Macri, Michetti, Larreta.

Es divertido mirar a Macri: uno de los políticos más astutos del panorama local. Aún cuando analfabeto, el contrabandista no es tonto.
Cuando se las vio venir, por espiar a los familiares de víctimas de la Amia y a su cuñado, lanzó el artificio de la candidatura presidencial. Para justificar, así, que "es Kirchner" quien le complica, judicialmente, la vida. Ni ahí que se propuso, Mauricio, dejar de delinquir para no favorecer, justamente, a Kirhcner.
Si se tratara de una gobernaci´pon del norte -y no una del puerto alineado- la provincia ya estaría intervenida.
Los delitos por los que está procesado Macri son gravísimos. Sus votantes no toman debida dimensión, básicamente porque se trata del amplio espectro antipolítico y porque anteriormente, tuvieron, para arreglar las calles y soñar con candidaturas nacionales, a estadistas de la talla de Aníbal Ibarra, Fernando De La Rúa o Enrique Olivera.
La naturaleza de la administración municipal del puerto, permite tener gobernadores que dedican la mayoría del tiempo a hacer marketing. Lo increíble es que se trate de una formación política tan precaria, vulgar , sin dudas, reaccionaria: ¿pretendían que espiar al cuñado del gobiernador, por orden de él, iba a pasar desapercibido, que armar, por orden del "jefe" de gobierno una causa por asesinato a Burstein iba a pasar desapercibido? Mi dios. Qué gente peligrosa, peligrosamente estúpida.
Mientras Monners Sanzs se abstiene, televisivamente, de denunciar en los tribunales a los jefes políticos de su hijo y el Rabino Berga queda pataleando en un nuevo aniversario del atentado terrorista, pasa de largo un dato central de esta novela: el que se acerca a Macri, se quema. Blumberg, Sobich, Berga, Solá, Monners Sanzs, López Murphi.
El artilugio de bolacear con una candidatura presidencial condensa a la estructura -básicamente poco éxperimentada- del PRO, los unifica, los hace ilusionar. Ganan tiempo, para la bastante probable reelección al frente de la gobernación del puerto de Macri.
Con astucia, como el PRO no es una partido político, sino una empresa de comunicación, la improbable candidatura presidencial de Macri, contiene su interna, al justamente, desatarla.
Gabriela Michetti -¿dónde se recibió de licenciada esta mujer, que habla con un vocabulario de menos palabras que mi hermana de 15 años?-  y el carismático Rodríguez Larreta, el hombre sin pasado, sueñan con una candidatura a gobernador del puerto. Para lo cual, Macri tiene que ser candidato a presidente. Pero como en el PRO no hay internas ni nada parecido a la institucionalidad republicana de un partido político, y como ninguno de los dos tiene votos propios, el camino elegido para ganar la candidatura interna es chuparle las medias a Macri.
El problema radica en que el año que viene, Macri anunciará que disputará su reelección. Y quedarán boyando Michetti y Larreta.
El único inconveniente de este plan, bastante astuto, son Macri, Michetti y Larreta. Que combinan una buena dosis de peligrosa estupidez, con los instrumentos estatales para llevar adelante sus alocados proyectos. Las escuchas, un ejemplo. Fino Palacios, otro. La policía "metropolitana", otro.
¿Llega, Macri, a pesar de los gravísimos delitos que se le imputan?
Nadie puede averiguar en la ventana del futuro, pero hoy, tiene todos los ingredientes para llegar tranquilo.
 Básicamente, un bloque legislativo disciplinado y una sólida alianza con las empresas comunicacionales. Con eso, el puerto se gobierna lo más bien.
Ahí abunda gente que cree que a Macri se lo vota por su eficiencia y que en el resto del país se lo va a votar por Boca. Sí, sí. Je.