martes, mayo 03, 2011

Oh, bama!

Llegué a la Casa Blanca el día que se había decidido comunicar la muerte de Osama Bin Laden. Entré convocado por Barack Obama quien, tras leer que yo era el ideólogo detrás del gobierno de Néstor Kirchner, quiso mantener una conversación conmigo. Obama en el fondo del salón, mirando al verde parque de la White House. Su secretaria me deposita, el Negro saca a sus asesores, quiere una reunión conmigo a solas. Estoy – él lo sabe – enfadado.

- No puede ser, máster – le digo. Eras nuestra esperanza progresista en los EEUU.

- Imagino que ya no lo soy más – me contesta, sin darse vuelta para mirarme.

- Claro que no. Violaste la soberanía de un país, mandaste a matar un tipo – le pongo cara de decepción.

- Sí. Supongo que esa bandera ya no me pertenece.

- La del progresismo. Claro que no. Es sólo nuestra.

- La de la pureza, decía yo – se da vuelta, me desafía con la mirada y ríe irónicamente.

- No, no se trata de pureza, no me corrás con esa. Mandaste a matar un tipo y eso es un límite.

- Ajá, un límite. ¿Entonces qué hago?

- Lo atrapás y le hacés un juicio.

- Sí. Está bien que pienses eso. Aprovechá que vos podés.

- ¿Y vos no? Sos el Presidente de los Estados Unidos. Podés pensar y hacerlo – le grito.

- Sí. Y Papá Noel es un señor gordo que anda en un trineo volador – baja la mirada y juega con una lapicera. La cosa es más complicada que escribir en un blog. El derecho internacional no existe, hermano. El mundo es un lugar anárquico.

1 comentario:

  1. Lucas: no lo pido habitualmente (creo que a vos no te lo pedí nunca) pero quisiera un favor: ¿Podrías leer la última entrada en mi blog, que es sobre este mismo tema?
    Gracias; un abrazo
    Eddie

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