La dinámica que va organizando el tablero electoral es la arquitectura legal sancionada con amplios consensos el año pasado. El emperramiento del abanico amorfo del Grupo A en desconocer la legalidad resultó un tiro en el pie de su discurso nuclear y por tanto un fiasco.
El peronismo de derecha que el gusta a los disidentes no pudo organizar una interna seria, más allá de las razonables dudas sobre su transparencia y de que, aún tomando como ciertos los números de votantes dados, no llegaban al piso mínimo de ,15% del padrón serio necesarios para competir en las presidenciales.
La más institucionalizada Unión Cívica Radical dio un vuelco y tras auto inflingirse todos los golpes posibles dio el último porrazo que consagró como candidato único a Afonsín. Detrás de un Frente Progresista con Macri y De Narváez..
Justamente Macri fue el último en poner la fecha de las elecciones de los 23 distritos electorales del país, pues hasta último momento y en nombre de la institucionalidad republicana estuvo cavilando sobre el decreto que más le convenía a sus intereses personales.
El relativo ordenamiento electoral de las fuerzas políticas en pugna no dice que no haya sorpresas de aquí al comienzo del calendario definitivo, ni tampoco –y esto es más importante- incide con mucho peso en el ánimo del grueso de los electores. Sí, en cambio, las modalidades de preparición y los aprestos, inciden en los actores vitales que lideran las campañas: cuadros medios, militantes, fiscales, empresarios que ponen plata, periodistas militantes como en el Grupo Clarín, candidatos a puestos territoriales de baja visibilidad pero alta eficacia, etc.
En ese mapa de líderes medios y de superficie, que son quienes se ponen adelante la campaña, cunde el desánimo en los aprestos cuando se trata de la derecha.
La no definición del candidato a intendente porteño del kirchnerismo posiciona a Cristina como la gran electora, a la par que incentiva al crecimiento militante de cada uno de los tres espacios en pugna.
El mapa en los cuadros medios, entre el kirchnerismo y la derecha, se distribuye de manera distinta. Los grados de entusiasmo y derrotismo sí que son distintos.
La auto derrota que presume la oposición libremercadista y neoliberal, proviene, en el fondo, de dejar librado el territorio simbólico de disputa a las corporaciones y el relato opositor a los escribas militantes de la AEA. Así , el llanto se hace eco de la falta de voluntad política, de las pocas ganas de encarnar un discurso ajeno y de la parafernalia incoherente donde todo vale con tal de horadar lo público.
En las corporaciones del poder de facto está fallando el área de recursos humanos, porque la lógica del periodismo militante ultra k tiene poco y nada que ver con el ordenamiento legal, institucional y republicano, en el que se dirime en última instancia la disputa ideológica. O dicho de otro modo: el problema es que las elecciones no las puede ganar Héctor Magnetto sino se presenta. Y si se presenta, tampoco.
Saludos Carrasco.
ResponderBorrar