Massa ya ganó la presidencia

Queda disputar, electoralmente, quiénes serán los funcionarios, quiénes irán presos por robar en este gobierno y quiénes serán los gobernadores, obispos, empresarios, medios favorecidos por la repartija. Pero la elección ya la ganó Sergio Massa.
Lo que parece una pena, oh, es que su triunfo sea a través de Macri o de Scioli, pero su planteo político, corrido a la derecha, superficial y banal, ya triunfó.
Dejó de primerear en las encuestas porque Macri se corrió un poquito al centro y el Frente Para la Victoria blanqueó las cosas: Scioli es lo mismo que Massa y que Macri.
Lo demás es sobreactuación, boludeces de la industria del chamuyo político. Son las sobras del poder que entran en la repartija pero que no definen los ejes centrales de lo que sucederá.
¿Funcionará?
¿Le conviene al país?
No, yo creo que no.
Pero mi opinión es minoritaria.
La alianza que Macri y Massa armaron en el 2013 y se rompió al otro día, tuvo un desertor en el último minuto: Scioli. Lo que siempre estuvo en juego son cuestiones personales. El poder, la guita, los privilegios, los egos, los negocios.
Por fin hay una Argentina previsible: gane Macri, Scioli o Massa, el Partido Justicialist, que el partido del poder, será ultraoficialista. Como ahora.
Pero ojalá el próximo gobierno logre duplicar la pobreza -dejarla en 8%, ahora está en 4- y duplicar la inflación -llevarla al 12% anual en el 2016, hoy está en 6- y estigmatice a los pobres publicando cuantos son y evalúe con criterio privatizador y neoliberal el desempeño de Chevron, Telefónica, Cristóbal y un largo etcétera nacional y popular de privatizadores seriales.
Y frene el desendeudamiento que consiste en endeudarse a tasas delirantes.
Sencillo el asunto.

Lo demás son migajas de buitres que comen las sobras en nombre de la militancia.