Lavagna

En la foto, Lavagna (en sus tiempos de actor en Lostser) medita cosas trascendentes para los próximos 20 o 30 mil años. Porque, seguramente, debe estar más al pedo  que el comité de disciplina de la UCR. Seguramente asesorará a empresas, o algo así, que es lo que hacen todos los ex ministros de economía. Excepto Felisa Micelli, que se fue a trabajar con las Madres de Plaza de Mayo.
Pero es muy loco recordar que hace menos de dos años conducía al radicalismoa sacar la friolera del 20% de los votos. Le gustaba, a Lavagna, ningunear, de paso, a los radicales. Los sumaba en un conjunto donde estaba la pyme de alquiler MID y no sé que otro sellito más. Cantaba, en el bar El General, la Marcha. Y Gerardo Morales hacía campaña contra Cobos. Qué tiempos, querida.
Tras salir terceros en la elección general -ahora el radicalismo integra...el Poder Ejecutivo de la Nación!!!- con un digno 20%, Lavagna, que se nota tiene un ego más grande que la cuenta bancaria del Pinguino, se la creyó. Y fue, para la foto -primicia- en Clarín, a la Quinta de Olivos. Distendidos, hablaron del Justicialismo.  Clarín, que no registraba a Pino y Pinedo, la dupla dicharachera del cambalache horadante, hablaba de Lavagna y el Pinguino como de dos grandes próceres que en la soledad, meditan. En Guayaquil. Kirchner no lo llevó para incendiarlo a las oficinas de Puerto Madero, muy de moda en ese entonces (las camas y sanguchitos para las guardias periodísticas, hoy retozan con melancolía) sino a Olivos, donde duerme. Y come. Y juega partidos de fútbol junto al gabinete.
Después Kirchner reorganizó, durante los tres días que tuvo ganas, el Justicialismo. Metiendo a los lobos dentro del gallinero. Estaban Reutemaaaan, Alberto Fernández, el héroe que espera su reconocimiento por parte de la Historia, estaban Romero, de Salta. Lindos y extraños tiempos.
A Lavagna le ofrecieron otra cosa de lo que esperaba. No le ofrecieron reorganizar el PJ como paso hacia la presidencia del UNASUR o la ONU, sino un puesto de aguatero. Suplente.
Y se diluyó.
Ni para raiting en TN.
Ni para pensar cosas profundas, con María Laura Santillán, en la repetición de madrugada. Ni para una mísera entrevista en Continental, en Infocampo, 6 de la mañana de un martes. Nada. Argentina no reconoce a sus próceres. Ni para escribir, ocasionalmente, la contratapa del diario Crítica y aburrir, sobriamente, como el Alberto. Nada. Hasta Martín Loustead va a los programas de Nélson -el grave- Castro, che!
Los radicales chapuceros Sanzs y Morales, con la gracia de Chassman y Chirolita, tras haber asesinado 37 argentinos y saquear el país, ahora conversan en la puerta del despacho de Redrado haciendo ordenadas filas y por turnos, para TN y América 2. Qué injusto es el mundo: nadie lo recuerda, al pobre estadista. Y allá, en el olvido, espera el reconocimiento grande de la Historia, je.
Qué injusto es el mundo y que triste esta vida: todo fenece, perece, se acaba. No somos nada.
Posta.