martes, abril 26, 2011

Cosas que se te ocurren cuando tenés fiebre

La presidenta anunció que para el año 2012 -jeje, qué detalle, corazón: en el 2011 hay que elegir...presidente!- van a estar todas las escuelas rurales conectadas a internet y a la televisión digital terrestre. Caramba, acá hay un norte discernible y, sobre todo, algo que pasa por alto por que se naturaliza (por suerte): se achicó la brecha entre lo que los gobiernantes dicen y lo que hacen. Y hay dinero en el estado para financiar este tipo de políticas educativas.
Sin embargo, hay muchas variables económicas y geográficas -en la dirección de la "geografía radical"; esto es, la espacialidad sumada a un trípode de temporabilidad y sociabilidad-implicadas en este anuncio. Que, por supuesto, no es mérito exclusivo de la Presidenta. Después de todo, las nuevas tecnologías de la información no se inventaron acá. Sí, Cristina tiene el mérito de incentivar y financiar desde lo público, en sectores estratégicos, el despliegue de estas tecnologías. No es poca cosa. Al contrario.
Una de las variables implicadas es la desigualdad distributiva, un problema estructural de nuestro país, que es a mi humildad (pff) juicio la madre de varios dilemas de naturaleza incomprensible si no se va a esa raíz.
Imaginemos un crecimiento económico de cuatro años más, hasta el 2015. O sea, imaginemos  el mediano plazo sin que gobiernen los radicales o el duhaldismo.
Es probable -aunque en el futuro, nada lo es-que las demandas de quienes gozan de la mayoría de los beneficios del estado a cambio de muy poco, y sobre todo de su alienación en torno a ese estado, de quienes usufructúan un estado invisible -las cases altas y medias altas- tornen más sofisticadas sus demandas, aunque con probabilidad se centren en la seguridad de sus bienes incrementados y su seguridad personal. Está bien que así sea.
Es probable también que, groso modo, la fragmentada clase trabajadora,en sus compartimentos sindicalizados,   aplique sintonía fina y soporte una tensión en su interior para ver hacia dónde organiza un abanico de alianzas, hacia abajo o hacia arriba.
Y que quienes menos estado tienen y más lo pagan y financian, crezcan de manera más veloz pero en términos relativos. Es decir, un alargue de la fotografía social del kirchnerismo.
Las tensiones más duras, a la vez, las tuvo que afrontar el kirchnerismo cuando comenzó a revertir la desigual distribución del ingreso. Y esto no variaría, me parece, sino que se incrementaría, por agregar segmentos sociales potenciales a los que más tienen en la argentina. ¿O acaso era posible que alguien de ingresos medios plenos apoye a las multinacionales de la exportación primaria de transgénicos sin los 6 años de crecimiento económico?
Bien, entonces, se me hace, que los problemas de migraciones internas, inmigraciones desdobladas -hacia los centros económicos para competir laboralmente con los migrantes internos en los trabajos de mayor producctividad y tasa de explotación, pero también hacia las zonas de frontera en el comercio y otras actividades de servicios que desdibujan las fronteras lineales- y una profunda revolución cultural en "el campo", que en buena medida ya está transcurriendo. Y consiste, esencialmente, en un acortamiento de distancias. No en el sentido lineal -aunque también-ni apenas en el plano comunicacional; sino que la enfermedad holandesa puede verse potenciada con una alianza social y una identidad ideológica más densa, constituyéndose un sujeto político de derecha por primera vez, en la historia de nuestro país, de carácter democrático.
Por supuesto que es completamente arriesgada esta hipótesis. Ya sé. Pero por imaginar, nomás.
¿Acaso la consolidación del radicalismo y la definitiva fundación del imaginario social del peronismo no se dieron en etapas de auge económico?
En el discurso citado de la presidenta hay líneas de profundización que atienden, creo, a esta visión. Que van en esa dirección. Que razonan a futuro estos dilemas.

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