Jorge Chemes se hizo conocido como furibundo anti derechos de exportación para la soja sin industrializar; luego con su frase de campaña: “Como en la guerra hay que ir matando a los de la primera fila; hay que barrer a la mayoría, a la mugre, para después sí empezar a remar”; lindoooo muchacho, no?
Finalmente, como candidato a diputado nacional del Acuerdo Cívico del Club Social en Entre Ríos, ganó las elecciones y hoy es diputado nacional.
Recién fui con mi amigo José Cáceres a una pequeña localidad "de campo" que se llama Seguí, a un encuentro que organizaba el esposo de Fabiola Claret. Fui porque disertaba mi amigo Carlitos Matteoda que ahuuuura va como tipo que descubriendo que la gente de campo tan guenita no era eh!!
En fin, resulta que yo estaba comiendo asado y me pongo a conversar con el intendente Hernández (localidad muy pequeñita), el Flaco Goleoli, cuando me cuenta que el compañero Chemes, diputado nacional, hombre de los asuntos públicos, administra ahí 800 hectáreas (de lejos un patrimonio multimillonario) de las cuales la mitad es de supropiedad y el resto de los hermanos. El buen hombre jamás se dignó en los últimos 20 años a pagar una tasa municipal o un impuesto provincial, aún con las recontrairrisorias cifras que se pagan. Las recontrareirrisorias cifras que se pagan, reiteramos y urgente. Jamás, jamás, pagó un centavo. Hombre preocupado por los asuntos públicos, con, ay, "vocación política", hizo un acuerdo acogiéndose a la moratorio y renegoció su deuda -antes de de ser conocido por las declaraciones que a Hitler le darían verguenza- en módicas 60 cuotas. Reiteramos y urgente: en módicas 60 cuotas. Con un problemita: pasaron unos módicos cuatro años y el compañero Chemes de las 60 cuotas no pagó ni una módica cuota. No pagó, jamás. Nada. En su vida a apagado un impuesto. Eso sí, cultivar la patria es servir a la nación, eh. Jamás pagó un moderado, módico, mínimo impuesto como para justificar el succulento sueldo que ahora recibirá de quienes sí pagan impuestos, para defender su multimillonaria empresa.
Es casi imposible una intimación, porque el clima cultural que instaló la derecha revolucionaria significaría a una intimación como una persecución política, a los viejos adoradores de la dictadura, ni más ni menos.
Así están las cosas, che.
Finalmente, como candidato a diputado nacional del Acuerdo Cívico del Club Social en Entre Ríos, ganó las elecciones y hoy es diputado nacional.
Recién fui con mi amigo José Cáceres a una pequeña localidad "de campo" que se llama Seguí, a un encuentro que organizaba el esposo de Fabiola Claret. Fui porque disertaba mi amigo Carlitos Matteoda que ahuuuura va como tipo que descubriendo que la gente de campo tan guenita no era eh!!
En fin, resulta que yo estaba comiendo asado y me pongo a conversar con el intendente Hernández (localidad muy pequeñita), el Flaco Goleoli, cuando me cuenta que el compañero Chemes, diputado nacional, hombre de los asuntos públicos, administra ahí 800 hectáreas (de lejos un patrimonio multimillonario) de las cuales la mitad es de supropiedad y el resto de los hermanos. El buen hombre jamás se dignó en los últimos 20 años a pagar una tasa municipal o un impuesto provincial, aún con las recontrairrisorias cifras que se pagan. Las recontrareirrisorias cifras que se pagan, reiteramos y urgente. Jamás, jamás, pagó un centavo. Hombre preocupado por los asuntos públicos, con, ay, "vocación política", hizo un acuerdo acogiéndose a la moratorio y renegoció su deuda -antes de de ser conocido por las declaraciones que a Hitler le darían verguenza- en módicas 60 cuotas. Reiteramos y urgente: en módicas 60 cuotas. Con un problemita: pasaron unos módicos cuatro años y el compañero Chemes de las 60 cuotas no pagó ni una módica cuota. No pagó, jamás. Nada. En su vida a apagado un impuesto. Eso sí, cultivar la patria es servir a la nación, eh. Jamás pagó un moderado, módico, mínimo impuesto como para justificar el succulento sueldo que ahora recibirá de quienes sí pagan impuestos, para defender su multimillonaria empresa.
Es casi imposible una intimación, porque el clima cultural que instaló la derecha revolucionaria significaría a una intimación como una persecución política, a los viejos adoradores de la dictadura, ni más ni menos.
Así están las cosas, che.
Lo que el compañero Marcos Aguinis llamaría ¡un héroe!
ResponderBorrarAquí, por el partido de Azul tenemos Chemes como para hacer compota (dicho popular cuando abunda algo).
ResponderBorrarEl piojo resucitado
Sin palabras Lucas, y ahora van por el cajoneo del revalúo fiscal de la mano de Jorge Pedro...
ResponderBorrarSi no se les pone limites van a terminar gobernado todo ellos en su propio beneficio.
Es que el hombre tiene una táctica revolucionaria para destruir al estado burgués: desfinanciarlo dejando de pagar impuestos. De la debacle que esto produciría (diría Clarín) la alianza de propietarios (rurales) y proletarios vería servida en bandeja la posibilidad de hacerse con el control de dicho estado para implantar la dictadura democrática de obreros y campesinos.
ResponderBorrar¿Cómo? ¿Qué éste no es del PCR? ....Hummm, la coincidencia de métodos es más que llamativa, entonces.
Está bien, el facho este es el principal responsable por no pagar, pero el Estado, o sea todos nosotros, también estamos en falta por dejar que estas cosas pasen. Que millonarios como este garca se salgan con la suya evadiendo impuestos, cuando en otros países bien podrían ir directamente en cana.
ResponderBorrarEso es una verguenza.
Saludos