miércoles, diciembre 22, 2010
El tren y la luna
Yo tenía 20 años, vivía en un departamento de recoleta, con Jesús y el Cabezón, pelotudeaba todo el día. Mi amigo Pablo estaba pasado, tenía como 27 años, ya era grande, tomaba merca todo el día. Caminábamos toda la ciudad. Desde Olivos, donde lo querían cagar a piñas por un asunto de transa, hasta palermo, tramos de tren, cinco horas, la madrugada entera, caminando. Me acuerdo porque él veía en todas las luces de los coches a la policía, teníamos que ir a contramano, y levantaba cada papelito de la calle, creyendo que era plata, repetitivamente, encontré plata-viene la policía-encontré plata-viene la policía, la paranoia, esos días oscuros. Nunca encontraste plata, nunca nos agarró la policía.
Estaba, entre los árboles, siempre, la luna.
Pablo vivía en una pensión del abasto, al lado de la comisaría. El verdulero movía, el kiosquero -cruzando corrientes- movía, ahora hay un restoran y una farmacia. Papeles en la calle, pará, es plata, nunca era plata. Era un taxi, no la policía. Me daba pena. Y entre los árboles estaba la luna. Esas madrugadas yo quería tanto a Laura. Laura me quería, también, desde Colegiales. Una casa de ladrillos vistos, al lado del tren, los besos que no me diste. Mi amigo se robó hasta la cafetera de la otra mina que vivía en la pensión, no tenía para pagar y no podía volver, quedó en la calle. Sin laburo. Ni amigos.
Yo me volví a Paraná. Laburé de periodista y de otras mentiras.
Un día, mi amigo, se tiró contra el tren. La luna, entre los árboles, te miraba, Pablo. Te hubieras quedado, boludo. Me imagino, ja, cuando leí en el diario, pensaba en la cantidad de sangre, a vos, que no te gustaba para nada la sangre, morirse así, con tanta sangre salpicando el hierro del tren. Hay días tristes, días bobos, hay días, también, que valen la pena. La luna se nos burla, entre los árboles. Y los trenes siguen pasando. Te hubieras quedado. Laura, creo, se casó. Yo me encontré, en la calle, cuatro pesos, ayer. Y me acordé de vos, Pablo.
Tendría que haber pasado, justo, un tren. Porque la luna, entre los árboles, estaba. Como siempre.
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Lucas, hoy estás sublime. Merecés aplausos :)
ResponderBorrarMe encantó, es muy bueno, triste y realista.
ResponderBorrarTe dejo una frase de ramate matadora:
ResponderBorrar"lo que me costó el amor de Laura"
No la escuché antes, no se parece a nada, genio!
Para mi la reencarnación esta en el recuerdo!... creo que por el momento es en lo único que pienso...
ResponderBorrarcuando recordas a alguien muerto en ese momento esta reencarnando.
Etiqueta negra. A veces corren los rumores de que algunos corazones son hoteles.
ResponderBorrarcon cuatro pesos en 2010 te pagabas un ida y vuelta a Morón en el 166. está muy bien.
ResponderBorrarAunque no es necesario elegir propusiste como dos vertientes. En tal caso podés leer lo de abajo con o sin coma.
ResponderBorrarApuesto a éste, Carrasco.
██████████
Carrasco, sigo tus escritos hace algun tiempo, escribis luminosamente aunque se trate de relatos oscuros y tragicos.
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