El sábado Patucho me llevó a una fiesta de La Cámpora. Ahí, como siempre sucede, se cantaron cosas de peronistas, forzadas, divertidas, espontáneas. Cosas que, en el peronismo que yo conocí antes de esto, no se encuentran. En el peronismo de hoy, menos.
Patucho anda enojado con Hank porque dice que él sí, y que yo también, resistimos los 90. Y hay chicos " de la juventud" (basta de robar con eso, che!) que recién llegan a las cuestiones políticas y quieren imponer su visión cultural de las cosas: el que se cree valiente y jugado por hacer...oficialismo.
Ok, es verdad.
Sólo que con esa verdad se maneja la política comunicacional, por ejemplo. Y que, probablemente, los chicos que cantan "resistimos los 90" en la República de Palermo tengan una concepción completamente negativa de ese período (yo, en cambio, no tengo esa visión; entre otras cosas, porque resistí los 90) y pasen por alto que sólo el 99,9% de quienes son hoy protagonistas los fueron de la década del 90.
A mí se me pide, culturalmente, que niegue que esto es fundacional -porque sino los noventistas quedarían afuera- y que me coma el beneficio de inventario, la historia y las cagadas que sistemáticamente se mandaron los tipos que, en ese entonces (y ahora), querían hacerme mierda.
¿No es un poco descabellado, pedir semejante sacrificio?
Patucho me contaba el loable objetivo de agregarle una estrofa antinoventista a la marcha peronista: el propósito era esquivar la cantata montonera que engalanaba todo acto de la izquierda peronista (concepto que, sabemos, no existe, mientras conduzcamos a la derecha peronista y tengamos contratados a los oportunistas, je) teniendo uno, por él, por mí, que hacerse cargo de...por ejemplo: ¿qué fusiles? ¿Qué disparates? ¿Qué historia heroica sin barniz? Las cosas no fueron así.
Pero dejemos este espinoso tema acá. O no. Cuento una breve anécdota: en 1999 fui por única y primera vez a una reunión de lo que se llamaba el Frente de la Resistencia. Fue la única vez porque ahí se planteó el apoyo de Aldo Rico al frentito. Con mis 21 años planteé que eso era una locura. Y entonces me entraron a gritar, literalmente, barbaridades. Tumini, Pereira, Gagero, Reyna, me explicaban las ventajas del acuerdo en clave de oportunismo electoral (falso, salieron últimos) y yo, medio asustado en ese clima, les dí la razón. Sabiendo, mientras Reyna me llevaba a Retiro a abordar el micro hasta Paraná, que eso era un disparate y que cuando se lo cuente a mis amigos, me iban a echar a la mierda. Se lo conté. Huimos espantados de ese disparate.
La resistencia a los 90 también fue compleja.
Ojo, nos enfrentábamos, en Entre Ríos por caso, a los mismos que ahora, en buena medida.
Y es que los procesos políticos son así.
Pero ya desde entonces a mí no me cerraba el asunto de entender la historia sin matices, de dividir entre buenos y malos, de organizar la política moralmente.
Por eso no fui parte del Frepaso y de la Alianza, comiéndome los odios de....los mismos que están ahora!
Pedir credenciales de conducta es algo que, por pragmatismo, no debemos hacer (yo mismos quedaría afuera) y además una estupidez: bajo ese criterio, señora, hasta a San Martín lo corríamos con la vaina en elproceso independentista, hasta a los ministros de Yrigoyen los rajábamos a patadas, hasta impugnar el peronismo del 46 no parábamos.
Eso sí, fueron períodos fundacionales.
Los que ahora, en la República de Palermo -en el peronismo real no se consigue- agitan el peronómetro, señora, están preparándose para salvarse, y para, señora, sacarse de encima a tipos como yo. Que mañana pueden cuestionar el rumbo, que no tienen verguenza de hacerse cargo del pasado, que no necesitan mentirle a los más jóvenes ni inventarles un ropaje que en el peronismo real, sea dicho, no se consigue.
Los que convierten lo táctico en estratégico olvidan mencionar que si vuelve con el control del peronismo un Duhalde o un Cavallo o un Chacho Alvarez, como sucedió en los 90, nos van a correr a las patadas con la vaina del peronómetro a lo más genuino del kirchnerismo.
Ahora, por lo menos, nos correrán con la vaina. Antes fue a los tiros.
Es, justamente, el contexto que le da cuerpo a la vaina de tantos bananas. Que sin el peso de las generaciones muertas no podrían asustar ni a mi abuelita.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario