- En los países del primer mundo, o en los países desarrollados, o en los industrializados, o en los piratas, o en los más contaminantes y preocupados por la contaminación mundial, llámeselo como quiera; el periodismo y la comunicación atraviesan una coyuntura incierta. Se están buscando nuevos modelos de negocios básicamente porque Internet no es rentable para el periodismo de redacción. O mejor dicho: no se puede trasladar el esquema de negocios de un diario en papel a Internet.
Hay tres posibilidades en danza (de acuerdo a mis primitivos saberes):
1) cobrar por acceder a los contenidos (lo que requiere un drástico cambio en la actual modalidad de acceso a los contenidos: algo que podría imitar a ciertas “redes sociales” que restringen servicios a países como el nuestro por cuestiones de rentabilidad, escala de mercado y sistemas monetarios),
2) ser solventado por el estado (réplica de los canales estatales europeos o en nuestro país del funcionamiento real de los distintos medios afines de los distintos gobiernos) o
3) transformarse en algo así como fundaciones, ONG, etc, que puedan recibir donaciones y estar exentas de impuestos (como funcionan las universidades estadounidenses o, en nuestro ámbito, algunas empresas como Poder Ciudadano, los colegios vaticanos o las Fundaciones de empresas altamente rentables).
-Ese debate en democracias corporativas como la nuestra, donde el principal grupo de medios es Clarín –que se dedica fundamentalmente al periodismo político como modo de conseguir mercados favorecidos por el estado, como el de televisión por cable- todavía no se da.
Los grandes grupos económicos (ya aparte de Clarín, que es un gran Grupo Económico, pero esencialmente de medios de comunicación) tienen medios que pierden plata, o ganan muy poco para sus escalas, y pagan fabulosos salarios sólo porque esos medios son parte de la estrategia diversificada para conseguir otros negocios. Como el objetivo es la “influencia”, el nicho de esos medios a pérdida es el periodismo. Exactamente lo mismo que sucede con algunos programas bancados por éste o anteriores oficialismos. Pero esto no quiere simplificar que en una u otra modalidad (pública o privadísima) el periodismo sea nada más que eso, no es así, ni en los empresarios, ni menos todavía, en los periodistas.
-La diversificación como estrategia empresarial se asienta en cambios operados desde hace treinta años en los patrones de acumulación y en las sucesivas flexibilizaciones laborales, y esas empresas migran y mutan y se modifican de acuerdo a los niveles de rentabilidad de cada nicho. Sin embargo, suelen poseer un medio de comunicación, un segmento en un medio de comunicación, o alianzas publicitarias sólidas con algunos medios, como parte, justamente, de la estrategia de diversificación basada en la búsqueda flexible y mutante de rentabilidad.
Esta lógica se replica en toda la Pampa Húmeda con altos niveles de concentración y centralización de capital pero, sobretodo, en el plano comunicacional, de contenidos.
Los medios más chicos, predominantes en el interior (es decir fuera de la Pampa Húmeda y la capital), replican esta lógica tienen mayores influencias del conservadurismo corporativo (para hacerla corta: el cura, el milico y el gaucho). Los medios del interior pertenecen a familias antiguas que hacen política, de un modo más o menos abierto, pero sin tantos tapujos como en la Pampa Húmeda.
-De todos modos la avanzada tecnológica va a redefinir muchas cosas. Ya se encontrará un modelo de negocios para Internet, supongo: el capitalismo ha logrado estas cosas, aún en coyunturas más difíciles y la mercancía no es sólo, pero también es una mercancía.
La propia necesidad del mercado de ampliar la tecnología e incorporar nuevos consumidores lleva a la existencia de un mercado, sólo resta saber cómo rentabilizarlo. Pero, además, los diarios en papel los compran ciertos sectores sociales. ¿Adquirirán sus hijos esos hábitos o, por el contrario, leerán con mayor naturalidad por Internet? Una de las claves puede estar en el diario Olé, escrito en sus inicios para y leído por adolescentes (habrá que ver si en el nuevo esquema de “fútbol gratis” este diario resulta, en la nueva configuración de Clarín, rentable. Todavía falta para saberlo). Por ahora, ambos formatos se complementan lentamente. Pero tiende a cambiar la modalidad de lectura (basta ver los nuevos diseños de Clarín, y Página 12 o BAE, y en menor medida La Nación –donde cada necrológica es un lector menos- está claro que esos diseños les “hablan” a lectores acostumbrados a navegar por Internet. No pasa lo mismo con los diseños de Popular, Crónica o UNO de Mendoza, quizás en los dos primeros por cuestiones de clase/educación; pero no sé), la modalidad de lectura entre los que tienen más “poder de lectura” se disemina, y está en terapia intensiva la objetividad, que no es lo mismo –menos aún sinónimo- de periodismo. ¿Es producto de esa diseminación de la lectura entre quienes poseen el capital social del “poder de lectura”? Qué se yo.
