domingo, enero 02, 2011

Lo que fuimos cuando fuiste




Tenía 13 años. En la ventanilla estaban las vacas, los prados, las gallinas, los pájaros, la luvia. El colectivo iba lento y ruidoso. Bajaba en avenida Friulli. Media cuadra, hasta la escuela. Me sentaba al lado de la ventana que daba al patio. A veces sonaba el timbre. Me fumaba un pucho en el baño. De camisa y corbata. Derby 10, los más baratos. Corbatas, también, baratas. Camisas infantiles. Zapatos en cuotas. El sol, allá, bañando desgraciadamente los campos. La plaza de atrás de la escuela estaba llena de besos adolescentes. Yo amé y morí en esa plaza. Era tan petiso. Tenía tantos miedos. 20 años pasaron. Te la hago corta, quiero que lo sepas, pibe de 13, de San Benito, con gel y corbatas baratas, a veces llovía, pibe de besos temerosos y hondamente tiernos en la plaza de atrás de la escuela, quiero que sepas, pibe, el pibe que fui, que tras 20 años, de verdad,  no me vendí. No tanto como lo hicieron otros. No tanto como me tentó la vida.
Cuando mi teléfono pobre no tiene señal, cuando pongo un balde en las goteras, cuando pago el alquiler, cuando pido perdón, cuando me siento solo, esas veces que a veces me siento tan pero tan bien, por los besos, por las esquinas que cruzamos con miedo, por todas las veces que nos cagaron, cuando me dan un regalo de navidad, cuando una chica se acerca a pedirme una foto, cuando estoy tan loco, cuando caigo bajo, cuando hago papelones, sabelo, pibe, vos, con tus 13 años, no te cagué, para mal o para bien, como sea, lo que sea, pibe: vos tenías huevos, sueños y espalda para bancarlos; yo también. Perdón por no tener el talento que creíamos tener, cuando vos y yo fuimos uno, cuando vos, pibe de 13, yo de 33, cuando pensamos un montón de cosas que nunca se dieron. Quiero que sepas que fracasamos, pero sentite orgulloso, peleamos por lo que queríamos, peleé como loco, como rabioso, como sacado. Me aguanté las risas en la espalda, los puñales en el pecho de la traición, la porquería, los vicios, las decepciones, la mierda, me la banqué, mordí los dientes, aguanté. Lloré, miré para adelante, me acordé de vos, me enamoré, di mil besos, tuve un perro, bailé murgas, me emborraché, fui incorrecto, fui demasiado correcto, y tonto, si supieras, lo tonto que he sido,  a veinte mil kilómetros de vos, y de tus tetas, me quedé haciendo dedo. Pibe. De verdad. Si no hubieras muerto, si el pibe que fui a los 13 años no hubiera muerto, sabés qué, yo creo, estaría orgulloso de este viejo choto que persiste y persiste en romper las pelotas. Tuve, demasiadas quizás, agachadas, pibe. Eso, de verdad, me duele, pibe. Pibe que fui. Pibe de barrio. Pibe de campo. Pibe que creía. Te juro, hice lo posible por no herirte, la pagué, en serio, caro, pero ojo, pibe, nunca me olvido: vos, pibe, fuiste mejor que yo. El pibe que fui a los 13 años fue mejor que yo.
Tengo en la ventana un pedazo de estrellas y hielos en el vaso, a veces creo que el viento es, de tan intemporal, un amigo.
Pero, en serio, ahora, pibe, porque tenés 13, pero de verdad, cuando vivas más, entenderás mis agachadas, mis transacciones, mis timideces, entenderías que soy lo más posible, lo que fui, lo que fuimos, lo que somos, y dame un abrazo, pibe de 13, que haz muerto con la mayor de las dignidades. Me sentiría mejor si me entendieras, si supieras cuánto le debo a tu legado, pibe que fui, pibe de barrio, pibe de campo, pibe de 13 que has muerto para que yo tenga 33. Gracias por enseñarme tantas cosas. Gracias por haber existido,  pibe puro,  de 13,  pibe que fui,  pibe que ya no seré.

5 comentarios:

  1. Podría ser un cuento de terror, si se pensara en las posibilidades que no fueron. Y a eso que no se cuenta me obligaste a mirar. Terror? Si. Pero Epica también.

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  2. a los tipos que son como vos, nunca se les muere el pibe que llevan dentro; andá, abrazalo fuerte y dejáte de joder...

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  3. Mas de una vez te lei, mas de una vez quise contestrate, y simpre me lo impidio el tiempo nublado en los ojos que me dejabas...
    Hoy, pese a que lloro como todo solitario que se precie, quiero de cirte que no sabes como entiendo este escrito.
    Si hay algo que he detectado en mis años de vida, que superan en casi dos decadas a los tuyos, es cuando un escrito se escribe desde el alma y desde las tripas. Y desde la mas honda soledad. Y cuando escribirlo, y leerlo, duele y cura.
    te mando un abrazo enorme
    alejandro ricagno

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  4. Cuando te agarra el síndrome de Toulouse Lautrec me conmovés.Mónica

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