Ya es un lugar común sostener que la política comunicacional del gobierno es un desastre. Yo coincido, a medias.
Entiendo que se está poblando de mercaderes de dudoso escrúpulo y muy poca inteligencia. Pero creo que el problema es más amplio.
Y abarca el relato. Y una zona oscura, opaca, del estado; que podemos llamar espacios donde prima el Aníbalibarrismo. La voluntad (enriquecida) de un centro de estudiantes. La vulgata del progresismo porteño, el festival de consultoras, la subestimación del pueblo y las organizaciones sociales; los doctores de la UBA; los oportunistas del staff permanente de "la cultura".
Hace seis años que al gobierno lo narra (y no es un elogio) Guillermo Moreno, sin dar reportajes, haciendo política, interviniendo -a mi juicio muy ineficazmente- en la realidad. No lo narran ni José Nun, ni Pepe Albistur; porque Guillermo Moreno es mejor que ellos. O más honesto intelectualmente, o más capaz.
No hay una política cultural, no hay un modo de decir, ya no el gobierno, el estado, el pasado, las perspectivas hacia el horizonte que no se espera. No lo hay, debería haberlo.Quizás responda a problemas políticos organizativos (las desventajas, más nítidas en tiempos de vacas flacas, del, ejem, centralismo democrático o verticalidad peronista) quizás ahí resida el núcleo del problema.
Pero brillan por su ausencia, los que deberían tener protagonismo.
Eduardo Duhalde, por ejemplo. Falta política, falta cultura, falta movilización nacional, federal, popular.
Que no es lo mismo que mover enormes recursos para hoteles, viáticos, consultoras, charlatenerías, que lleven a un contratapista porteño a Jujuy a ser escuchado por 15 personas (funcionarios de la secretaría de cultura local, que se aburren soberanamente) a Misiones, a Chubut.
Y muchos avisos en los medios amigos para contarle a los porteños que estuvo tal o cual en la provincia de Formosa. Como si eso fuese Formosa, la provincia. Jamás destinar ese dinero -incluído el dinero en publicidad- a que los formoseños, misioneros, jujeños, hagan la suya. Jamás, para qué. Se pierde el negocio, el arte de vender buzones, la gloriosa estrategia que, centrada en un distrito, ya no está llevando al notable triunfo de salir, con suerte, terceros. Y aguante el cooperativismo; que es un banco de la Pampa Húmeda, también.
Un caso contrario, desde la nada, lo representan el ya fallecido Nicolás Casullo y Horacio González.
Ricardo Foster, y el grupo Carta Abierta, han hecho más por cubrir ese hueco, que todo el tiempo en que la cultura, los medios, desarrollo social, se han manejado como un centro de estudiantes.
El Ministerio de Trabajo es la contracara, también (lo mismo, cuando existía el ministerio de Salud: hasta la llegada de Ocaña; que desfederalizó y paralizó las más inteligentes políticas de salud) Pero en el caso de cultura y medios, la presencia de Carta Abierta es más clara y contundente: nadie le pide autocríticas a ámbitos donde no proliferan; pero es correcto señalar estas falencias; porque devienen, luego, en fallas estructurales a la hora de organizar los grande slineamientos políticos.
Ahora que las elecciones van a mostrar una nueva -en rigor, la vieja- relación de fuerzas en distintos aspectos, bueno sería tomar nota que no hay en el gabinete ningún tucumano, ningún entrerriano, ningún formoseño, ningún chubutense. Que faltan cuadros de La Matanza y sorban de La Manza de las Luces. Así de simple.
La asignación de recursos debería tener correlato con el nuevo Congreso, y con el relato que necesariamente se hará del kirchnerismo: es la grasada, no la sofisticación.
Y quienes venimos -como en mi caso- de la izquierda, el progresismo, la centroizquierda o la transvesalidad, deberemos reconocer que, esto en sí mismo, no es portaestandarte de nada; y que, al igual que en el pejotismo y en la Fundación Mediterránea (para otras áreas) nosotros solemos vender paquetes cerrados de aplicación inmediata, en otros ámbitos, donde bajos las geniales teorías de estudiantinas progresistas, intentamos congraciarnos con los moldes preexistentes sin ningún éxito, para caer al olvido y que, los vendedores del paquete, se reciclen sin más en la próxima variante del "gobierno en disputa" o "alternativa progresista" o "mal menor"; al pedo.
Si no creyese nada de esto, nunca hubiera escrito en este blog, ni necesidad habría, ni lectores (pocos, pero buenos) tendría.
Ahora que viene el tiempo, quizás, de replegarse, es bueno notar que las tres o cuatro ideas fuerza que nos refugiarán, que serán el piso para volver a construir, no provinieron de los ámbitos encargados de pensarlas, difundirlas, ampliarlas, potenciarlas y enriquecerlas con un genuino y fortificante debate. Sino, a pesar de esos ámbitos.
Esa es, me parece, la política comunicacional que estuvo ausente: la de los candidatos testimoniales, la de los protagonistas; la de los verdaderos audaces, los que se juegan, hoy, mañana, su propio cuerpo y su propia derrota. Pero nunca una victoria.
Digo esto con mucho dolor, y algo de autocrítica.
Hoy, más que nunca, los cómos son los qués.
ResponderBorrarLos qués de Néstor y Cristina son muy buenos, pero los cómos son desastrosos. Ergo, se entiende que los qués son los que fallan.
Por los cambios estilísticos que se han visto, alguien se los dijo, pero no lo han entendido, especialmemte Cristina que sólo parece saber hablar enfáticamente de temas que ni debería abordar y dejárselos a otros.
Uno de los problmas es que no hay otros.
Otro, es que el problema no es Albistur, sino que ni Néstor ni Cristina entienden un pomo de comunicación, ni les interesa entender.
Y mirá que son muy inteligentes, eh!
un post muy sincero.
ResponderBorrarNos preguntamos si hay alguno de los bloggers K en algun puesto mas o menos relevante en cuanto a comunicacion se refiere. Queremos decir comunicacion de masas :P
Acá tenés el comunicador que le falta al gobierno: http://lacosaylacausa.blogspot.com/2009/06/chiche-gelblung-no-te-lo-pierdas.html
ResponderBorrarY... es lo que hay