-¿Qué va a pasar con eso? Ni idea.
Pero, pongamos un ejemplo. Ahí va: fulano, o yo, compro Página 12; la revista Debate y el suplemento Ni a palos (porque lo hacen los de Un Día Peronista) y leo a Artemio López, La Barbarie y a Carrasco en contra de la legalización de la marihuana. Después, me siento a cenar con mi tía, que lee el Tribuno de Salta, Clarín (aunque ella crea que le mienten hasta en Ollas y Sartenes. De hecho, ponele que crea que lo único cierto de Clarín sea el precio) y mira el indignaciómetro que calcula Nelson Castro. ¿Podemos hablar el mismo lenguaje?
Repito: ¿podemos hablar el mismo lenguaje, eh, a ver qué opina este fanático kirchnerista que no se preocupa por los poooooobres?
La respuesta es que sí, claro que sí: hablamos el mismo lenguaje no sólo porque es mi tía sino porque la agenda periodística es, hasta hoy, la misma. Hasta para pelear se necesita una agenda compartida. De hecho, si con tu esposa discutís siempre sobre lo mismo, calma, tu matrimonio está a salvo. (Disculpá por el dato).
-¿Cuánto durará esa mismidad de la agenda periodística? Yo presumo una cosa: (y en esto se me debe hacer caso: todo lo que he presumido –y de presumido sé mucho, convengamos- ha sido errado, así que sólo basta leer mis argumentos y suponer que, sencillamente, pasará lo contrario. Pero hay que leer como mi pequeña lee el horóscopo: con oscura y profunda fe sabiendo que, en realidad, sucederá lo contrario)
Cosa que Presumo:
la agenda periodística se centrará pero se diseminarán las líneas editoriales. Porque el rol de editor es central, no creo que desaparezca. ¿Cómo leer sin un mapa, sin un ordenador, sin coordenadas? La respuesta no es tan simple. Pero, ponele otro ejemplo. Pepita, ponele Pepita, no? Porque mi tía no lee el Tribuno de Salta, lee un semanario que se llama Ofertas de Coto (porque Carrefour es oficialista). Pepita entonces llega de trabajar diez horas en un aviso de televisión sobre jabón en polvo “El Polvazo” que te vuelve flaca, feliz y rozagante como ningún otro jabón, y no mientas más Gianola. De acuerdo a la definición de Gramsci; Pepita es una intelectual orgánica de la secta de los anunciadores de jabón en polvo- clase que no es en sí ni para sí, sino porque sí.
Quiere saber de qué va y en qué la afecta la nueva Ley de Radiodifusión. No posee el tiempo para leer durante siete horas diarias estos complejos asuntos. O lo lee a Quintín o lo lee a Martín Rodríguez. Ambos le podrían explicar cosas distintas sobre un mismo tema.
Fin de la Cosa que Presumo.
-Internet profundiza los aspectos relacionales y la discusión, el debate, no desaparecerá en tanto abordemos aristas públicas (cada vez más amplias. ¿O no han visto un cruel, intolerante, alejado del diálogo y el consenso, debate sobre lo último que suceda en el programa de Viviana Canosa?)
-Aristas públicas no implica necesaria o solamente cuestiones políticas, de hecho, creo que se está reconfigurando la isla de lo público; hacia planos más diversos y especializados; más o menos masivos, pero en todo caso, concurrentes en tanto públicos.
- Sigo. Internet no aísla a las personas. Por Internet supe que a Mendieta le gusta Abelardo Castillo, lo conocí a Bettanin en persona, me fui a comer con Eva Row y le hice creer a un puñado de buena gente que me cagué a piñas con Diego F. Internet acerca a las personas, como los jabones en polvo que te llevan a Gianola hasta tu casa mientras tu marido no está y vos en el lavarropas envejecés soñando con un polvo televisivo. Una de dos: o te frustrás o te toca el timbre Gianola. El problema –y no me quiero ir del tema- es que cada vez que suena el timbre, la casada frustrada larga la ropa a la mierda y abre la puerta con las mejillas sonrosadas y la entrepierna montada a un potro helvético: mmm… error! al abrir la puerta los ves: otra vez los evangelistas regalando biblias.
