Apuntes sobre la Ley de Medios.

-Tras finalizado un debate ininterrumpido durante 22 horas, Gustavo Silvestre, que no se destaca por sus luces, y Edgardo Alfano, aseguraron con suspicacia que "los senadores se fueron rápidamente". Ay, nene.

-Nace una nueva estrella del constitucionalismo: Sonia Escudero, del peronismo que le gusta a los disidentes, salteña, compañera de bloque de Juan Carlos Romero, ex gobernador.


-Romero, Rodríguez Saá, Gerardo Morales (ex encargado de bajar las jubilaciones durante del gobierno de la Alianza), dieron clases de libertad de expresión y constitucionalismo. Para matarse de risa.


-La marcha convocada por el Rabino Berga, Alfredoo De Angelli y Raúl Castell, y el Grupo Clarín, no fue reporteada por ninguno de los medios de comunicación bajo emoción viiolenta, como TN y América (de los honestos y respetuosos de la ley señores de Narvaez, Manzano y Vila). Suponemos que tal marcha no existió.


-La movilización a favor de la Ley no fue mostrada por la televisión; excepto en tramos editados -para enfocar, con preferencia, a Luis D elía- por TN con pantalla cortada.

-El debate tuvo mucha altura en algunos tramos. Hubo planteos muy interesantes. Se destaca que nadie defendió al Grupo Clarín, que Héctor Magneto -la persona con más poder de nuestro país- sólo fue mencionado despectivamente. Nadie recurrió a la escuela comunicacional de Bonelli y Silvestre: "no hay monopolios porque la gente elige".


-Las constantes alusiones a Nélson Castro, que como sabemos transmite desde una pequeña FM comunitaria desde su exilio en Bélgica; aludían a la necesidad de que los contratistas de obras públicas y servicios para el estado no deberían tener medios de comunicación (los diputados, como De Narváez, no pueden no por mandato de la ideología, sino mandato legal) obviando que si se aprobase ese punto, Bonelli y Silvestre estarían más sacados: las más de 250 empresas comunicacionales del Grupo Clarín deberían dejar de exitir, en tanto Clarín tiene intereses accionarios en Techin, contratista del estado. Y de los más grandes, no como Electroingeniería. Los honestos republicanos de Manzano y Vila, gracias a los contratos con dudosa legalidad que les firmó siendo gobernador Julio Cobos, tienen contratos petroleros, de obra pública y en otras provincias mineros, y son dueños de los diarios Uno, los canales América, entre otros medios regionales (como LT8 de Rosario).


-Para tristeza de los intereses económicos concentrados, Menem no fue a la sesión. Estará despechado por la traición de su hijito: el Grupo Clarín avanzó como partido político desde la privatización menemista de los canales de aire.

-Saadi aprovechó para hacer catarsis personal y decir una serie de bolazos impresentables.

-La modalidad y el tratamiento de esta ley fueron ejemplares. Los repúblicos truchos, hijos de De La Rúa y Chacho Alvarez, y la derecha macrista del peronismo que les gusta a los disidentes, braman con las formas, acaba de probarse, cuando pierden, con absoluta independencia de las formas reales. No saben perder. Pero, además, se cagan en las instituciones, en la república y en el estado de derecho. Si le conviene a sus intereses -como los decretos que firmó Kirchner para prorrogar las licencias de varios medios- se callan la boca, o aplauden. Son unos verdaderos caraduras. Cuando Kircher firmó esos decretos, si tanto querían a la Coalición por una Radiodifusión Democrática, hubiesen presentado su proyecto en el Congreso, sobretodo los radicales, que tienen antecedentes valiosos en esta materia, antes de convertirse en esta comparsa corporativa.


-Y bue, ahora se abre un escenario. Que no es judicial. El Grupo Clarín necesita demoler simbólicamente (el procedimiento por el cual se arribo a) esta ley, para restarle costo político al próximo gobierno si no la aplica.

-¿Próximo gobierno? Me adelanté demasiado. ¿Termina, la dejan terminar, el mandato constitucional Cristina?
A partir de mañana comienza esa batalla.

Agrego, termino de leer esta muy nota de Mario Wainfield. Una cosa, que se me ocurre: es evidente que escribe a las apuradas (no hay otro modo, porque está claro que tiene que ser sobre la hora máxima del cierre) pero la prosa siempre parece mesurada, razonada en profundidad. Es una característica de la escritura, un estilo propio: pueden coincidir (y así es) los conceptos, pero es el modo de narrar.

En fin, encima, estoy desvelado, hay poco para leer aún, poco, también, para decir que nos e haya dicho. Voy a ver si puedo dormirme.