Mandá al 2020 la palabra Choreo

Una vez le presté el teléfono celular a mi hermanita. Yo me quedé en Paraná y ella, con algo así como doce años, se fue a la casa de mis tíos en Rosario. Con mi teléfono. Mandó, después de ver no sé qué programa, mandó una palabra a la empresa UBBI - de Clarín, obvio- para que le reenvíen algo de ese programa de tele. No le enviaron una vez, sino decenas de mensajes pelotudos. Cuando me devolvió el teléfono, yo no podía llamar porque estaba consumido el abono. Lo dejé por ahí. Cambió el mes, y a los dos días, de nuevo, el abono consumido y una cantidad de mensajes boludos que llegaban de madrugada, a la mañana, a la tarde. Averigué cómo darlo de baja -porque me cansé de utilizar los métodos que divulga la propia empresa estafadora- y ahí supe que tenía que llamar a la empresa proveedora de los teléfonos (Movistar).

Donde me dijeron que no podían hacer nada (y ahí sospeché que iban en comisión) así que, fiel a mi estilo kirchnerista, los mandé a la concha de su madre y nunca les pagué la cuenta que me quedó después de dar de baja el servicio.

Después de un largo proceso de búsqueda en la página de la empresa estafadora, encontré los "términos de abuso" que, por cierto, no aparecen en las publicidades engañosas.

Ahí, en ese contrato leonino, dice cosas como ésta:

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Ahhh, están esperando, en el contrato, la parte que habla sobre cómo dar de baja el "servicio": no, no figura.

Así que, cuidado, señora, señor, aleje a los niños del Grupo Clarín, que andan sueltos por la calle y nadie hace nada, Susana.