miércoles, julio 15, 2009

Religiones cívicas


La comedia del diálogo despliega, en su ineficacia concreta de set televisivo, las interesantes tácticas del estilismo opositor.
La ausencia del gran dialogador de la traición, Julio Cobos, revela que jamás puede construir su imagen de mequetrefe por encima de rehusar los escenarios que otros, más creativos, le arman.
La de Carrió, en cambio, visibiliza que el único escenario donde su dramaticidad cargada de cinismo tiene cabida es en el apocalipsis que desde hace tanto desea, vestido de anuncio.
Morales, el titular de la ONG radical, en cambio, se mueve a sus anchas: ésa es la única razón de ser tras la muerte del liderazgo de Alfonsín y el corrimiento hacia la centro derecha del radicalismo: moverse en las plastificadas instituciones como entidad jurídica de alquiler a la corporación de moda.
El peronismo disidente, o peronismo iraní, en cambio, puteará con razón: no tienen juego cuando se habla de institucionalizar el diálogo, porque algunos de sus líderes tienen votos, más no instituciones que los sostengan. Curiosa pirueta de la ambigüedad de cuestionar, desde el naufragio de ayer a los papelitos picados de comparse de hoy, la falta de diálogo.
¿En nombre de qué, o de quién, más allá de las plumas alegres del Grupo Clarín, podría, por ejemplo, Reutemaaaaan sentarse a escuchar un diálogo (suponer que él verbalice algo sería demasiado)? ¿Del peronismo como individualidad, del peronismo oportunista, de la politiquería de encuestas de imagen, de la rentabilidad sojera, en representación de su doble en Gran Cuñado?
No, si hablan los partidos políticos, no habla el poder, a eso, los radicales le llaman diálogo.
Al cual, por supuesto, no puede concurrir ni Technin ni Clarín, ni las cinco exportadoras multinacionales granarías. A lo suma, con la vestimenta de la AEA, de la UIA, de la Mesa de Enlace, pueden negociar en secreto, mano a mano con las autoridades estatales, cómo se llevan nuestros impuestos.
A eso se le llama diálogo. Se lo festeja, se lo exalta, se lo bendice en el altar de las virtudes de los dioses.
Es el viejo modelo corporativo, edulcorado con toques de tarta gallega, sinopsis dudosas de lo que ocurre “en los países serios” y otros sudarios, de consumo interno, que solamente dejan fuera, en el mejor de los casos, al 60% de los argentinos. En el mejor de los casos.
Ya tuvimos una experiencia dialoguista, consensual, corporativa. Se la recuerda poco. Comenzó con un ministerio para cada corporación real, una secretaría para nicho ideológico, una subsecretaría para su lista contraria. Terminó con gabinetes de unidad nacional y llamados al diálogo, y 37 muertos.

5 comentarios:

  1. Excelente Lucas, excelente.
    Más allá de que todos sabemos que a estos tipos "el diálogo" en serio les chupa un reverendo huevo, lo triste y patético es que "la gente" siga creyendo que la democracia se basa en "el diálogo" vacío, hipócrita y naif promovido por los grandes medios y los salvadores de las instituciones republicanas (el Chancho místico chaqueño, la UCR toda, etc, etc, etc) y no en el conflicto. Claro, se olvidan que vivimos en una sociedad de clases.
    Está claro que a "la gente" le hace falta un buen baño de real politik.
    Saludos

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  2. Luis no sería lindo poner como "agenda" del diálogo que vivimos en una sociedad con clases sociales?

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  3. Lucas, muy bueno el blog, recién lo conozco y voy a volver por acá. Esperá que hizo un gol Estudiantes.
    Diego - Longchamps

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  4. Lucas, muy bueno el blog, recién lo conozco y voy a volver por acá. Esperá que hizo un gol Estudiantes.
    Diego - Longchamps

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  5. Totalmente Lucas. Más allá de que uno de los artilugios más efectivos del capitalismo es renegar de su esencia clasista, me parece que si perdemos de vista eso, nos olvidamos de lo más importante.
    Un abrazo.

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