domingo, enero 03, 2010

Documento del Episcopado



Por Raúl Degrossi



Muchos se preguntarán por que, en estas pasadas fiestas de fin de año, el Episcopado argentino no dio a conocer su tradicional comunicado en el que aprovecha para exponer la visión de la Iglesia Católica sobre la actualidad nacional.

Muy simple: porque los miembros de la Conferencia Episcopal no pudieron ponerse de acuerdo en un texto definitivo, pese a que concordaban en la idea de pronunciarse.

El más enfático fue el propio cardenal primado, monseñor Bergoglio, quien señaló: “en estos momentos de confusión, zozobra y desasosiego, el pueblo espera la palabra tranquilizadora de sus pastores, y como Iglesia faltaríamos a nuestra misión trascendente si calláramos, y no interpusiéramos nuestra autoridad moral para iluminar el oscuro panorama argentino, con la luz del Evangelio.”

Claro que, aun estando todo de acuerdo en la necesidad de emitir un pronunciamiento, lo complejo era consensuar los términos del comunicado para cumplir con tan levadas metas. 

En las deliberaciones, algunos de los obispos propusieron insertar un párrafo en el que denunciasen “las lacerantes situaciones de injusticia social y pobreza, con las profundas y cada vez mayores desigualdades que existen entre unos pocos, que cada día poseen más bienes, y los muchos que carecen de lo mínimo e imprescindible para vivir, situación particularmente aguda cuando se repara en que éstos últimos tienen dificultades para acceder incluso a los alimentos esenciales para la subsistencia…”.

Pese a que la mayoría acordaba con el texto, hubo quien propuso suprimirlo. “Nos enrostrarán el apoyo que dimos a la protesta agropecuaria contra la Resolución 125, donde algunos sacerdotes llegaron a rezar misa a la vera de los caminos en apoyo al reclamo de la Mesa de Enlace” dijo un obispo, y su opinión fue compartida por sus pares.

En otro párrafo el documento aludía a “la necesidad de establecer límites a un modelo económico asentado en el monocultivo y la explotación irracional de la tierra y otros recursos naturales, cuya voracidad llega al extremo de avanzar sobre los derechos seculares de nuestros pueblos originarios y afectar gravemente el ambiente mediante el uso de pesticidas y otros productos contaminantes…”; pero hubo quien hizo ver que era inconveniente ponerlo, porque no faltaría quien diga que el presidente de Cáritas Nacional es un poderoso empresario del rubro de los agroquímicos, que la propia Iglesia tiene campos sembrados con soja, y que la propia Cáritas apareció poco menos que auspiciando el último acto de la Mesa de Enlace en Palermo.

“Es menester terminar con todas las formas de privilegio, dádivas y prácticas clientelísticas existentes, para garantizar plenamente la plena dignidad de todos los ciudadanos” decía otro tramo del documento, que tampoco fue incluido en la redacción final.

“Con esas palabras -explicó un obispo que mocionó su supresión- nos exponemos no solo a la crítica de la colecta Más por Menos, sino a que haya quienes propugnen la abolición de los subsidios estatales a las escuelas privadas, la separación de la Iglesia y el Estado y el cese de la contribución del gobierno para pagar los sueldos de los obispos y sacerdotes, con lo cual nos veríamos forzados a depender de la generosidad de los fieles.”

En otra parte el fallido documento rezaba: “sólo podrá ponerse un freno a la inseguridad que agobia a millones de argentinos cuando se acabe toda forma de complicidad, por acción u omisión, con el delito en todas sus formas, y cuando los delincuentes no sean protegidos por falsas garantías y reciban no solo su justo castigo, sino la condena de la propia sociedad de la cual provienen.”

Uno de los prelados asistentes -para fundar su propuesta de que éste párrafo sea también suprimido- señaló: “es más que obvio esperar que, ante éstas palabras, se nos recuerde nuestro silencio y complicidad con los crímenes de la dictadura militar, nuestra bendición a los vuelos de la muerte, nuestro silencio frente a la condena de Von Wernich, nuestros constantes reclamos de amnistía y olvido para los crímenes de lesa humanidad y la actitud que asumimos frente a todos los casos de pedofilia y abusos sexuales que involucran a obispos y sacerdotes, por no mencionar el aval de monseñor Aguer a los hermanos Trosso, o los desfalcos del Banco Ambrosiano.” Su idea cuajó, y el párrafo no figuró en el documento.

Otro grupo de obispos propuso el siguiente párrafo en el texto del documento: “Debemos expresar nuestra más enérgica oposición a toda forma de sexualidad desviada, alejada del mandato divino de la procreación, y a una cultura de exaltación desenfrenada del sexo, que no respeta ni siquiera las etapas del desarrollo psicológico natural de la persona humana para satisfacer pasiones innobles, desentendiéndose de las responsabilidades morales en la comunicación de la vida.”

Pese a su estricto apego a los cánones de la ortodoxia, el párrafo no fue incluido porque hubo obispos que se opusieron, con un razonamiento práctico: los casos cercanos, públicos y notorios de monseñor Maccarrone, el mismísimo presidente del Paraguay Fernando Lugo, el padre Grassi y el más reciente de monseñor Storni -entre muchos otros- colocan a la Iglesia en una posición incómoda para abordar esos temas.

Finalmente hubo quienes propusieron un párrafo en el documento, reclamando “la más amplia autocrítica del poder político y de todos los sectores de la vida nacional con responsabilidad en el estado actual de cosas -incluyéndonos nosotros mismos como Iglesia-, como paso previo  imprescindible para su superación.”

Pese a la solemnidad que una reunión de esa naturaleza supone, la carcajada en que estalló el plenario de los obispos al leerlo, dio por sentado que no iba a figurar en el texto definitivo, y así fue.

Finalmente y tras largas deliberaciones, los prelados llegaron a un texto consensuado, que decía más o menos lo siguiente: “En estas tradicionales fiestas la Conferencia Episcopal Argentina ruega al Señor sus bendiciones para el pueblo argentino, para el que hace llegar sus más sinceros deseos de feliz Navidad y un próspero Año Nuevo.”       

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