sábado, diciembre 04, 2010

Odio, caos, muerte y destrucción: los voy a matar a todos.




La gente no puede ser tan pelotuda. Los niños, obvio, saben que Papá Noel no existe. Pero se lo callan. Suben al dormitorio y se cagan de risa de los adultos. Interesados. Por los regalos. Malditos niños. Habría que regalarles a todos útiles escolares y manuales de biología. Para que lean en verano. Odio las navidades. Cuando era chico me gustaban, más vale. A los niños les gustan las navidades, a pesar de lo pavote que se ponen los adultos. Por las ofertas. Comiéndose el aguinaldo. Y el colesterol. Vengo de Saladillo. A noche estaba en un boliche en el medio del campo. Odio el campo, también. Las vacas, re al pedo,comiendo todo el día. Caminando dos pasos. Ignorantes de su destino finito, inexorable, como bife de chorizo. Si supiera, pobre vaca. Que la servirán con rúcula, esa grasada, en Palermo. Y medio aguinaldo, con un mozo, pelado, que cuandole pedís algo contesta "dale". Boludo, conjugá los verbos. Va a terminar, la vaca, como latita de picadillo, en un picnic aburridísimo, en la costanera, de La Paz. Hay en esa costanera una escultura, por dios, la cosa más fea que he visto en mi vida, después de mi ex mujer desnuda. Ayer lo vi a Dalmiro Sáenz, qué escritor, tan fino. E hijo de puta. Llego a casa, cansado, ni un vaso limpio. Renuncio. Quiero a mi mamá. El CD de Cacho Castaña está al lado del de Mozart. Pongo a Cacho Castaña. Atardece, esa hora que puso dios para que reflexionemos sobre lo patética que es la existencia. Debí haber nacido vaca, o pasto. Anoche, en el boliche, rodeado de campo, o sea de bichos, enfermedades, ausencia de cloacas, sin señal en el celular, con pájaros que te rompen las bolas, paisanos borrachos, adolescentes que no conocen a Esteban Schmidt, vacas gordas y aburridas que paran de comer sólo para dormir, porque las vacas comen pasto hasta cuando las garcha el toro, no hay coca, quiero fernet solo, Carrasco hace caracoe de un tema de Gilda, esto es cualquier cosa, me quiero volver, a Paraná, necesito un bar decente, un cine, el río, las chicas andando en patines, susurrando ahí está Carrasco, todas timiditas, soñando, siempre, con volverse putonas y locas y enfiestadas y el sueño dura un orgasmo, se maquillan y van a misa y miran el jardín recién cortadas las flores que los guachos de la esquina hacen como té y te clavás uno de floripondio y te quiero ver, las chicas miran el jardín, la tarde, el marido que vuelve de meterles los cuernos, y ay, qué lindo, la vida soñada. En pocos días hacen un arbolito, feo, con soplillos, aguinaldo y comida pesada, comida tonta, como turrones, y sidra, algún champagne, el que inventó la sidra se estaba cagando de risa de nosotros, sabelo.
Odio las navidades.
Me voy al cumpleaños de Gerardo Fernández.

7 comentarios:

  1. Las hamburguesas son una metáfora del campo.

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  2. "Atardece, esa hora que puso dios para que reflexionemos sobre lo patética que es la existencia"
    Eso es bueno, además de verdad...pero que bardees a la sidra, la SIDRA! eso no tiene perdón!

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  3. Buenísmo, hoy me sentí un poco así...entre mis mismas cosas, pero todo está ridículo en diciembre.

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  4. la que te metió el dedito4 de diciembre de 2010, 9:31 p.m.

    sabado a la noche, paso por aca, las mismas boludeces de siempre.
    chaucito enano calentón.

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  5. Leuco sigue vivo, ya no sos creíble. El día que lo asesines volverás a ser creíble.

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  6. qué bajón che...encima que odio la navidad y estoy llena de hijos interesados por los regalos, y no cobro aguinaldo porque cobro por contrato...me voy a dormir

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