lunes, febrero 02, 2009

Evita, Laclau, Kirchner


Hasta hace muy poco tiempo, tenía la sensación de que no existía el peronismo tanto como un redefinido antiperonismo.
Hubo, luego, una transcición de tipo académica, acorde con el contexto sudamericano: un desprecio supuestamente republicano hacia el populismo, o las modalidades populistas. Luego, ese desprecio hacia las modalidades populistas se transformó en un desprecio hacia la modalidad populista de izquierda. Hoy, creo que existe un fuerte antikirchnerismo -cuyo antecedente cultural, su parentezco, se remonta al antiperonismo de cincuenta años atrás o, mejor dicho, a lo que representó Evita para los antiperonistas- y esto se debe a que no se puede (no es top) ser antiperonista hoy día, a que el radicalismo está hecho hilachas (con el corrimiento de sectores medios altos hacia el llamado peronismo disidente -de Perón-) y a la incorporación al kirchnerismo de sectores que provienen de otras tradiciones progresistas, principalmente jóvenes sin la dureza identitaria de décadas pasadas, y en torno a los nuevos clivajes que en verdad son redefiniciones de históricas disputas nacionales.

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