El intendente es Macri, no Ibarra, por eso, en los vericuetos por donde se cola la historia, quedará, Macri, tarde o temprano cuando deje de mariconear a lo Ibarra, como el intendente del momento en que se distribuyeron los ingresos progresivamente. De haber sido electo intendente el millonario culposo Daniel Filmus, los chaqueños seguirían pagando el subte, los formoseños la policía de los ricos en el puerto, los jujeños los colectivos que toman los trabajadores mugrantes -no es un error- del conurbano. El embudo que concentra la riqueza en el puerto se está, de a poco y por ciertas condiciones políticas particulares, revirtiendo. Es mérito, principalmente, de Cristina, la presidenta.
Y sus efectos, que los porteños mayormente desconocen, se sentirán en muchos años. Aunque, comenzar a pagar impuestos, para los sectores ricos, sea una absoluta novedad. Un porteño no distingue tasas de impuestos por que nunca los pagó. No se priva de explicar al catamarqueño cómo votar por que desconocía, alienado, que el catamarqueño tiene que hacer malabares para pagar su policía, su transporte, sus etcéteras y además todos los etcéteras del porteño, sobre todo su universidad escandalosamente pública y su escuela escandalosamente privada, la del porteño. La distribución de la riqueza no trae, en el mediano plazo, votos. El desmembramiento de los subsidios más estúpidos -los directos al consumidor- y el andamiaje de concentración de la riqueza en el 10% de la sociedad tendrá, también consecuencias electorales. Por un lado, afecta a las oligarquías provinciales, incapaces de convertirse en burguesías, básicamente por su alianza con el puerto.
La ecuación, que también afecta a la dirigencia política subalterna es sencilla: si aumentan los costos en la ciudad portuaria o se equiparan a las provincias, los excedentes no serán radicados ahí, sino en la propia provincia. Muy lindo todo, buenas noches.
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Y sus efectos, que los porteños mayormente desconocen, se sentirán en muchos años. Aunque, comenzar a pagar impuestos, para los sectores ricos, sea una absoluta novedad. Un porteño no distingue tasas de impuestos por que nunca los pagó. No se priva de explicar al catamarqueño cómo votar por que desconocía, alienado, que el catamarqueño tiene que hacer malabares para pagar su policía, su transporte, sus etcéteras y además todos los etcéteras del porteño, sobre todo su universidad escandalosamente pública y su escuela escandalosamente privada, la del porteño. La distribución de la riqueza no trae, en el mediano plazo, votos. El desmembramiento de los subsidios más estúpidos -los directos al consumidor- y el andamiaje de concentración de la riqueza en el 10% de la sociedad tendrá, también consecuencias electorales. Por un lado, afecta a las oligarquías provinciales, incapaces de convertirse en burguesías, básicamente por su alianza con el puerto.
La ecuación, que también afecta a la dirigencia política subalterna es sencilla: si aumentan los costos en la ciudad portuaria o se equiparan a las provincias, los excedentes no serán radicados ahí, sino en la propia provincia. Muy lindo todo, buenas noches.
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no es por defender al megapelotudo de ibarra, pero hay que recordar que piloteó la ciudad durante la peor crisis económica y social de la historia sin endeudarla y sin desfinanciar los servicios públicos como salud y educación. macri no es pelotudo, es un terrible hijo de puta, lo que rompe lo rompe a propósito.
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