Estoy viendo 678. Me conmovió, profundamente, lo que dijo Carla, en contra de lo que yo planteé. Disentir me encanta, pero, una cosa, a veces, pasa pocas veces, me conmuevo, mucho. Si me conmuevo, la estantería intelectual se me mueve. A Carla, le asesinaron 7 familiares. No se los mataron a ella, sino que los mataron, también se los mataron a ella y a cada una de las personas que fueron queridas por los asesinados. El nazismo. No 7, sino el familiar tal, y tal y tal y tal y tal y tal y tal, totalizan 7. Cada uno, apilados, en la crueldad de la muerte.
Me conmueve eso.
Hay muertos.
Hay torturados. Gente que sufre.
Me acabo de sentir mal por disentir con Carla.
Me acabo de sentir mal por los que asesinan. Me duele, me jode, hay gente que queda viva y torturada soñando lo que sufrieron los que fueron muertos.
No sé.
Me niego a sentirme raro por no entender, en todo esto, cuál es el chiste.
Se fue al carajo,mal.
ResponderBorrarY vos en tu blog hacés una en cuesta a modo de broma sobre Von Wernich. ¿Con qué cara juzgás incorrecto "hacer chistes sobre genocidas"?
ResponderBorrarLo que debería asombrarte es tu hipocresía y tu doble discurso. Y más aún si pensás borrarme el mensaje.
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ResponderBorrarLucas, me parece que por ahí pasa la cosa: le encanta disentir, y en eso me hace acordar a Marchetti, aunque me caen simpáticos él y su revista, tanta disconformidad debilita un poco el discurso, muchas veces rico para el debate. Agarrárselas con el mundo cada tanto está bueno, pero, digo, lo del “contra” dejémoselo al señor que le saca fotos al televisor. Conste que todo esto se lo digo con cariño porque, aunque no parezca, disfruto de leerle y escucharle. Ahora me voy a otro blog a hacer más amigos. Un abrazo.
ResponderBorrarChe Lucas, el humor no puede leerse de manera lineal, no debe leerse así porque si no, no da risa.
ResponderBorrarCuando uno ve a Chaplin caerse o el Pshicobolche de Capusoto, no lo lee de manera lineal, sino todo parece triste. Ese es el tema con los chistes. Sino de qué nos reimos? Nos reimos de la posible otra lectura que podemos hacer de algo. Esa otra lectura es la que nos salva.
Tenemos un jefe de gobierno de la ciudad que estando procesado se caga en la justicia y se afeita el bigote, decir que si Hitler se afeitara no dejaría de ser un hijo de puta no significa que, hoy lo dijo Sandra Russo, todas las madres de asesinos ganan plata con la prostitución, ni significa que Macri sea un asesino de judios. Eso si, sacarse el bigote no cambia nada.
Reite, la vida puede ser una mierda. y si no te reis, bueno, me pasa seguido.
Pará un poco, Carla tiene 7 muertos, yo tengo 45!!! siete tíos y siete tías son 14, cada uno con 3 a 5 hijos son 28 primos, más 14, son 44, más mi abuela Eva. Y mi papá decía que se le habían muerto casi 80 con los parientes de sus cuñados y sus amigos. Y tengo una hermana sobreviviente heroína máxima. Y yo digo que no me gusta decirle hijo de puta a Videla ni comparar a Hitler con Macri, así que podés dar la vuelta a lo mal que te sentiste, yo tengo más autoridad que Carla si se trata de cantidad de muertos. El energúmeno ese de Barcelona no venía a discutir conceptos, venía a reventar a Barone porque le arruinaron el éxito de la Revista. Espero que Barone hoy le de con un caño, o lo ignore del todo, que es lo mejor que podía hacer. Vos estuviste muy bien Lucas, muy bien.
ResponderBorrarAnónimo
ResponderBorrarla encuesta sobre Von Wernich es genial, es inteligente, tiene un contenido conceptual, se burla del dogma, es realmente la muestra impecable de que se puede hacer humor. Lucas no dijo que no se puede hacer humor, dijo que decirle Hijo de puta a Videla no quiere decir nada. Eso no da gracia, y es muy berreta.
Qué bolú, gordo!!!
ResponderBorrarjajajajajajajaja!!!
No proyectes nena, que vos consumas de la mala no significa que todos lo hagan. La encuesta tiene un mensaje claro (que Von Wernich no debería seguir siendo sacerdote) pero hecha a modo de broma (o acaso creés en el juicio final?). En definitiva, no muy distinto de lo que hace Barcelona y que escandaliza tanto al dueño del blog.
ResponderBorrarLa risa es etica, che. Por lo menos, puede serlo y la experiencia indica que en muchos casos es el mejor - y a veces el unico- vehiculo para la etica.
ResponderBorrarLa (auto) y colectiva advertencia frente a la banalidad, por otro lado, nunca está de más. Sí, a lo mejor, si nos vuelve tristes: si los alertas o prudencia nos entristecen , será que muy buenos que se pasaron del límite.
