miércoles, febrero 03, 2010

Ediciones Clihue


Aurelio Benito Ramón Narvaja
                                                                                                                              Director Gerente de
                                                                                                                            Ediciones Colihue s.r.l.
Así firma el mail enviadoen el que sostiene que


"Los conflictos de los que Colihue ha sido involuntaria protagonista, y que han atestado los foros y redes sociales de calumnias magnificadas por la impunidad que crea Internet, me obligan a dar mi versión de los hechos.
Contrariamente a lo que se ha difundido, Ediciones Colihue no tiene deudas previsionales ni tributarias; todos los empleados están, y han estado siempre, en regla y se han reconocido todos los aumentos salariales dispuestos por los convenios colectivos. Uno de los dirigentes del Sindicato de Empleados de Comercio que encabezaron el conflicto y a quienes hemos denunciado penal y civilmente por los graves hechos en perjuicio de mi grupo familiar y de Colihue, Sergio Ismael Ortiz, reconoció que la empresa está entre las primeras 500 (de entre las 33.000 sobre las que ejerce jurisdicción el SEC) por el cumplimiento de sus obligaciones laborales y previsionales.
En agosto de 2009 no puse reparos a la designación del delegado de la empresa, Marcelo Catenacio, como expresión de la voluntad de los empleados, alentando a todos los que me preguntaron a participar, incluido mi hijo. Pensar algo distinto sería desconocerme y cuestionar mis más elementales convicciones. Sin embargo, a los diez días de esta elección se inició un proceso desmesurado, sin motivos que lo justificaran, que sólo puede explicarse ahora, a la luz de lo sucedido, como una neta provocación. El despido “sin causa” de una empleada, de reconocida ineficiencia (quien ha percibido las indemnizaciones legales hace ya varias semanas) y muy posteriormente (luego de una conciliación obligatoria que cerró con la satisfacción de las partes), de un empleado, autor de reiteradas insolencias con la gerencia administrativa, fue la excusa para iniciar la fase más aguda de la protesta bajo la dirección del delegado y a posteriori de haberse cerrado la conciliación obligatoria por acuerdo de partes. Los despidos por el art. 245 de la Ley de Contrato de Trabajo (sin causa) son atribuciones reconocidas del empleador (quien tiene a su cargo la dirección y organización del trabajo) quien debe poner a disposición del empleado certificados de trabajo e indemnización, obligaciones que se cumplieron. Aunque en otras oportunidades evité asumir ese tipo de medidas, muchas veces a contramano de toda lógica, decidí hacerlo esta vez para imponer los criterios de equidad y orden jerárquico indispensables para el trabajo. Más allá de los acuerdos alcanzados y tomando como bandera el despido ya detallado, un grupo de diez empleados decidió una huelga por tiempo indeterminado “en defensa de los trabajadores despedidos”, iniciando el 14 de diciembre un “campamento” a la entrada de la editorial". (...)


"La agresividad de esta disputa, estimulada y potenciada por la participación de la patota sindical, manejada por el sindicato tal vez más colaboracionista, que negocia con las grandes patronales pero, como alguna tiene que ganar, no duda por lo que se vio en apretar PyMEs, y luego, por el PTS y el MST de Vilma Ripoll, con su prensa de cuarta, decadentes y dispuestos a cualquier canallada. Todo un extraño maridaje entre la “puta burocracia” y la “zurda loca” según se llaman mutuamente".

Como el mail completo tiene, en word, 10 páginas, a quien le interese me envía un mail (lucas-carrasco@hotmail.com) y se lo reenvío.




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