miércoles, septiembre 30, 2009

Hay días que me gustan.





-A las ocho y media de la mañana nos encontramos en Santa Fe- arreglamos con Fernando Báez. Como lo llamaba, a medianoche, desde el teléfono de mi amigo José Cáceres, cuando corté, José se reía. A las ocho y media. Sí, me voy a levantar. Está la audiencia pública sobre la ley de medios.
-Vas a exponer?
-La convocaron los senadores de Reutemaaaan, así que me voy a anotar. Tengo que llevar una ponencia escrita para mañana.
Y seguimos hablando de Venezuela y de Estados Unidos. Se va, José, a esos dos lados con el Gobernador Urribarri (arrastro ganas de escribir, algún día, sobre Urribarri), después del acto de hoy (ahora, mientras escribo esto en mi departamento, sin Internet) en Paraná con la Presidente. Y entre Chávez y Perón, Velazco Alvarado y el APRA peruano, se iban las cervezas (y los minutos). Suerte, camarada, lo despedí al alba. Me acosté a las seis, me levanté, aunque mi aceitosa vanidad se quedo durmiendo, al lado del orgullo gordito, una hora y media después. Me dormí en la ducha y llegué tarde al senado santafesino.
Iba planificando, de camino. Nunca fui a una audiencia pública, aunque he visto –y veré- muchas leyes pasar. Y leyes claves, drásticas, importantes. Sin embargo, no sé cómo carajo es una audiencia pública. Me imaginaba a los amargos senadores mirándome. Bostezando. Me dijeron que la resolución de la cámara alta por unanimidad buscaba recrear el escenario- a la medida del patotero (ver expedientes judiciales de sus monumentales piñas) Daniel Vila- que se intentó producir en Mendoza.
Así que, incluso, llevaba un saco. Las zapatillas y el jeans, pero el saco, concesión a Mi Pequeña que, como yo, tampoco tenía ni idea de qué es y cómo se hace una audiencia pública en el senado. Ella es más chica, y no tiene la actividad que, aunque módica… activa, he tenido y tengo yo en la política. Se me hará, intuyo, largo este texto. Y bue. El gallo canta hasta morir. Pero el gallo es un pelotudo. Si la hago larga es porque se me da la gana, que total. Pero resalto: casi nadie sabe cómo se hacen las audiencias públicas. Vamos aprendiendo. Un notable avance, eh. Iba con mi saco entonces, y pienso, oh, rayos y truenos y centellas: no traje ni mi documento ni la credencial de periodista, que podía, en todo caso, servirme. Ni tampoco, por cierto, hice ninguna ponencia. Ni sé qué quiero decir, en 5 minutos. Fui elaborando el plan. Era así. La ponencia, me paro en un ciber y la imprimo del mail: el primer borrador que los compañeros de Un Día Peronista me reenviaron amablemente, para que la lea, antes de presentarla (ellos) en el Senado Nacional. Total, no se dan cuenta. Y después digo lo que quiera, aunque no coincida con el papel presentado (no puedo copiar ni repetir a ese nivel, ya es mucho). Y sobretodo, ya que estamos, cuento que, para saber cómo salieron las elecciones del domingo, tuve que comprar El Ciudadano y la Capital, los diarios de Rosario, pero el UNO para saber de la capital santafesina. Tres diarios, porque ninguno cubre la provincia. Pero los tres son de Vila. La ley no incluye gráfica, pero esto sirve de disparador. Que los canales de Rosario –que no se ven en Santa Fe- y los de Santa Fe –que no se ven en Rosario- repiten contenido producido en y para la ciudad de Buenos Aires. Que yo me crié yendo cerca de casa a Canal 5 a los programas de Pepe Payaso y Ratontito en Rosario. Y mirando, en Paraná, por el Canal 13 de Santa Fe a Tincho Carpincho y el Abuelo Lobato. Que hoy no hay eso. Que los de Campo en Acción hacían tres programas diferentes en Rosario, Santa Fe y Paraná. Y así. Iba a decir más, en realidad. Iba a decir cosas más duras. Pero, ya sigo.
La audiencia se sacó del recinto del Senado y se llevó a enfrente por la cantidad de gente, al Museo Provincial. Buen dato, la cantidad de gente debe ser nuestra. Me cruzo. Un cana me dice Buenos Días, buen dato, todavía no tengo pedido de captura. Me acerco a la recepción, digo yo Buenos Días, quiero anotarme para…sí, dígame. Doy mis datos. Amago sacar el documento (que oportunamente diré: uh, me lo olvidé y saraza). Nadie me pide DNI, mejor dato. ¿Ponencia por escrito? Nada, nadie pide ni pregunta ese requisito. Bien. Mire, señor, me dice la mujer –mal dato, yo todavía no soy un señor: soy un grácil joven de espíritu atlético y nobles ideas para salvar ballenas- le informo que por la cantidad de oradores, hemos extendido estas audiencias públicas y su turno sería el lunes. Buenísimo, me acuesto a dormir hasta el lunes, me vengo sin ojeras, una maravilla. Voy a parecer más activo y locuaz que Juan Carlos Calabró y Antonio Carrizo en El Contra.
Entro al recinto. 300 personas. Muchas barbas, remeras, estudiantes, sindicalistas, la cosa pinta muuuy bien. Relajo los hombros, voy al baño, amago que meo: es para mirarme al espejo, las ojeras no son para tanto, dale que va.
Fernando Báez aparece en escena. El Trompa Brignoni (Diputado del Encuentro, partido de Sabatella) me abraza, él abre la jornada. Todo bien. Me presenta al enviado del Comfer. “Lucas es una de las estrellas de la blósfera”, le dice, y yo pongo cara de modesto, que es lo que hace un experto en soberbia. Me agrando interiormente, tratando de que no se note. Pero el tipo del Comfer ni sabe, ni le importa, además, quién soy. Maldito. Igual, buen tipo. Desde este blog, lo perdonamos. Humildemente, eh.
Ahí va Bettaninnnnnnn, le grito. El dirigente político más macanudo del país. Con el Betta, nunca la pasás mal. Es así. Y estaba ahí. Me presenta a Marcela de Venado Tuerto, le pregunto por mi amigo Charlie Boyle. Aguante Charlie.
Y de pronto, aunque no fue mi suegro –me enteré que habla muy bien de mí, hay que ver si le dura, en fin- hay un montón de conocidos. Esto es simple: acá ganamos, de lejos, por goleada; se me ocurrió. Fue peor. No había partido, jugaba un solo equipo. Tres empresarios, uno diciendo las burradas más grandes que yo haya escuchado, y vaya si he escuchado burradas eh, en serio: “en los pueblos chicos del interior donde no llega el capital privado, porque no es rentable, ni llega el estado por diversas causas, los servicios públicos son prestados por cooperativas. Ahí hay un monopolio de las cooperativas. Y nadie dice nada. NADIE HACE NADA con el monopolio de las cooperativasJujujuazzzzzzz!!!! Mi carcajada, lo juro, fue como un eructo, encima me agarraba la panza (cervecera y piola, cada vez más grandecita. Parezco embarazado, pero este feto debe tener ya unos varios meses. Unos 87 meses). Un conjunto de chicas de una escuela secundaria privada se dieron vuelta, ante el estruendo de mi risa. Yo pensé que las adolescentes iban a tirarme flores, besos y corpiños, pero no, las pendejas de mierda decían “qué le pasa a ese pelado”. Y me miraban a mí. Fea la actitud, eh. Los jóvenes ya no respetan a los mayores, hay una crisis de valores, me cago en el posmodernismo, la puta madre que me voy volviendo viejo. Y dejen de mirarme, pendejas imberbes, vuelvan a mandar mensajes de texto que la seño las va a cagar a pedo. Idiotas. Prosigo. El Betta tiró misiles, Reutemaaaan y Obeid, directo, al corazón. La vicegobernadora de Binner se portó. Hoffman, de Proyecto Surf, muy bien.