Y en el otro extremo, incluso la banalidad es humana tambien,y con ella y desde ella hay que andar nomas. Total, para los juicios ultimos, por definicion, siempre falta una eternidad.
"Barcelona" forma parte de los programas emitidos en el sistema público de comunicación con su programa de Radio Nacional, lo que habla tan bien de "Barcelona" como del gobierno. "Hacerle el juego a la derecha", tema que ayer Marchetti volvió a sacar fue un eje que iluminó el debate político y conformó una de sus emisiones. La mención a la madre de Luciano Arruga se vinculó con esto, el tono, indisimuladamente molesto que tuvo en algún momento Sandra Russo con Marchetti, habla de un interlocutor agudo, molesto y necesario. La disputa con Barone viene de sus declaraciones acerca de que "es fácil hacer lo que hace Barcelona", o sea, de algún modo brulotear sin mayores consecuencias. Viniendo de un tipo habitué de la mesa de Grondona, trabajador de "Clarín", "Mercado", y cómplice silencioso de las políticas neoliberales en los ´90, la afirmación tiene un altísimo tono de gratuidad e injusticia. Barone, con toda su lucidez, suele tener el tono de los conversos. Carla, por su parte, no nos olvidemos, fue habitual partícipe de programas como "Zoo", cool, progre, políticamente correctos y totalmente inocuos, y más allá de que posiblemente sea una persona intelectualmente honesta no parece intelectualmente brillante, o al menos no lo demuestra cuando hace afirmaciones como "a César y Mónica le abríamos las puertas de nuestras casas", queriendo significar qué imagen de confianza portaban los aludidos, olvidando o ignorando por completo que "Mónica presenta" era un programa estrella de la televisión procesista, y su conductora, con sus mohínes, sobreentendidos, estética y dichos, una portadora del lugar común hegemónico desde entonces.
ResponderBorrarBuscarle el lado flaco a "Barcelona" con una contratapa es negar lo que en siete años de agudeza, cinismo, lucidez e intervenciones desopilantes sobre la realidad, ha logrado la revista. (sigue en otro post)
Como espacio de debate, el correo de "Barcelona" le saca varios cuerpos a 6, 7, 8, cosa lógica por otra parte, dado el formato de uno y de otra. Pero al margen, y aunque soy devoto de ambos, me prevengo tanto de la procedencia de los panelistas del programa (Cabito, gracioso y a veces agudo, no deja de representar para mí, esa ideología radio Metro, canchera, cool, suavemente iconoclasta, que cubre lo chanta y mediocre que puede ser con un cinismo amable) como de alguno de los excesos oficialistas (el locutor gritando "más buenas noticias" es patético, citar solamente a "Tiempo argentino" como fuente también lo es, por eso fue muy acertada la intervención de Marchetti ayer sobre la Barrick Gold y "Tiempo").
ResponderBorrarQue "Barcelona" tenga que lidiar en su correo con troscos, kirchneristas, liberales que le arrojan piedras de todos lados, como tuvo que hacerlo en algún momento con sionistas, antisionistas, pro y anti pedófilos, es signo del debate que la revista promueve, que Marchetti tenga el arranque maradoniano infantil y un tanto vergonzante que tuvo ayer con Barone, no le resta acidez ni lucidez a sus dichos ni a la trayectoria de su medio.
En cuanto al humor, no hay límites. Hago chistes con las pastillas de cianuro que llevaban las militantes montoneras en su cartera, y cómo se las podían confundir con las anticonceptivas que al mismo tiempo, y por ser de aparición reciente, también llevaban allí. Hago chistes con los grupos de rock neonazi que pululan por Buenos Aires, advirtiendo que si quieren ir a verlos, saquen platea, porque se sabe que con los nazis, es muy jodido ir al campo. Las únicas limitaciones son la gratuidad y la calidad. Si el chiste es genial, vale. Si está dentro de un discurso que me permite entender y comprender para qué lado patea el humorista, vale. Lo único, fuera de esto, es una cortesía con el espectador. Pero lamentablemente uno no puede andar pidiendo a los espectadores que muestren los números que llevan en los brazos.
Y volviendo al principio: el gobierno considera que el discurso de "Barcelona" debe formar parte de las voces oficiales de la cultura y la información (¿por cálculo, para neutralizarla, por convicción?); como sea, allí está, y una se ganó el lugar (que tan arduamente redefine número a número) y el otro supo que debía dárselo (¡aleluya la lucidez de algunas políticas de estado de estos dos períodos bonapartistas, populistas, contradictorios, demágogicos e insuficientes del kirchnerismo!)
(viene de post anterior)
ResponderBorrarComo espacio de debate, el correo de "Barcelona" le saca varios cuerpos a 6, 7, 8, cosa lógica por otra parte, dado el formato de uno y de otra. Pero al margen, y aunque soy devoto de ambos, me prevengo tanto de la procedencia de los panelistas del programa (Cabito, gracioso y a veces agudo, no deja de representar para mí, esa ideología radio Metro, canchera, cool, suavemente iconoclasta, que cubre lo chanta y mediocre que puede ser con un cinismo amable) como de alguno de los excesos oficialistas (el locutor gritando "más buenas noticias" es patético, citar solamente a "Tiempo argentino" como fuente también lo es, por eso fue muy acertada la intervención de Marchetti ayer sobre la Barrick Gold y "Tiempo").
