Un mérito desgraciadamente poco apreciado del proceso político sudamericano es haberse desacoplado del debate en torno al mundo que se presupone nos espera en el mercado laboral.
Lo que gusta llamarse "mundo" no ha caído en su crecimiento promedio más aún tras la crisis financiera que desataron las potencias occidentales dado que,
1) Perdieron, principalmente EEUU producto de sus invasiones y carnicerías en curso, capacidad de persuación para que el tercer mundo les siga financiando un aumento en el endeudamiento que se vuelca en su gasto social. Esto, políticamente, se expresa en la debilidad conceptual con que hoy por suerte goza el otrora llamado "Consenso de Washington"
2) Articulado a ésto, el alto crecimiento de sudamérica -producto, entre otros factores, de las elevadas tasas de riesgo financiero en los productos globales puramente bancarios lo que lleva a los capitales especulativos a refugiarse en activos primarios tangibles, alterando (qui´zas de momento) los términos de intercambio comercial en favor de los países menos desarrollados industrialmente; y en general de China e India que disputan en el mercado de manufacturas cuasi fordistas, a la par que entrelazan raras alianzas con el norte africano, con medio oriente y con los antes tigres asiáticos, que incorporan recursos naturales en los dos primeros casos y agregación de conocimiento en el último caso y mano de obra barata y regímenes poco democráticos en todos los casos. Pero con efecto prácticos inversamente proporcionales a la mayor debilidad de la influencia norteamericana.
Ahora bien, el aumento de la edad promedio de vida, en países de alto crecimiento -supongamos que tanto China como sudamérica crecieran a este ritmo unas 5 décadas, imaginemos, solamente- y el paralelo aumento de dos fenómenos muy complejos: a) la tasa de natalidad y b) la migración del campo a la ciudad; se entroncan con la reducción del mercado laboral producto de avances -que no lineales, claro- en el cmapo de la tecnología de la producción; junto a avances en las tecnologías de la comunicación que, entre otras cosas más graves, impactan sobre la formación cultural migrando los recursos humanos más capacitados hacia las capitales provinciales, las capitales nacionales y las capitales mundiales.
Estos debates que cruzan a Europa y son mas´crueles socialmente cuando gobierna la socialdemocracia, se atenúan en poblaciones que envejecen, con baja tasa de natalidad y regulación heredada del colonialismo el fascismo y el nazismo, de la inmigración racista.
Las modificaciones en el mercado laboral están debilitando derechos laborales del estado de bienestar con el, de mínima, desconcierto de intelectuales progresistas, a la par que las teorías sobre la igualdad de género parecen mal llevarse con la cerrazón a la inmigración. Europa está vieja y está furiosa, pero al igual que EEUU, todavía puede contratar miserables del tercer mundo para actuar como carniceros de su prepotencia y voracidad.
Pero tanto la caída del imperio romano como la caída de los imperios mayas e incas o las más recientes caídas de los imperios soviéticos encuentran entre su vastedad multicausal profundamente plural un elemento en común: la ofensiva estratégica a la que por su propia nauraleza dinámica está obligado militarmente un imperio encuentra un techo con el alquiler de tropas mercenarias. Mucho de esto hay en la desmoralización e indisciplina de los ejércitos genocidas que invaden Irak y Afganistán, al mando del premio Nobel de la Paz, que, ufa, no viene a la argentina.
Estos procesos globales explican -no en su totalidad ni como causal principal, sino como hilo en común- los recurrentes incendios sociales en París y New York, las caídas de dictadores pro yanquis en Egipto y Túnez, las turbulencias del indescifrable Khadafi, las protestas universitarias en China, y en general la debilidad de las teocracias como explicación totalizante del mundo y, paralelamente, la erosión de las promesas ilusorias del libre mercado.
Más que la juvenilia rimbombante que campea frívolamente nuestra campaña electoral los problemas de la juventud real lejos están de ponerse en el debate argentino, pero más que una originalidad local, esto sucede de manera más drástica con la exportación de jovenes del muy progresista Uruguay, la criminalización de los jóvenes en Brasil, las protestas en Chile, la negación del debate en Bolivia, el violento desconcierto en Venezuela sobre qué hacercon los jóvenes pobres ante la avanzada de protestas de jóvenes de clases altas.
Todo lo cual configura un cuadro de enorme preocupación, con el cual me levanté y vengo y lo escribo acá, donde sí que no se coge, eh.
Para hablar de política internacional sos bastante malo la verdad. Cuando hablás de ese tema siemrpe te ponés en ese personaje "académicosociólogouniversitarioespecialistaenlaglobalización", pero lo único que te sale es un análisis vacío que imita torpemente el lenguaje globalizadólogo. Por ejemplo acá, ¿tu conclusión cual es? Porque todo lo que dijiste lo rematás solamente con una enumeración, conectándolo a lo anterior con la frase vaga de "Estos procesos globales explican -no en su totalidad ni como causal principal, sino como hilo en común...". Pero decime, ¿qué tiene que ver las protestas universitarias en China con los procesos globales como la desmoralizción e indisciplina de los mercenarios yanquis en Irak, o la precarización del mercado laboral en los países occidentales? Si, según vos mismo los términos de intercambio se están alterando "en favor de los países menos desarrollados industrialmente; y en general de China e India que disputan en el mercado de manufacturas cuasi fordistas, a la par que entrelazan raras alianzas (!?) con el norte africano". Pura verborrea intelectualizante mezclada con un poco de ironía, como si no terminaras de ponerte en ese personaje. Lo más gracioso fue eso de "y en general la debilidad de las teocracias como explicación totalizante del mundo", porque se nota que cuando escribís sobre estos temas adoptás la terminología y los supuestos de los textos sociológicos del progresismoacadémicoconservadorliberalizante, y no te parás a pensar, como tampoco lo hacen los escribas de los medios masivos, cuántas "teocracias" hay realmente en el mundo, o si no será que sólo están utilizando ese término porque les queda cómodo para meter en la misma bolsa y de manera casi peyorativa a todos los gobiernos árabes en general, a pesar de que el único gobierno "teocrático" sea hasta ahora la República Islámica de Irán.
ResponderBorrar...eso sin contar que el tan mentado "fanatismo musulmán" vio justamente un resurgir en estos últimos años, a pesar de que la hegemonía mediática quiera dar a entender que lo árabes siempre fueron iguales y que todavía están en la edad media (que yo sepa están en el siglo XXI como todos nosotros). Entonces, aún si tomáramos en serio el uso abuso de la palabra teocracia, más que decir que la teocracia se debilita habría que decir que desde el fin de la guerra fría (que significó la miserable deriva de los otrora enormes movimientos nacionalistas-laicos-socialistas-republicanos en el mundo árabe) la "teocracia", o mejor dicho la tranformación del nacionalismo antiimperialista árabe en un fanatismo religioso como herramienta de lucha, no hace más que crecer día a día, y esto recién está comenzando, no es de esperar que acabe tan rápido sólo porque lo dice algún pseudoanalistaglobalizadólogo que hayas leído.
ResponderBorrarY relajate más a la hora de hablar de temas internacionales, no tenés por qué pretender hacer un texto hermético e intelectualoide a la Octavio Ianni. Además no creo que eso sirva para levantar minas.