y bue...

Bien, veo que, en el post anterior -que dejé anoche- solamente se cargó la introducción, una publicidad de Garbarino que aparece siempre en los videos de Tensión Nacional (TN, por sus siglas en inglés). Se trataba de un reportaje de Joaquín Morales Solá a la ex chaqueña Elisa Carrió. Por ahí más tarde lo vuelvo a subir. Es impresionante porque, entre otras cosas, sobre Carrió no hay más nada que decir. Es directamente un lenguaje cínico, fabulador y declaradamente destituyente. Un leguaje que podría utilizar cualquier secta extremista de ultraizquierda o ultraderecha, pero la utiliza esta marginal, al lado de un periodista que da bien como la media del canal de cable del principal grupo empresario de la comunicación (y de la Asociación Empresaria Argentina, uno de sus principales sostenes). La vulgarización de la democracia, la falta de respeto a las instituciones, el mamarracho que significa la versión autóctona de los "republicanos" dejaría boquiabierto a un Lanusse, por poner un ejemplo. Así como la verba de Robustiano Patrón Costas (que no era un marginal político, precisamente, aunque su rol para el surgimiento del peronismo lo haya dejado en un rol algo ridículo en las páginas de la historia) era más moderada que la de Alfredo De Angelli (que fue saludada por la principal dirigencia política, empresarial y periodística de este país: ¿me siguen?), los decires de Carrió haría, me parece, sonrojar a Lanusse. Piruetas de la historia en un momento donde la oposición, enceguecida, se radicaliza. Y aunque de camino, pierde algunos hombres sensatos, éstos nunca llevan adelante un análisis crítico sobre qué materia componen su progresismo para terminar con estos personajes nefastos y, en todo caso, con qué derecho se hinchan el pecho para hablar de los fantasmas de uh..., corran los chicos de la pantalla: los intendentes del conurbano! Vaya circo: acá la enana peluda, acá el Hombre Bala, állá los fieros leones, la simpática foca y nuestro ejemplar africanod e los Intendentes del Conurbano. Y encima, hace como una semana que el Gallego no me invita a comer un asado.