miércoles, marzo 16, 2011

20 años no es nada.

Juventud, divino, tesoro.


Los niños que nacen en la más completa marginalidad, algunos, reciben la Asignación Universal por Hijo. Enorme avance social, a años luz de cualquier chamuyo (de esos de cotillón, que hacen las "consultoras", verdaderas canaletas por donde se va el dinero de las políticas sociales, cariño). Otros, no la reciben. Hay lugares donde el estado no llega.
Qué lindo sería tener una juventud militante que recorriera el país para empadronar niños, para alfabetizar adultos (hay un vergonzoso programa de "voluntariado" en el ministerio de educación, esa cáscara vacía llena de "consultoras") en vez de cantar y gritar por loeables banderas de profundización estilística. Ay, la juventud, esa cosa tan pajera y pasajera.
Ojo, yo también fui joven alguna vez. Fui exaltado, venerado, palmaditas en la espalda. La juventud, esa estupidez maravillosa. Por suerte, con el tiempo se te pasa.
¿Qué demandarán los que se salven de la desnutrición cuando tengan 20 años? ¿Qué país les habremos dejado? ¿Podrán ir a la universidad, podrán elegir un oficio, tener su vivienda, aportarán para un sistema jubilatorio, tendrán las mismas posibilidades sanitarias que nosotros?

1 comentario:

  1. Ha muerto Néstor.
    El mismo día que nace un chico en un hospital público.
    El mes que viene ese chico va a cobrar la asignación universal.
    Que festejen en los penales de Marcos Paz los represores la muerte de Néstor.
    Nosotros llevamos la alegría y el futuro de cada chico que nace.

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