Que "Barcelona" tenga que lidiar en su correo con troscos, kirchneristas, liberales que le arrojan piedras de todos lados, como tuvo que hacerlo en algún momento con sionistas, antisionistas, pro y anti pedófilos, es signo del debate que la revista promueve, que Marchetti tenga el arranque maradoniano infantil y un tanto vergonzante que tuvo ayer con Barone, no le resta acidez ni lucidez a sus dichos ni a la trayectoria de su medio.
En cuanto al humor, no hay límites. Hago chistes con las pastillas de cianuro que llevaban las militantes montoneras en su cartera, y cómo se las podían confundir con las anticonceptivas que al mismo tiempo, y por ser de aparición reciente, también llevaban allí. Hago chistes con los grupos de rock neonazi que pululan por Buenos Aires, advirtiendo que si quieren ir a verlos, saquen platea, porque se sabe que con los nazis, es muy jodido ir al campo. Las únicas limitaciones son la gratuidad y la calidad. Si el chiste es genial, vale. Si está dentro de un discurso que me permite entender y comprender para qué lado patea el humorista, vale. Lo único, fuera de esto, es una cortesía con el espectador. Pero lamentablemente uno no puede andar pidiendo a los espectadores que muestren los números que llevan en los brazos.
Y volviendo al principio: el gobierno considera que el discurso de "Barcelona" debe formar parte de las voces oficiales de la cultura y la información (¿por cálculo, para neutralizarla, por convicción?); como sea, allí está, y una se ganó el lugar (que tan arduamente redefine número a número) y el otro supo que debía dárselo (¡aleluya la lucidez de algunas políticas de estado de estos dos períodos bonapartistas, populistas, contradictorios, demágogicos e insuficientes del kirchnerismo!)
(viene de post anterior)
ResponderBorrarComo espacio de debate, el correo de "Barcelona" le saca varios cuerpos a 6, 7, 8, cosa lógica por otra parte, dado el formato de uno y de otra. Pero al margen, y aunque soy devoto de ambos, me prevengo tanto de la procedencia de los panelistas del programa (Cabito, gracioso y a veces agudo, no deja de representar para mí, esa ideología radio Metro, canchera, cool, suavemente iconoclasta, que cubre lo chanta y mediocre que puede ser con un cinismo amable) como de alguno de los excesos oficialistas (el locutor gritando "más buenas noticias" es patético, citar solamente a "Tiempo argentino" como fuente también lo es, por eso fue muy acertada la intervención de Marchetti ayer sobre la Barrick Gold y "Tiempo").
Que "Barcelona" tenga que lidiar en su correo con troscos, kirchneristas, liberales que le arrojan piedras de todos lados, como tuvo que hacerlo en algún momento con sionistas, antisionistas, pro y anti pedófilos, es signo del debate que la revista promueve, que Marchetti tenga el arranque maradoniano infantil y un tanto vergonzante que tuvo ayer con Barone, no le resta acidez ni lucidez a sus dichos ni a la trayectoria de su medio.
En cuanto al humor, no hay límites. Hago chistes con las pastillas de cianuro que llevaban las militantes montoneras en su cartera, y cómo se las podían confundir con las anticonceptivas que al mismo tiempo, y por ser de aparición reciente, también llevaban allí. Hago chistes con los grupos de rock neonazi que pululan por Buenos Aires, advirtiendo que si quieren ir a verlos, saquen platea, porque se sabe que con los nazis, es muy jodido ir al campo. Las únicas limitaciones son la gratuidad y la calidad. Si el chiste es genial, vale. Si está dentro de un discurso que me permite entender y comprender para qué lado patea el humorista, vale. Lo único, fuera de esto, es una cortesía con el espectador. Pero lamentablemente uno no puede andar pidiendo a los espectadores que muestren los números que llevan en los brazos.
Y volviendo al principio: el gobierno considera que el discurso de "Barcelona" debe formar parte de las voces oficiales de la cultura y la información (¿por cálculo, para neutralizarla, por convicción?); como sea, allí está, y una se ganó el lugar (que tan arduamente redefine número a número) y el otro supo que debía dárselo (¡aleluya la lucidez de algunas políticas de estado de estos dos períodos bonapartistas, populistas, contradictorios, demágogicos e insuficientes del kirchnerismo!)
Anónimo, no sea tan boludo. No es la misma clase de broma,si le gusta más. Si no consume nada, es tontín, nomás. Que se mejore. Gracias por lo de nena.
ResponderBorrarterriblemente absurdo, indigerible, como por ej posse como ministro de educación
ResponderBorrary todo humor, lamentablemente, de una u otra manera, es absurdo.