré yo.
Volví a casa.
Dormí de un tirón.
La vida es pelear. Y yo sigo peleando.
he caminado del otro lado del rio marron, amigo Carrasco, una tardecita calurosa en el parque urquiza, las chicas entrerrianas de buenas gambas pero dentadura dudosa, (todas tenian buenas piernas pero ninguna buenos dientes, no se porque) impresionado por la cantidad de semillas de girasol que comian, el mate con ese calorón, las traffic bolicheras y el sol limpido que no llegaba a la orilla barrosa y con olor a podrido del rio
ResponderBorraryo estaba con mi amigo lucas buscando escenarios para un cuento afanado de quiroga, un dinujito animado queriamos hacer.
y pensabamos en la investigacion de campo, en hacer patria al estilo pino solanas, mirando por el lente de una camara inexistente
ver a mi tia abuela, en la avenida almafuerte, al lado de una escuela, ver los barrios que se ponian bravos de noche..ver la hermosa periferia de santa fe de noche, al irme en el bondi, todos esos reflejos, el tunel subfluvial que orgulloso me mostraba mi abuelo, argentino de los de antes, mientras manejaba el dogde1500
siempre hay alguien que se va, siempre extrañamos a alguien que ni nos registra, siempre quedan gestos, memorias incorrectas y expresiones de deseos, la vida se mete en el medio de esa densidad, casi como la humedad, lo que nos mata es un recuerdo que nunca existio
y mire que he sido cabezon tambien¡¡... pero con los años aprendi que los sueños no mueren ni se abandonan
parece una frase de coehlo, ese arjona que escribe libros, pero las esperanzas no mueren, amigo carrasco, apenan refinan su crueldad para hacernos la vida imposible
y de esa vida imposible surgen los tipos que escriben
no lo deje de hacer nunca..un abrazo
Que risa que me dan estos pseudo-zurdos "poetas". Se la dan de metafóricos de la abundancia y cuando un movimiento popular les hace temblar el nidito capitalista en el cual se regodean.... entonces ahí la cultura y la puesía se les sale cual diarrea por el orto. Ahí descubren que la presi es bruta, puta, que los negros son vagos y que todo "está mal"... Ahí corren presurosos a ponerle el votito a Capriles para que les devuelva la normalidad y puedan seguir disfrutando de sus pedos metafóricos. Sus "búsquedas de escenarios", sus sueños de "dibujitos animados", sus "recuerdos que nunca existieron"... El conchetaje Argento debe ser el mas ridiculamente hipcócrita del mundo.
Borrarno me queda claro ¿usted pierde el tiempo en odiar a los poetas?, ¿es un activista politico y pierde el tiempo en pensar en tipos que no "producen" nada? ¿o simplemente es un hombre falto de imaginacion? la verdad ese odio que destila no lo entiendo, anonimo..dediquese a lo suyo, entonces
Borrarle aclaro que ni me entra por la cabeza considerarme ni poeta ni nada...
no se, vealo, viva con menos odio usted, amigo
Borrar19:51, si no estuviera tan lejos te recago a trompadas, imbécil hijo de puta. Le aportás al mundo solamente mierda de tu culo y de tu cerebro, pedazo de kirchnerista.
TETO Y EL ENANO CAMINABAN DEL OTRO LADO DEL RIO MARRON, PARA ENTREGAR EL IDEM A LOS MARINEROS Y ESTIBADORES DEL PUERTO DE SANTA FE, ASI MEZCLA DE POESIA Y LASCIVIA, AMBOS HOMOIDES SOLIAN VOLVER A SUS COVACHAS CAMINANDO COMO DE COSTADO, MEDIO RENGOS, MEDIO DESFLORADOS. (DEL ROMANCERO BALA- TUNEL HERNANDARIAS. PRIMERA TIRADA AGOTADA, POR SUERTE).
Borrar9/10. hay desarrollo conceptual, abreva en lo regional, en lo autóctono y describe bien la personalidad promiscua ribereña del diminuto oraculito.
BorrarEl enano le queria poner a este post. "Soberbias pijas de mi barrio III", pero le pareció un poco gay y entonces inventa que se agarra a piñas y todas esas cosas imposibles para pulgarcitos de metro y medio de estatura.
