martes, enero 11, 2011

Lo que siempre callamos.



Vengo de dar una charla, sobre -en eso derivó, más bien- los límites del lenguaje.
Eran muy pibes en el auditorio, y les perdí el respeto cuando me escuchaban así como que con atención, cual si yo supiera, pero igual. No son los límites jurídicos. No es, en algunos casos, nuestra verguenza, ni siquiera su contracara, el pudor. Son las fronteras sociales. Casi todo está dicho. Bah, en cada lugar y momento histórico, casi todo está dicho, sino no hubieran existido los artistas que transgreden el futuro, que lo sobrevuelan, generalmente, muy a pesar, sino suyo, por lo menos de su felicidad, como si fueran cosas inescindibles.
Las fronteras son sociales. Con todo lo cultural que tienen las fronteras sociales.
Ahora me doy cuenta, ja: el viejo Marx de mi adolescencia, al que no le doy bola, cariñosamente, en vez de sumarme a la moda progre de tirarlo por la ventana. Y alertar a los vecinos: ya tiré, doña, al viejo por la ventana! Deberían llamarme del Conicet.

Nos vamos a llevar a la tumba las cosas que no dijimos. Las que no cantamos. Las que no gritamos. No es subversión, ojalá, sino escuetamente una manera de ver las cosas: no seremos lo que dijimos, solamente, sino también las cosas que no dijimos.
Me dan ternura los que dicen -en cada pequeña circunstancia -lo indecible. Esa soberbia de sentir ternura. La prefiero a la demagogia de la "organización".
Por el pibe que se levantó y me dijo:
-"Desde qué lugar hablás de la resistencia en los 90 si nos dejaron un país de mierda"
Por ese pibe, abucheado, apuesto mis fichas. Bien, pibe. Hay que tener huevos.

Cuando llego a casa las ventanas escupen un montón venturoso de viento. Me siento medio boludo. Abro la heladera, saco agua, me quedo un rato mirando adentro de la heladera. Se vuelan unas servilletas. Cierro la ventana. Prendo un cigarrillo.  Una vez construimos una casa sobre las ramas de un árbol, en un baldío. Nos robamos -a la siesta- unas maderas fuertes de una obra en construcción, y a la tarde cuando volvían los albañiles les pedimos clavos y maderas chicas, de sobra. Construimos una casa de una sola habitación, grande (bah, la casa de mi infancia me parecía una mansión, tan chiquita y vieja, ahora, al compás de la crisis del estado de bienestar y de la edad, la edad de mi vieja y mi abuela), más bien inmensa, habíamos hecho muchas casas pero esa era la mejor. Para cruzar el arroyo del baldío hicimos un puente de cañas, que sacamos del mismo cañaveral.
Hoy la obra en construcción es la casa del ex gobernador, el cañaveral un edificio de la Fuerza Aérea, el arroyo una cloaca, los niños traviesos que fuimos, desperdigados por el mundo. Algunos se quedaron y trabajan en la construcción, otros lavan copas en Italia o España, yo voy y vengo, uno es imprentero, otro maestro, algunos se casaron, otros se separaron, tienen hijos, tienen desgracias, vidas desesperadas o calmas. La historia de todos. Tan pequeños. No sabíamos, un montón de cosas. Las alegrias módicas nos funcionan cuando olvidamos lo que fuimos. El mundo entero que no nos comimos. Los goles que nunca metimos. Las venganzas que no ejecutamos. Las tantas verguenzas que olvidamos.
Todo es una mierda.
Apretar los dientes.
Casi todos los días uno se cruza con gente. Que parece nunca haber construido una casa en el árbol. Nunca haber caído en una comisaría. Nunca una mala nota, un recuperatorio. Nunca la pastilla de los dos días. Jamas una resaca culposa, sudorosamente culposa. Nunca reponerse. Ni empezar de nuevo. Está lleno de gente así. Gente con saco, con tratamientos capilares, buenos perfumes, que saben de vinos, que no saben de nada, que destilan suficiencia y que, para colmo, son felices. O módicamente felices. Sin dolores en la espalda. Se hacen las tetas. Nunca tensos. Nunca derrotados, nunca un fracasado, son los que esperan la reunión anual de ex compañeros de la secundaria, los que guardan fotos de bariloche, los que tienen el primer diente del nene, los que jugaron de 10, los que resisten un archivo, tan centrados, los que conocen a sultano que te puede dar una mano, son los que están, ahí, en el rosedal, tan tibios, tan ciertos y qué moderados,  tan putamente contundentes. Son reales.
Nosotros, resentidos sociales, envidiosos, tan vulnerables.
Con la camisa manchada.
Cuando salimos a fumar un pucho, en ese momento, cierran la rosca y nos dejan afuera.
Tan pelotudos.
Debí, a los pibes, haberles contado la verdad. Supongo que por eso la escribo.

Fumando un pucho con los codos sobre el balcón, las luces chiquitas de cada edificio, el río, los veleros, las torres, el encierro, la verdad: es ésta. Me dan ganas de escupir. A la calle. Revoleo el cuello y me suena como un cubo mágico, ya viejo. Como una metáfora gastada. La espalda. Los miedos. Las batallas que perdí. También las que gané.
Está bajando un poco el calor.
Sopla viento.
Por lo menos. Sopla viento.