Ay.

Loco, paren la mano, que si termino elogiando a Binner y a Proyecto Surf me quedo sin labia. En fin, cinco horas después, nos vamos con Fernando, que me cuenta no se qué historia de un museo de Cayastá. Ahora lo llamo “Museo de Cayastá”; porque la historia era larga, incomprensible, y estábamos hablando del essimio (¿se escribe así, che, cuando es…bue.) periodista Rogelio Alaniz. Con quien trabé una linda amistad cuando fue mi profesor de sociología. Una linda amistad que derivó en un juicio académico, pero hasta los grandes amores tienen sus diferencias. Sigo, comimos unos ñoquis frente a Casa de Gobierno y al monumento al Santo Fassolo, padrino de la maceta, posta. Volviendo de camino a las audiencias, me quedé en el bar con el Trompa Brignoni, y otros compañeros, que contaban desopilantes historias del Frepaso y De La Rúa. Por educación, no voy a repetirlas. Hay damas presentes.


Sigo, y disculpas que no cuente casi nada de la audiencia pública. No tomé notas. Lo mío son las anécdotas sociales, de verdad. Vení, le digo a Raúl Degrossi (de paso, te busqué para ir a comer che) y le pedí a Fernando que me saque una foto.
Aldo Jarma creía que vos eras un personaje inventado por mí. Naaa, acá está, el compañero Degrossi. De quien me enteré, yo me entero de todo, que estuvo en un asado con los periodistas de la revista Entrelíneas. Buenos chicos, comprometidos y piolas.
Bueno, la cosa es que no dije nada en la audiencia pública, tenía que ir al acto de Cristina y no fui, y mi vida es un desastre: mi mujer me dejó una nota que dice: “te pedí que devolvieras la película y si querías saques otra. TRAJISTE CUATRO (4) películas de COSTA GRAVAS!!”.
Mi mujer no me entiende. No me escucha. En casa no me escuchan, por eso tengo este blog. Encima la hice re larga. Voy en Word cuatro páginas. ¿Sabés de dónde viene la frase “hazte fama y échate a dormir”? No, no de la canción de Fito Páez, sino de una teja, colonial, que tiene esa inscripción. La teja está en el Museo de Cayastá. Me lo contó Fernando Báez. Seguramente es mentira. Yo siempre le dije que él debió haberse dedicado al periodismo. Al periodismo independiente.

Eh.




6 comentarios:

  1. Un gusto haberlo conocido. Ahora veo que estabamos todos mas o menos igual con las horas de sueño, yo cargaba unas ojeras delatoras de mis apenas 3 horas de almohada y los casi 400 km recorridos. Igual nos veíamos bien, se nos notaba lo de dueños de la pelota, el potrero y la Coca.
    Un abrazo.

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  2. Todos somos peronistas ,por mas que nos resistamos.

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  3. Lucas:

    Kofman es de proyecto surf
    Hoffmann (ATE) es del Frente Transversal de Depetris. Que no es lo mismo pero es igual.

    saludos.

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  4. Lucas contá las historias del fREPASO...ASÍ NOS REIMOS, nosotros también.. y el Trompa las conoce bien..y nsotros un poquito je.

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