-Esta vez sí sigo de verdad: Sí habrá más pluralidades políticas de líneas editoriales posibilitadas por las nuevas tecnologías. Pluralidades no infinitas, sino finitas y sujetas a nuestras estructuras jurídico políticas (que tienden al bipartidismo y al federalismo). Y justamente esa diversidad de líneas editoriales, y justamente la débil institucionalidad, junto al diseño electoral de nuestro país, derivan en un probable desdibujamiento de la ilusión mortecina de la objetividad; hacia campos de disputa trazados y definidos. El riesgo no radica en la muerte de la objetividad, menos en su secuestro o clausura o control: no jodamos, la objetividad es como el Negrito Carmona del tango “Entre Curdas”. La cana, el estado, se lo puede llevar preso al muerto (que están velando) para prestar declaración en la comisaría. Y eso armar un revuelo de la san puta, pero el Negrito Carmona ya estaba muerto, che.
Puede ocurrir una reubicación de la ilusión de objetividad en, justamente, su dimensión ilusa. Acaso necesaria, probable, definitoria, precaria; indecible, pero ilusa.
-Ahí estará, entonces, la objetividad: como el Negrito Carmona.
“El muerto fue detenido, pues un novicio botón, se lo llevó detenido, pa prestar declaración”.
No es una mala noticia, después de todo.
Hay tres posibilidades en danza (de acuerdo a mis primitivos saberes):
1) cobrar por acceder a los contenidos (lo que requiere un drástico cambio en la actual modalidad de acceso a los contenidos: algo que podría imitar a ciertas “redes sociales” que restringen servicios a países como el nuestro por cuestiones de rentabilidad, escala de mercado y sistemas monetarios),
2) ser solventado por el estado (réplica de los canales estatales europeos o en nuestro país del funcionamiento real de los distintos medios afines de los distintos gobiernos) o
3) transformarse en algo así como fundaciones, ONG, etc, que puedan recibir donaciones y estar exentas de impuestos (como funcionan las universidades estadounidenses o, en nuestro ámbito, algunas empresas como Poder Ciudadano, los colegios vaticanos o las Fundaciones de empresas altamente rentables).
-Ese debate en democracias corporativas como la nuestra, donde el principal grupo de medios es Clarín –que se dedica fundamentalmente al periodismo político como modo de conseguir mercados favorecidos por el estado, como el de televisión por cable- todavía no se da.
Los grandes grupos económicos (ya aparte de Clarín, que es un gran Grupo Económico, pero esencialmente de medios de comunicación) tienen medios que pierden plata, o ganan muy poco para sus escalas, y pagan fabulosos salarios sólo porque esos medios son parte de la estrategia diversificada para conseguir otros negocios. Como el objetivo es la “influencia”, el nicho de esos medios a pérdida es el periodismo. Exactamente lo mismo que sucede con algunos programas bancados por éste o anteriores oficialismos. Pero esto no quiere simplificar que en una u otra modalidad (pública o privadísima) el periodismo sea nada más que eso, no es así, ni en los empresarios, ni menos todavía, en los periodistas.
-La diversificación como estrategia empresarial se asienta en cambios operados desde hace treinta años en los patrones de acumulación y en las sucesivas flexibilizaciones laborales, y esas empresas migran y mutan y se modifican de acuerdo a los niveles de rentabilidad de cada nicho. Sin embargo, suelen poseer un medio de comunicación, un segmento en un medio de comunicación, o alianzas publicitarias sólidas con algunos medios, como parte, justamente, de la estrategia de diversificación basada en la búsqueda flexible y mutante de rentabilidad.
Esta lógica se replica en toda la Pampa Húmeda con altos niveles de concentración y centralización de capital pero, sobretodo, en el plano comunicacional, de contenidos.
Los medios más chicos, predominantes en el interior (es decir fuera de la Pampa Húmeda y la capital), replican esta lógica tienen mayores influencias del conservadurismo corporativo (para hacerla corta: el cura, el milico y el gaucho). Los medios del interior pertenecen a familias antiguas que hacen política, de un modo más o menos abierto, pero sin tantos tapujos como en la Pampa Húmeda.
