martes, mayo 25, 2010
A full con la patria, con toda la onda, loco
Ay, chicas, chicas: el Bicentenario. Cosa de machos, sin dudas. Cuando yo era chiquito, ponele, 10 años, iba a un colegio católico, que sólo admitían hombrecitos. Encima, tenía 5 hermanos, todos varones. Y me gustaban Los Pitufos, y como había nomás dos canales -y Alfonsín para ahorrar energía los cortaba cada tanto- miraba también Tincho Carpincho: o sea, no veía una mina ni en figuritas. Porque tenía el álbum de Robotech, para colmo. Llegábamos a la escuela, cagados de frío, con hambre (no había pan: 1988 con el padre de la democracia fue un asco, posta) y nos hacían "formar", tomar distancia como colimbas, en el patio. El viento nos volaba el guardapolvos en la parte donde, jugando a la pelota, se nos descosió un botón. Yo era el primero en la fila, por petiso. Atrás, los altos, podían cagarse de risa y no cantar Aurora, o mejor aún, cambiarle la letra. Yo, chicas, no. Un trauma. La señorita al lado -toda vieja, fea, catolicona, mal cogida- me miraba, y yo cantaba Aurora. Por eso, a mis 32 años, todavía vivo como un adolescente que sólo quiere que las chicas (no tooodas: sólo las lindas, traviesas, atorrantas y artistas) lo quieran y lo mimen, como a un osito de peluche o una vidriera en liquidación. En fin. Aurora es una canción que me trae pésimos recuerdos. Hasta el punto de que, tuve que cantarla tooodas las mañanas, siete y pico de la madrugada, sin poder cantar "un águila se eleva! la bajé con la gomera..."Jo, jo. No, jamás, siempre la letra original, banda de milicos, el cura -mejillas rosaditas- junando, yo sin poder meterme la mano en el bolsillo para hacer tintinear las bolitas, pensando en que no hice la tarea, ay, Aurora, Aurora, cómo te odiaba. Pase a izar la bandera, Carrasco. Risitas, de los del fondo: yo buscaba, como en una cárcel, cagar a piñas a los más grandotes así luego te respetaban. Formábamos, Matías Gaitán y yo, en dos filas, primeros. Jamás reírse. La señorita, bah, la vieja, mirando. Chistando, que a nadie se le escape reírse de la patria, perdón, con mayúsculas. Y del señor. Perdón de nuevo: el Señor. El cura, el milico, el gaucho. Tan lejos del Pitufo Filósofo, del Pitufo Gruñón, ni que hablar de la preciosa y encantadora Pitufina. Con decirte que me enamoré perdidamente de Heidi. Sí, de cuarta. Y quería jugar como Butragueño, como Alzamendi, como Troglio. La Patria es la infancia, no, mejor no. Si la patria es la infancia, estamos jodidos, y ahora hay toda una cosa, de los militantes sobretodo, de tomarse todo en serio, re en serio, posta que muuuy en serio, en fin. Acá digo algo más o menos en serio. Pero, ay, Aurora, ¿era necesario el padrenuestro, el invierno en la cara, los botones descosidos, tomar distancia, cantar un águila guerrera, ignorar la cándida presencia de personas con perfume Mujercitas? No. Posta que no. Mis compañeros de la escuela Don Bosco se hicieron jineteros, gigolós, cafiolos, sacerdotes, streeps, modelots de llamá al 2020, promotores de viajes a Bariloche, mozos de Cocodrilo, blogueros Nac & Pop, Guardavidas en playas, marineros en medio oriente, en fin, todas las profesiones que atraen mujeres a lo loco, y sabés qué, además, de vez en cuando, a solas, con una botella, cantan Aurora. Pero con la letra cambiada. Y yo acá, más sólo que artiguista en el teatro Colón.
Después me preguntan porqué bebo.
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Aurora es una cagada de canción patria.
ResponderBorrarAgradezco que en el colegio nunca me la ensañaron y es más: primero supe la de "la bajé con la gomera", porque la cantaban mis primos.
A mí me gustaba "Aquí está la bandera idolatrada", tenía más rítmo.
Lo que sí, no entiendo muy bien cómo pasé de cantar el Hímno con una mano en el pecho a odiar a "los boludos" que se emocionaban mirando el pedazo de tela celeste y blanco y de ahi, a correr por Corrientes para llegar a las 12 del 25 de Mayo para cantar el Hímno
(eso sí, las manos libres)
Idas y vueltas de la vida.
Volvió Carrasco!!! (ver final de "Garage Olimpo", ahí "Aurora" conmueve)
ResponderBorrarAhora, Inmanente, dicen que Carrasco ya aburría haciéndose el analista político!!!!
ResponderBorrarEn el colegio seseábamos todas las canciones patrias y las canciones de la misa, pero de la mitad de la canción para adelante.
ResponderBorrarVenía a dar el discurso del 25 de mayo ponele el brigadier sarlanga, aplaudían todos y siempre había un par que seguían aplaudiendo. El que cerraba era un compañero que aplaudía una sóla palmada en el medio del silencio.
Carrasco, espero que su iconoclastia no incluya al ínclito General Susvín !!!
ResponderBorrarA la miércoles, qué bien que escribís.
ResponderBorrarSolamente una cosa: ¿qué tiene de malo enamorarse de Heidi? La del libro, digo; no la de los dibus. Era tímida y con rulitos, como yo cuando era chica.