Mañana me va a dar verguenza esto que escribo. Siempre pasa así. Por eso ni releo.
Como un baldío en pleno centro, como el pibe de barrio enamorado de Anabel Cherubito; a veces me gusta el personaje, otras veces me río, y a veces me acuesto a dormir, dando vueltas en la cama, con la ventana abierta, mientras las estrellas cursis se me ríen, guiñan un ojo, se alejan, me dejan solo, y desesperado.
Y al otro día me levanto y no pasó nada.
Empieza otro día.
Lleno de batallas.
Tan divertidas, de verdad. Tan.
Qué se yo.

Tiro la colilla por el balcón. Me voy a dormir. Tiendo la cama, mientras me acuerdo, qué buenos chistes contaba el novio de mi ex, esa noche; todos se reían, yo masticaba hielo, fui muchas veces al baño, y mientras meaba me miraba al espejo y sabía que algo estaba mal.
Nada estaba mal.
Las cosas son así.

Abro la ventana, acomodo la almohada.
Y espero.

Hasta mañana.

16 comentarios:

  1. La puta Madre que te parió lo mejor que te he leído

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  2. UNA DE PELOTUDO/AS

    el Ro(17), siempre con escusas

    "que no pude profe, porque, mire, le cuento, voy a visitar a mi primo vio, que está preso, entonces viajo 4 horas y bla bla"

    " no me jodas, dejá de cuentear"

    " en serio, está preso"

    " eso te lo creo como que vos sos un vago de prima, ¿y porqué está preso tu primo?"

    "y ... por pelotudo!!"

    "no me digas! no me vinieron a buscar avisá che!! que soy bastante pelotuda "

    carcajada generalizada, charlamos sobre las necesidades/deseos impuestos, (de ahí venía la cosa eh)y cerró nuevamente con que el primo era medio pelotudo (parece me ganaba por poquito nomás), y el Ro, bue, se puso a dibujar ... es una radio permanente en la clase, ¿a quién me hace acordar...?

    saludos viejito

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  3. Puede ser que yo también este un poco pelotudo hoy, pero es de lo mejor que escribiste, creo.

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  4. "Nosotros, resentidos sociales, envidiosos, tan vulnerables", tan perdedoras muchas de nosotras, nosotras tan otra cosa que tampoco seremos. tan distintas a lo que soñó mamá, (y suena cursi y soberbio...)
    aunque este tono de nostalgia parece fuera de tiempo, parece tan temprano -pensaba cuando te lei el del pibe de 13- hoy te entendí en esa frase. y sí, aunque quede mucho por delante, mucho hasta mañana, mucho sueño, ya apretamos los dientes, ya hay cosas que no van a ser y ya hay nostalgia y tangos que nos pegan, que se yo... que odio ponerme cursi pero cuánta batalla que ya está perdida che... la lluvia le hace la segunda al corazón del texto. que es grande.

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  5. En política no coincido nada, pero entro a ver si tenés estos escritos, estas salidas, estas valentías. Y siempre me hacés llorar.

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  6. para colmo, son felices

    "La verdad, que es el conocimiento, te hará libre." No feliz

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  7. ¿Sabés qué? La sinceridad desnuda tiene su público, nosotros, los de este pabellón. Somos los que damos los mejores artistas, los marginales de ojos abiertos que dejarán un vistazo real de este momento y esta alma.Mónica

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  8. ya le dije muchas veces que escribe bello. Ahora, le voy a copianpaste una frase.Estoy escribiendo sobre pecados capitales y ud. lo dice tan bien,que nada nada puedo agregar.

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  9. Si coincido este es el mejor Carrasco. Cuando habla de política últimamente más que no estar de acuerdo le vengo no entendiendo. Acá habla también de política pero desde un lugar revelador y es bién clarito. Tendría que ir pensando en tomar la ficción con toda seriedad y si alguno le menciona la palabra "autoreferente" mandelo al carajo.
    Carpintero.

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  10. No hay nada más lindo que mirar atrás y encontrar un montón de cosas que nos generen arrepentimiento, pero no arrepenirnos. Encontrar una foto (mental o de cámara) y decir en voz alta "qué barato nos divertíamos y que felices que éramos" mientras nos acordamos de ese compañerito que siempre tenía el chiche último modelo.
    No creo que se trate de resentimiento. Vivo preguntándome cómo carajo puede ser feliz un tipo o una tipa que tiene la existencia servida en bandeja. "La vida sin problemas es matar el tiempo a lo bobo".
    Muy conmovedor lo tuyo. Ya va a caer Cheruvito.

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  11. sopla el viento Lucas... al menos sopla el viento!!

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  12. Muy bueno, Lucas.

    Ahora "los nunca derrotados" no existen...yo creia que si. La vida y la curiosidad me llevaron a conocer a muchos de esos/as que parecen ir por la vida como si todo les saliera bien...es una fachada que algunos despliegan exitosamente y muchos otros compramos...pero no resiste la primer escarbadita superficial.

    Brindo por los fracasos...sin ellos los exitos serian imposibles...y ademas serian como el agua: incoloros, inholoros e insaboros (que palabras mas feas estas tres, no?).

    Saludos,

    Sara Hustizia

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  13. vale la pena escucharte quejarte de los vacios de la heladera y de los vasos sucios, si al final un dia te descolgas del papel y compartis un pedazo de vos mismo.gtacias compañero

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