Se viene la navidad, con fuertes críticas al gobierno
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La navidad (¿va con mayúsculas, por?) es ese día donde todos festejamos la tortura y la muerte, comprando turrones y juguetes. Es feriado. Y está bien. Porque los que no creemos que el torturado resucitó al tercer día, seremos, por herejes, torturados de por vida. De por muerte, digamos, en el infierno. Hasta el infinito, mi amor. Y, más aún, en ese inmenso campo de concentración que dios -que, me dicen, es sólo amor- creó, o permitió, o no denunció a las autoridades competentes (él, se ve, no puede hacer, pobre loco, es puro amor pero no puede hacer nada contra los campos de concentración) y que llaman el infierno, en ese campo de concentración van a parar los que, como yo, le exigimos a dios, y a su ex ladero el diablo, que respete los derechos humanos. Como a dios le chupa un huevo mi pedido y a sus partidarios (siempre tan intolerantes) los torna fanáticos doloridos que uno pida, simplemente, que dios, o alguna autoridad más competente que él, que ya se declaró incompetente, intervenga, entonces, lo que me queda de vida, voy a ser ateo.
Los fanáticos tienen cómo cubrirse: creen que sus delirios místicos son acompañados por la mayoría de la población, y más aún, por los más pobres. Que sus delirios místicos sólo son reprochados por élites. Siguen delirando. Con el plus de navidad que puso la presidenta para jubilaciones, pensiones y la AUH, el pueblo triste y sufrido irá a un montón de procesiones: al supermercado y a las jugueterías.
Y está bien que lo hagan.
Y está bien que hieran la suceptibilidad de quienes, desde chiquito, hirieron nuestra suceptibilidad. Y está bien que no tengan miedo al torturador eterno.
Eso sí, chicas: el miedo más groso, en vida -tan efímera y fútil- es a la violación. Dicen, esos que usan sotanas y hablan solos, que el torturador, Satanás, y sus secuaces (seguro que dios perdona a Monseñor Storni, a Julio Grassi, a Von Wernich, a Monseñor Tortolo, más no a mí, hereje que no creo en él y el inmaculado hímen de su madre)no viola a las pecadoras. Las tortura, nomás, con fuego. Pero no mueran, chicas, vírgenes: es al pedo. En el paraíso no se coge. En el infierno, ni a la fuerza, ni con los depravados, perversos, sátiros -que si usaron sotanas están indultados- que tampoco. Ay, dios. Qué aburrido es morirse!
yo desistí de cualquier religión en cuanto me di cuenta que no podía ni forzándome, digo, con muuucho esfuerzo CREER en algo tan increíble. Soy una expulsada de todos los paraísos prometidos. Y bueh, es lo que hay. Tamos mnás abandonados a nuestra suerte que los vecinos de Soldati invadidos por los propios habitantes del averno. Y, ojo que a mí tampoco me gustan esos seres abominables que se te meten a cagar y mear en tu living
yo desistí de cualquier religión en cuanto me di cuenta que no podía ni forzándome, digo, con muuucho esfuerzo CREER en algo tan increíble. Soy una expulsada de todos los paraísos prometidos. Y bueh, es lo que hay. Tamos mnás abandonados a nuestra suerte que los vecinos de Soldati invadidos por los propios habitantes del averno.
ResponderBorrarY, ojo que a mí tampoco me gustan esos seres abominables que se te meten a cagar y mear en tu living