viernes, noviembre 27, 2009
Romances y extorsión en los Macri
El hijo adptivo de la nena Nuria Quintela, Mauricio Macri, se encuentra en problemas. Su papá, Franco, el hombre que supo hacer fortuna al amparo de la dictadura y el menemismo, está encandilado por una pendeja de 19 años. Por ella, echó a la intelectual Flavia Palmiero de su mansión de Punta del Este.
De modo que, el cuñado impresentable, el parapsicólogo Néstor Daniel Leonardo, es quizás lo de menos en esa familia. Leonardo fue tiroteado en la mano después de denunciar las escuchas ilegales del Gobierno porteño. Leonardo está enfrentado a los herederos de Franco, sus hijos, que a su vez están enfrentados a Nurita, la pendejita, quizás también heredera. Leonardo ya venía enfrentado desde la misteriosa desaparición de "un maletín lleno de plata" con el cual pretendía pagar en efectivo a los empleados de un country. No existían, en el 2004, los bancos y las tarjetas de crédito, ni siquiera los guardaespaldas existían un año después de que secuestraran a su cuñada Florencia Macri.
El "mentalista sanador" denunció que Franco lo quiso extorsionar para que abandone a Sandra, su hija, con quien está casado en segundas nupcias y aspiran a heredar a Franco y Nurita. Como en esa familia la extorsión es un clásico, nadie le dio mucha pelota.
Ya Mariano Macri, otro aspirante a heredero, había echado a Marie France Luque, una tilinga que, ahora avejentada, salió a extorsionarlo por la revista Caras y la Revista Noticias. La nueva zaga es que Marie denuncia -a los gritos- que tiene los teléfonos pinchados. Y que se los pinchó la familia Macri.
El Gran Cuñado, Leonardo, se casó en Luján. Uno de sus padrinos, fue Giorgio Nocella, viejito también amante de las púberes como la, ahora más grandecita, Sol Bunge. Que supo coquetear con Aíto De La Rúa y ahora con el ex de Susana Giménez, el Corcho Rodríguez. Al casamiento de Leonardo no fue la madre de la novia, Sandra Macri. Sí, en cambio, fue la entonces esposa de Mauricio, hoy novia de Guillermo Cóppola.
Esposa posterior a Ivonne Bordeu, con quien tuvieron a Agustina, novia de Ignacio, nieto de Mirta Legrand.
Sí, sí: dura y compleja la vida de los garcas. Ni Menem pudo terminar con la tristeza de los niños ricos.
Ojo, eh: que todos estos se llevan bien con Bergoglio, que como sabemos, no le preocupan las escuchas ilegales, ni los divorcios y escándalos de la tilinguería (menos todavía las enormes diferencias de edad entre las parejas: mírenlo a Grassi, que no fue denunciado por 700 chicos sino sólo por treso cuatro), lo que sí le preocupa, le obsesiona, lo saca a Bergoglio es que no sean putitos. Y en esta historia, no hay ningún puto.
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
Hola lucas, bueno el post.
ResponderBorrarTe voy a estar leyendo.
yo le voy a explicar Carrasco.
ResponderBorrarLa guita antes de ser afanada por algunos de los ladrones favoritos de la Argentina es blanda, se pone blanda, re blandita.
Pero una vez afanad se vuelve dura, como el poxipol, o como la de Franco despues del emviagre
La fantasía de cualquier mala versión de una novela venezolana tiene por modelo la realidad de la "famiglia".
ResponderBorrarCapos todos.
Siempre fue así. Familia, Tradición y Propiedad. Lo que pasa que antes la oligarquía y la burguesía argentina leía un poco mas, ahora se la pasan mirando Intrusos.
ResponderBorrarPor qué no vas a pedirle laburo a Rial?
ResponderBorrarinteresante post
ResponderBorrarDonde había un puto es en la familia Legrand. Siempre ocultandolo la vieja hasta que se le murio.
ResponderBorrarTe encontre de pedo, muy bueno esto che. Realmente me crispo
ResponderBorrar