BorrarAbal Medina, Presidente 2015 - Marcó del Pont, Vice
BorrarSi, chupo pijas desde la infancia,
Borrarmi barrio es de verga Grande:
mi barrio me enseñó
a tragar leche de un cenicero.
Mi barrio me enseñó
a lustrar penes en un tren
y conservar amigovios.
funcionó: todavía vivo con Cesar 37.
8/10, hay desarrollo, hay cultura gay vivenciada, me recuerda a Hermes Villordo en "La Braza en la mano".
BorrarDespués de Sebreli, el mejor pensador y succionador gay es sin dudas el enano paranaense.
Borrar"Wado" de Pedro, gobernador de Bs. As.
Borrareficiencia en la labor cotidiana
Borrar"W-w-ado"?? Y-yá m-mismo c-c-cuen-cuenta c-con m-m-m-m-i v-vo-voto!!
Los borrachos son así, traidores y dignos de lástima. Ud es de manual querido carrasco. Siga bebiendo tranquilo que el mundo sigue girando.
ResponderBorrarQue mal Carrasco que no fuiste a la psicóloga. Capaz te dabas cuenta, que vivís de acuerdo a lo que esperan de vos los que esperan algo de vos. Saludos!
ResponderBorrarLa puta madre, que buen texto. Visceral sin mas.
ResponderBorrarSi, de la viscera intestino grueso lleno de mierda.
BorrarA Carrasco le sacas la cocaina y queda Dante Palma.
ResponderBorrarEh Carrasco borracho, falopero, panqueque, cipayo, cacerolo, aguante la Cris puto. Néstor no se murió, Néstor no se murió, está vivo en los pibes que están haciendo devaluación!!
ResponderBorrarMuy bueno, realmente muy bueno
ResponderBorrarGracias
BorrarMuy bueno, realmente muy bueno
ResponderBorrarMuy bueno, realmente muy bueno
ResponderBorrarMuy bueno, realmente muy bueno
ResponderBorrarChe kirchnerista de mierda, no leíste el manual del conectar igualdad para mandar los mensajes una vez sola. Chorro y burro. Típico K
BorrarPregúntele al administrados del blog. Es la primera vez que mando un comentario y le hacen eco. Acaso hubo alguna razón que necesitó de dicha redundancia. Lo de burro no se lo niego, y no sólo en informática. Pero chorro no, identidad equivocada.
BorrarPregúntele al administrados del blog. Es la primera vez que mando un comentario y le hacen eco. Acaso hubo alguna razón que necesitó de dicha redundancia. Lo de burro no se lo niego, y no sólo en informática. Pero chorro no, identidad equivocada.
BorrarJa ja... Giiiilll el Dante Palma de la izquierda nacional te está cargando y encima lo elogias.. eso te pasa por creer que detrás de semejante ameba se esconde una persona
BorrarNo gana el liberal, gana quien madura, supera los miedos y abandona la izquerda!
ResponderBorraralguna jipi sucia te vas a cojer con ésto, como q no.
ResponderBorrarTremendo texto. Un cross a la mandíbula.
ResponderBorrar"Cross a la mandíbula" es el esfuerzo diario de los LABURANTES, no el vanidoso auto-festejo pseudo-"intelectual" de las clases altas.
BorrarAbal Medina, Presidente 2015 - Marcó del Pont, Vice
Borrar
BorrarMartincho, yo no lo ví tanto como "un cross a la mandíbula" sino más bien como un uppercut a los huevos. No te olvides de la estatura de Carrasco: difícilmente pueda llegar a la zona que mencionás.
Ah, por cierto, sos un belinún.
No hay nada más traicionero y peligroso que un cachetazo de enano, pero la manecita de Carrasco en su caso, lo hace infonsivo, casi como una caricia a los huevos..
BorrarQuedan reservas para 150 dias!!
ResponderBorrarAgarrense fuerte!!!
http://www.lanacion.com.ar/1659333-las-reservas-del-banco-central-cayeron-en-us-188-millones
Dolarizados por aca.
BorrarDesnutridos por allá.
