To: lucas-carrasco@hotmail.com
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Date: Sun, 31 Oct 2010 16:14:04 -0300
Palabras a la noche después de Néstor
Cuando murió papá, yo tenía 11 años. Mamá estaba de viaje y durante las horas que demoró en volver me sentí realmente desvalido. La solidaridad de mis vecinos evitó males mayores, pero durante esas horas que me resultaron interminables, yo no tenía esperanzas de que superáramos la ausencia del protector de nuestros destinos.
Mamá llegó de nochecita, y cuando la pude abrazar entre el gentío, mostraba una serenidad que mis 11 años atribuían al shock. Pensé en aquel momento “pobre mamá, todavía no se da cuenta de lo que ha pasado”, y traté de serenarme, para no ser yo quien la pusiera en contacto con la cruda realidad.
Con el correr de los días, fui comprobando con asombro que mamá no se desmoronaba nunca; que a pesar de su total inexperiencia en la complejidad de ser la cabeza de familia, iba naturalmente haciendo frente a todos y cada uno de los problemas que aparecían día a día. Las lágrimas escondidas de su tristeza, me mostraban a su vez la magnitud del inmenso dolor que cargaba sola, que cuidaba de no transferir a nosotros, los chicos, los débiles.
Sin la profundidad de esa temprana experiencia, la vida me puso a menudo cerca de mujeres sufrientes. Con extrañeza al principio, y a esta altura casi como una regla inexorable, las he visto levantarse una y mil veces con tremendas mochilas sobre sus espaldas, fortalecerse en la adversidad y abrirse paso hasta que la cría esté a salvo y lista para volar por sus propias alas.
Hoy el dolor irremediable golpeó a Cristina. Enseguida que me enteré de lo sucedido, a la vez que la enorme pérdida me iba transformando en angustia, me acordé de mis once años, de mamá que todavía anda sufriendo cerca mío, de la belleza de esos rostros de mujeres cinceladas por la vida y las heridas. Sencillamente supe, que después de este día de lágrimas que no cesan, nuestro destino colectivo nunca correrá ningún peligro por el dolor de esa mujer, de esa gigante mujer que camina junto a millones de nosotros en un llanto, que mañana mismo, ahora mismo, es nuestra bandera y nuestro canto.
Torcuato Burone
Gracias por tu mensaje de amor y por compartir tu experiencia. Silvia
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