Por Raúl Degrossi
en un par de lecciones, acá
1) La justicia debe fallar (y fallará, no lo duden) como anticipa La
Nación, algo que se pudo ver claramente en todos los avatares del caso
Redrado.
2) El fallo que pretende el gobierno "no tiene sustento jurídico", pero
los camaristas deben fallar (fallarán, de acuerdo a Ventura) de acuerdo
a lo que diga la oposición, que los critica por su proximidad con el
oficialismo (una especie de enfermedad infecto-contagiosa, de la que
uno se inmuniza...acercándose a la oposición).
3) La recusación de la UCR fue resuelta (rechazada) por la Cámara, si
no no se podría resolver hoy (como dice el artículo) el recurso, pero
La Nación no se da por enterada, porque esa resolución va en contra de
lo que cree debe hacerse, y porque los jueces en definitiva demostrarán
que son "independientes"...fallando contra el gobierno (lo cual, como
sabemos, es el cúlmen de la independencia, y si no pregúntenle a
Carbone, Sarmiento, Pura de Arrabal y Vocos Conesa).
4) El periodista sabe hasta cuantas carillas tendrá el fallo, y que
admitirá la gravedad institucional del asunto; que es justamente lo que
planteó el Procurador del Tesoro para que la Corte intervenga, no es
algo que descubrieron los camaristas leyendo La Nación.
5) El periodista celebra (y se lo hace decir a la Corte) que el pleito
se resuelva en sus canales naturales, o sea los poderes electivos, el
Congreso y el Ejecutivo. Lástima que La Nación lo descubre recién
ahora, después de haber alentado y apañado la judicialización del caso
durante todo el verano, celebrando cuanta chicana judicial ensayó la
oposición, y aportándoel argumentos para nuevas e ingeniosas
estratagemas (como decirle que jueces quedaban de feria en cada turno
en las Cámaras, a quien les correspondía reemplazarlos, cuan próximos
al gobierno eran o no, y si no pregúntenle a Pinedo y Gil Lavedra en
que basan sus presentaciones).
6) Según el artículo, la Corte se desentendería de este caso, pero
forzaría a discutir una ley de coparticipación, algo exclusivamente
librado al resorte de los poderes políticos estrictamente dichos
(Ejecutivo y Legislativo), citando el caso del juicio promovido por
Santa Fe, donde la convocatoria a audiencia de partes es el
procedimiento habitual en todos los casos (como la causa de saneamiento
del Riachuelo).
7) O sea que otra vez nos queda la duda sobre quien fija la agenda de
la discusión política en la Argentina: la política, los medios, la
Corte o Magoya. Nada de eso le impedirá a La Nación por supuesto,
utilizar a la justicia como pantalla, o denigrar la "judicialización de
la política" según convenga a sus intereses y a su discurso.
8) El impresentable Fayt (el Corach de los jueces), por enésima vez
("como es habitual" dice textualmente la nota, lo cual es cierto), se
explaya en forma previa y en público sobre causas que no están en la
Corte, pero que llegarán a ella (como lo hizo con la ley de medios, o
el caso del ADN de los hijos de Ernestina).
¿Busca marcarle la cancha al gobierno, dar un pretexto para ser
recusado, quedar bien con Clarín y La Nación preparándose un generoso
obituario, es un viejo que de senil está cada vez más pelotudo, o todo
eso junto?.
En fin, un anticipo de la calidad institucional que vendrá cuando el
kirchnerismo ya no exista, y la república vuelva a ser gobernada por
los republicanos.
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