(El 1 a 1 se acabó! Pero solo para el 60% de la poblacion!!! No alcanza para todos)
Al argentino le sacas la carne y te queda un cubano/venezolano. Dale frijoles y arroz en cuotas y el cerebro se les subdesarrolla parecido.
BorrarAbal Medina, Presidente 2015 - Marcó del Pont, Vice
BorrarEl nivel de madurez del zurdo no llega a los 7 años de edad.
ResponderBorrarDe ahí la elección de Chavez para su sucesor y las acusaciones a terceros de los delitos que comete el kirchnerismo.
¿Como son los crotos de dubay?
ResponderBorrar9/10. hay desarrollo conceptual, abreva en lo regional, en lo autóctono y describe bien la personalidad promiscua ribereña del diminuto oraculito.
ResponderBorrarAbal Medina, Presidente 2015 - Marcó del Pont, Vice
ResponderBorrarjajajajaja... ta´ bueno
BorrarMilani se los desayuna el primer día, tempranito.
BorrarPara que no suceda, hay que reforzar esa fórmula con gente más aguerrida, un Fílmus, un Sileoni.
La cuestión sería durar hasta la cena.
Los anteriores de esta serie tenían mas recursos. Este es mas lineal pero tiene igual peso. A mi me da gracia cuando la gente dice "ponete las pilas" o cosas que supuestamente uno no hace porque es un boludo que no las quiere hacer. La concha de tu madre asi soy y soy lo que puedo. Otro tema, el video-musica parece Victor Jara.
ResponderBorrarNo tengo blog porque este Carrasco tiene la puta mania de escribir lo que escribiria yo. La mina de la foto esta buena. A las minas (si no son de las que se visten como viejas y leen libros de paginas fosilizadas) los tipos que escriben prosa, o esas boludeces de juegos de palabras, al final los tratan de vagos y sin futuro. Sin futuro... parece punk, pero es menos fotografico, es no podes pagarte el puchero, comprarme una boludes y rescatarte y acostarte y afeitarte y comprate ropa, que te tenes que levantar antes del mediodia. A otros el pbi per capita y el superavit gemelo les quieta el sueño. Nunca me queda claro si a Carrasquinho se le da o no con la mina esta.
ResponderBorrarSi uno se atiene a la historia narrada, qué manera de tirar por la borda una vida dedicada al fracaso con una trilogía como ésta...No se entiende. Otra mancha más en tu foja pública, Carrascuelo.
ResponderBorrarTus lágrimas nos salpican más de lo que te imaginás.
Abrazos,
██████████
http://lucascarrasco.blogspot.com.ar/2012/02/no-se-si-es-gracioso-creo-que-no.html
ResponderBorrarhttp://lucascarrasco.blogspot.com.ar/2012/02/mi-amigo-juan-pena.html
post viejos.
Hoy en 678 Dorio llamó "imbecil" a Eduardo Buzzi. Ya le habían dicho "rata" a Lanata. ¿Existirá otro programa así en la televisión pública de algún otro país?
ResponderBorraruna pelotudez.
ResponderBorrarla version camushacker del enano fafafofoso
"A mí me gustan muchos los hombres que estudiaron, que son economistas, abogados. Me encanta Aníbal Fernández. Ese hombre es muy sabio, sabe de todo. Tenemos mucha gente. Tenemos a (el ministro de Trabajo, Carlos) Tomada, que es un hombre que viene de una lucha de hace muchos años. Hay muchos muy valiosos", declaró Hebe.
Y agregó: "¿Qué son los dólares? Yo gracias que tengo los pesos que cobro con mis pensiones y mi jubilación".
vieja conchuda, los dólares son esas cosas verdes que recibís del exterior, vieja puta, madre de asesinos y lesbianas.
A veces me hacés acordar a Fernando Morales ¿lo leiste alguna vez? escribió Cronicas mendocinas y otros cuentos.
ResponderBorrarNo, ¿me pasás algún link? Si es al mail, mejor.
BorrarLa única manera de amar es no estar seguro de que sea real a quien amo.
ResponderBorrarEs así.
Sino, el amor es una boludez. Cosas de contratos, división de bienes, ¡ME ENGAÑASTE!, dónde estuviste anoche, no mees fuera de la tabla"
Que grande sos Luquitas!!
Ja. Gracias
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