-De todos modos la avanzada tecnológica va a redefinir muchas cosas. Ya se encontrará un modelo de negocios para Internet, supongo: el capitalismo ha logrado estas cosas, aún en coyunturas más difíciles y la mercancía no es sólo, pero también es una mercancía.
La propia necesidad del mercado de ampliar la tecnología e incorporar nuevos consumidores lleva a la existencia de un mercado, sólo resta saber cómo rentabilizarlo. Pero, además, los diarios en papel los compran ciertos sectores sociales. ¿Adquirirán sus hijos esos hábitos o, por el contrario, leerán con mayor naturalidad por Internet? Una de las claves puede estar en el diario Olé, escrito en sus inicios para y leído por adolescentes (habrá que ver si en el nuevo esquema de “fútbol gratis” este diario resulta, en la nueva configuración de Clarín, rentable. Todavía falta para saberlo). Por ahora, ambos formatos se complementan lentamente. Pero tiende a cambiar la modalidad de lectura (basta ver los nuevos diseños de Clarín, y Página 12 o BAE, y en menor medida La Nación –donde cada necrológica es un lector menos- está claro que esos diseños les “hablan” a lectores acostumbrados a navegar por Internet. No pasa lo mismo con los diseños de Popular, Crónica o UNO de Mendoza, quizás en los dos primeros por cuestiones de clase/educación; pero no sé), la modalidad de lectura entre los que tienen más “poder de lectura” se disemina, y está en terapia intensiva la objetividad, que no es lo mismo –menos aún sinónimo- de periodismo. ¿Es producto de esa diseminación de la lectura entre quienes poseen el capital social del “poder de lectura”? Qué se yo.
-¿Qué va a pasar con eso? Ni idea.
Pero, pongamos un ejemplo. Ahí va: fulano, o yo, compro Página 12; la revista Debate y el suplemento Ni a palos (porque lo hacen los de Un Día Peronista) y leo a Artemio López, La Barbarie y a Carrasco en contra de la legalización de la marihuana. Después, me siento a cenar con mi tía, que lee el Tribuno de Salta, Clarín (aunque ella crea que le mienten hasta en Ollas y Sartenes. De hecho, ponele que crea que lo único cierto de Clarín sea el precio) y mira el indignaciómetro que calcula Nelson Castro. ¿Podemos hablar el mismo lenguaje?
Repito: ¿podemos hablar el mismo lenguaje, eh, a ver qué opina este fanático kirchnerista que no se preocupa por los poooooobres?
La respuesta es que sí, claro que sí: hablamos el mismo lenguaje no sólo porque es mi tía sino porque la agenda periodística es, hasta hoy, la misma. Hasta para pelear se necesita una agenda compartida. De hecho, si con tu esposa discutís siempre sobre lo mismo, calma, tu matrimonio está a salvo. (Disculpá por el dato).
-¿Cuánto durará esa mismidad de la agenda periodística? Yo presumo una cosa: (y en esto se me debe hacer caso: todo lo que he presumido –y de presumido sé mucho, convengamos- ha sido errado, así que sólo basta leer mis argumentos y suponer que, sencillamente, pasará lo contrario. Pero hay que leer como mi pequeña lee el horóscopo: con oscura y profunda fe sabiendo que, en realidad, sucederá lo contrario)
Cosa que Presumo:
la agenda periodística se centrará pero se diseminarán las líneas editoriales. Porque el rol de editor es central, no creo que desaparezca. ¿Cómo leer sin un mapa, sin un ordenador, sin coordenadas? La respuesta no es tan simple. Pero, ponele otro ejemplo. Pepita, ponele Pepita, no? Porque mi tía no lee el Tribuno de Salta, lee un semanario que se llama Ofertas de Coto (porque Carrefour es oficialista). Pepita entonces llega de trabajar diez horas en un aviso de televisión sobre jabón en polvo “El Polvazo” que te vuelve flaca, feliz y rozagante como ningún otro jabón, y no mientas más Gianola. De acuerdo a la definición de Gramsci; Pepita es una intelectual orgánica de la secta de los anunciadores de jabón en polvo- clase que no es en sí ni para sí, sino porque sí.
Quiere saber de qué va y en qué la afecta la nueva Ley de Radiodifusión. No posee el tiempo para leer durante siete horas diarias estos complejos asuntos. O lo lee a Quintín o lo lee a Martín Rodríguez. Ambos le podrían explicar cosas distintas sobre un mismo tema.
