A partir de estas reflexiones del Ingeniero, Raúl Degrossi saca estas conclusiones:
Con un aditamento: el único que puede revertir el cuadro descripto después del 10/12/2011 es justamente Kirchner, porque si gana las elecciones en primera vuelta (lo que implica que lo vote el 40 % de la gente, y le saque más de un 10 % al segundo) adquiriría una legitimidad política renovada (pensá lo que hizo a partir del 2003 con un 22 % y Menem bajándose del ballotage), para condicionar con sus iniciativas a un Congreso hostil, donde franjas crecientes del peronismo disidente volverían seguramente al redil oficialista (aunque esto hiera los estómagos sensibles de muchos amigos progresistas) ante la evidencia del triunfo, que otorgaría por cuatro años más el manejo del poder y la caja.
Cualquier candidato opositor (en especial si es surgido del Acuerdo Cívico y Social) deberá gobernar con una doble tenaza: la oposición de una minoría intensa con alta representación legislativa y territorial (el peronismo K) o ampliada hasta obtener la mayoria parlamentaria (si se suma el peronismo disidente, si gana el ACyS), y la redoblada presión de las corporaciones (con Clarín y la AEA, aun desflecada) a la cabeza, aprovechando los agujeros que construyeron en la consistencia del poder político ellos mismos (pegándose tiros en las patas como dice el Inge en el post), o los que vendrán por la gestión (me remito a la discusión del 82 %).
Si yo fuera gobierno, de todo este sainete opositor (y más allá de que es obvio que tener que vetar leyes a cada rato terminará teniendo su costo político) me preocuparía por dos cosas: el vencimiento de la delegación de facultades en agosto de este año (lo que incluye retenciones) y el Presupuesto 2011.
Lo primero es lo más grave porque si no le dan los números al gobierno para prorrogar las facultades delegadas al menos hasta el final del mandato de Cristina, puede perder herramientas de gobernabilidad (lo que no quiere decir, como dice Carrió, que por ejemplo las retenciones vuelvan automáticamente a cero).
Lo segundo es importante pero se puede solucionar de diversa maneras: prorrogando el Presupuesto 2010 si no se sanciona el 2011 en término, modificándolo en la medida que sea necesario por los "superpoderes" de Aníbal o por DNU (si los proyectos opositores para modificar las leyes que regulan una u otra cosa prosperan, lo que veo dudoso, queda la alternativa del veto para dejarlascomo están y la votada para los DNU en Diputados por el Grupo A es inservible), o vetando todos los aspectos de una eventual Ley de Presupuesto 2011 votada por el Grupo A que al gobierno no le gusten, promulgando el resto, y después que consigan los dos tercios como con la reforma política (de paso, reglamentada ayer, ¿en qué quedarán los disparatados planteos de Gil Laverga sobre el veto de Cristina?).
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