lunes, noviembre 02, 2009

Me fui de boca.


 Así que perdió Boca. Y ganó el Frente Amplio. Así que andan diciendo que Luisiana Lopilato ni me juna.
Si habré dicho cosas que no eran ciertas, si me habré reído de mi propia imaginación. Con esta boca tapada de bigote. Que se me pone rojo con el sol. Que no me afeito de vago. Mozo, otra ronda para todos.  Si habré chamuyado. Lo saben las camareras, los cobradores, las hadas y princesas, los empleadores. Me he festejado, sobremanera y algo culposo, giros cínicos, chiflados, locos. Bares de madrugada, cumpleaños de algún amigo de mi mujer, navidades con mis hermanos: he arruinado tantas fiestas con esta boca. Que supo besar. Y decir. Convencer, plasmar, imaginar. Sí:  que supo imaginar. Grandiosos planes que sólo derrotaba el amanecer. Pero mientras tanto. Antes del otro día, de la mañana, de la tele, de la realidad, del miedo. He dicho tantas boludeces. Escupido. Pollos verdes. Con nicotina, mocos, y bronca. Me he reído mostrando las caries. He consolado velorios, y cantado canciones. Que mejor olvidar. Con esta boca. Estos labios. Esto que queda: la boca que todavía, hasta que se confirme que es hoy el primer día del último de la vida, hasta mientras tanto, he gritado, afónico, he puteado, he cerrado la boca, displicente, certero, casi astuto. En una comisaría, en el hospital, en la facultad. Un día en una calle de tierra, y otro día cenando con garcas. Todos los días. He demolido ilusiones, corazones, esperanzas. Con esta boca. Y he enamorado. Vibrado. He hecho reír, cuántas veces. Tantas. He saludado en la peatonal, sin gracia, un sólo qué tal, bien y vos, nada más. He gastado. Saliva y tiempo. Mentiras y sobretodo, verdades, he gastado verdades: balas de salva. Malas intenciones. Todas las borracheras. Las veces, todas las que debí y las que no, abrir la boca. Esta boca. La que come nueces. Toma cerveza. Fuma cigarrillos negros. Silencia algunas cosas. Saca la lengua. Se burla, qué bien se burla, al mediodía, se levanta, toma agua, mira la ventana, blasfema, se caga de risa y se burla, se burla inmensa y ronca y cómo se burla. Sonríe. Pone muecas. Juega a ser actor. Muerde, besa, se pasa la lengua por los bigotes. Es esta boca aunque parezcan los dos dedos que machacan el teclado. Es la boca, siempre la boca. Los días, las noches, los años enteros en que me fui de boca.
Algún día esta boca callará.
No habrá remordimientos. Ni risas. Ni besos.
No habrá nada.
Ni siquiera podré extrañarme los días en que tuve boca.
Porque es la boca la que extraña, y la que desentraña.
Ya ves. Otra vez.
Me fui de boca. Hasta las otras bocas que se ríen de mi boca. O hasta el silencio

8 comentarios:

  1. Antes de ese día de renunciamiento vamos a ir a pescar.

    ResponderBorrar
  2. genio, el suyo.
    me quedo con esta línea "Grandiosos planes que sólo derrotaba el amanecer"

    ResponderBorrar
  3. deberías hacer un etiquetado cada vez que escribís en tono intimista, para que todas estas perlas caigan en un espacio común, maravillas todas y cada una.

    ResponderBorrar
  4. No jodas, te fuiste de dedos en todo caso, anduviste tecleando toda la noche.

    ResponderBorrar
  5. carrasco cuando escribís estas cosas te amamos, todo lo otro del periodismo duro no sé....

    ResponderBorrar
  6. Carrasco, con el periodismo duro y con estas cosas, te bancamos.

    Soy Lucía, de Corrientes, Paso de los Libres.

    ResponderBorrar