Fin de la Cosa que Presumo.
-Internet profundiza los aspectos relacionales y la discusión, el debate, no desaparecerá en tanto abordemos aristas públicas (cada vez más amplias. ¿O no han visto un cruel, intolerante, alejado del diálogo y el consenso, debate sobre lo último que suceda en el programa de Viviana Canosa?)
-Aristas públicas no implica necesaria o solamente cuestiones políticas, de hecho, creo que se está reconfigurando la isla de lo público; hacia planos más diversos y especializados; más o menos masivos, pero en todo caso, concurrentes en tanto públicos.
- Sigo. Internet no aísla a las personas. Por Internet supe que a Mendieta le gusta Abelardo Castillo, lo conocí a Bettanin en persona, me fui a comer con Eva Row y le hice creer a un puñado de buena gente que me cagué a piñas con Diego F. Internet acerca a las personas, como los jabones en polvo que te llevan a Gianola hasta tu casa mientras tu marido no está y vos en el lavarropas envejecés soñando con un polvo televisivo. Una de dos: o te frustrás o te toca el timbre Gianola. El problema –y no me quiero ir del tema- es que cada vez que suena el timbre, la casada frustrada larga la ropa a la mierda y abre la puerta con las mejillas sonrosadas y la entrepierna montada a un potro helvético: mmm… error! al abrir la puerta los ves: otra vez los evangelistas regalando biblias.
-Esta vez sí sigo de verdad: Sí habrá más pluralidades políticas de líneas editoriales posibilitadas por las nuevas tecnologías. Pluralidades no infinitas, sino finitas y sujetas a nuestras estructuras jurídico políticas (que tienden al bipartidismo y al federalismo). Y justamente esa diversidad de líneas editoriales, y justamente la débil institucionalidad, junto al diseño electoral de nuestro país, derivan en un probable desdibujamiento de la ilusión mortecina de la objetividad; hacia campos de disputa trazados y definidos. El riesgo no radica en la muerte de la objetividad, menos en su secuestro o clausura o control: no jodamos, la objetividad es como el Negrito Carmona del tango “Entre Curdas”. La cana, el estado, se lo puede llevar preso al muerto (que están velando) para prestar declaración en la comisaría. Y eso armar un revuelo de la san puta, pero el Negrito Carmona ya estaba muerto, che.
Puede ocurrir una reubicación de la ilusión de objetividad en, justamente, su dimensión ilusa. Acaso necesaria, probable, definitoria, precaria; indecible, pero ilusa.
-Ahí estará, entonces, la objetividad: como el Negrito Carmona.
“El muerto fue detenido, pues un novicio botón, se lo llevó detenido, pa prestar declaración”.
No es una mala noticia, después de todo.
La Onu sobre la ley de medios "Chavista"
ResponderBorrarhttp://www.youtube.com/watch?v=6IL86z_Q-W8
"en menor medida La Nación –donde cada necrológica es un lector menos".
ResponderBorrar"De acuerdo a la definición de Gramsci; Pepita es una intelectual orgánica de la secta de los anunciadores de jabón en polvo- clase que no es en sí ni para sí, sino porque sí".
Sos un groso chabón. Excelente.
Aunque no sé si la única diferencia serán distintas líneas editoriales sobre los mismos temas. Ahí soy un poco más optimista. No sólo creo, confío y espero que también se puedan instalar otros temas con la nueva ley, sino otras voces, otras maneras de decir, lo cual, desde el famoso "sujeto sujetado" o hablante hablado, no es menor.
Saludos.
Hacete broli.
ResponderBorrarSi no cambiamos la agenda, no cambiamos nada.
ResponderBorrarPero Luquis, no pusiste si estabas de acuerdo en cobrar por leer noticias.
ResponderBorrarCésar.
Parece utópico hablar de pluralidad después de una década de pensamiento unico y en un estado de polarización extrema como el actual. Habrá que esperar a ver los hechos para juzgar los efectos.
ResponderBorrarYo creo que la solución al primer punto es que siga todo como está. Si cobran para leer la noticias no les va a pagar nadie, en todo caso subirá un poco la demanda de edición impresa. Pero siempre hay quien te lo ofrezca "gratis", por ejemplo los blogs o el medio ultraK "El Argenino"... es decir... todo igual.
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