Hoy Página 12 revela cómo funciona una de las mafias que manejan tribunales para liberar asesinos, institgadores y toda gente que tenga dinero para corromperlos. Previsiblemente, no habrá escándalos sobre las responsabilidades del Consejo de la Magistratura -que son obvias- ni demagogia punitiva ni a los chapuceros parlanchines de la Corte se les preguntará qué opinan, ya que viven autopromocionándose sorbe sus opiniones sobre el mundo, qué opinan de estas mafias que manejan tribunales mientras ellos dicen boludeces sobre el sistema político.
Ahora se entiende más la creación del Ministerio de Seguridad (que a nadie le importa mucho, pero yo, por cuestiones federales, cuestionaba) y va quedando clara la decisión de Cristina de meter la mano entre la podredumbre que rodea el crimen alevoso de Mariano Ferreyra.
Los jueces, la policía federal, el sindicalismo gordo, los empresarios privatistas; una verdadera mugre.
La decisión de Cristina tiene enorme importancia y hace, de verdad y no como palabras vacuas, a la calidad institucional. No se trata de purgas, sino de meter la mano en el fango de las mafias. Y, si en tribunales fueran más serios, meterlos ya presos.
Quizás porque los tiempos electorales y las guerras de posición de las corporaciones contra el gobierno nacional no dejan resquicio, este caso no escala hacia quienes tienen o eventualmente pueden tener responsabilidades políticas. Quizás, sería deseable revisar las propuestas del gobierno de transformar el Consejo de la Magistratura en algo menos corporativo y más democrático; propuestas fuertemente tergiversadas por, como ahora va saliendo a la luz cuando uno analiza los casos penales de resonancia política, partes interesadas.
¿Cuál calidad institucional pretenden los que se llenan la boca con palabras vacuas? La de controlar la policía, ir a fondo, aún cuando terminen presos -como Pedraza- aliados o cercanos al oficialismo, o la de los pactos de impunidad, los gritos resonantes -como los del cínico Jorge Altamira- y donde a lo sumo pagan los criminales perejiles, los más brutos y salvajes, pero no los más peligrosos, como los jueces, los funcionarios de tribunales, los estudios jurídicos de familias como uno. ¿Cuáles responsabilidades políticas hay que delimitar? Sólo las de la presidenta -que no obstruyó la división de poderes, pero claramente emitió todos los mensajes posibles y acciones necesarias para llegar al fondo del asunto- y no las de tribunales, la Unión Ferroviaria, las empresas privatizadas, los consorcios accionarios, la Iglesia Católica, los estudios jurídicos mafiosos, el Consejo de la Magistratura, la Corte Suprema?
¿No es necesario que todos los rozados, los implicados, sean investigados penalmente a fondo, no haya una doble vara en la aplicación de la ley, se delimiten las responsabilidades políticas, se transformen las instituciones que deban transformarse, se conmueva la sociedad, se transparenten mecanismos, se establezcan pautas más serias en la oscuridad que rodea a los tribunales y la policía, si realmente queremos mayor seguridad?
Lo mío es una apreciación política. Se puede o no coincidir con mis desmesuras.
Hay algo del orden informativo: Pablo, el hermano de Mariano, me contó que la presidenta le dijo (pocos días después de la muerte de Néstor) "yo sólo me casé con Néstor, no me casé con nadie más" Los acontecimientos están mostrando ese compromiso de Cristina. Que, a mí, me consta. Desde e momento del asesinato de Mariano.
Más, es público y notorio: la investigación judicial va rápido y como pocas veces escala alto, las novedades que se producen no dejan títere con cabeza, la creación del ministerio de seguridad -y el lugar de Vice de la, justamente, ex fiscal de la causa- brinda un mensaje claro.
Igualmente, a mí todo esto me conmueve mucho, por cosas que no vienen al caso. Y me pone mal. Por eso entiendo que todos los tironeos, las presiones políticas, el acontecimiento abierto en la arena pública, concurren hacia un fin potable, de donde salgamos mejor como sociedad. O eso espero.
Eso sería lo deseable.
Ahora se entiende más la creación del Ministerio de Seguridad (que a nadie le importa mucho, pero yo, por cuestiones federales, cuestionaba) y va quedando clara la decisión de Cristina de meter la mano entre la podredumbre que rodea el crimen alevoso de Mariano Ferreyra.
Los jueces, la policía federal, el sindicalismo gordo, los empresarios privatistas; una verdadera mugre.
La decisión de Cristina tiene enorme importancia y hace, de verdad y no como palabras vacuas, a la calidad institucional. No se trata de purgas, sino de meter la mano en el fango de las mafias. Y, si en tribunales fueran más serios, meterlos ya presos.
Quizás porque los tiempos electorales y las guerras de posición de las corporaciones contra el gobierno nacional no dejan resquicio, este caso no escala hacia quienes tienen o eventualmente pueden tener responsabilidades políticas. Quizás, sería deseable revisar las propuestas del gobierno de transformar el Consejo de la Magistratura en algo menos corporativo y más democrático; propuestas fuertemente tergiversadas por, como ahora va saliendo a la luz cuando uno analiza los casos penales de resonancia política, partes interesadas.
¿Cuál calidad institucional pretenden los que se llenan la boca con palabras vacuas? La de controlar la policía, ir a fondo, aún cuando terminen presos -como Pedraza- aliados o cercanos al oficialismo, o la de los pactos de impunidad, los gritos resonantes -como los del cínico Jorge Altamira- y donde a lo sumo pagan los criminales perejiles, los más brutos y salvajes, pero no los más peligrosos, como los jueces, los funcionarios de tribunales, los estudios jurídicos de familias como uno. ¿Cuáles responsabilidades políticas hay que delimitar? Sólo las de la presidenta -que no obstruyó la división de poderes, pero claramente emitió todos los mensajes posibles y acciones necesarias para llegar al fondo del asunto- y no las de tribunales, la Unión Ferroviaria, las empresas privatizadas, los consorcios accionarios, la Iglesia Católica, los estudios jurídicos mafiosos, el Consejo de la Magistratura, la Corte Suprema?
¿No es necesario que todos los rozados, los implicados, sean investigados penalmente a fondo, no haya una doble vara en la aplicación de la ley, se delimiten las responsabilidades políticas, se transformen las instituciones que deban transformarse, se conmueva la sociedad, se transparenten mecanismos, se establezcan pautas más serias en la oscuridad que rodea a los tribunales y la policía, si realmente queremos mayor seguridad?
Lo mío es una apreciación política. Se puede o no coincidir con mis desmesuras.
Hay algo del orden informativo: Pablo, el hermano de Mariano, me contó que la presidenta le dijo (pocos días después de la muerte de Néstor) "yo sólo me casé con Néstor, no me casé con nadie más" Los acontecimientos están mostrando ese compromiso de Cristina. Que, a mí, me consta. Desde e momento del asesinato de Mariano.
Más, es público y notorio: la investigación judicial va rápido y como pocas veces escala alto, las novedades que se producen no dejan títere con cabeza, la creación del ministerio de seguridad -y el lugar de Vice de la, justamente, ex fiscal de la causa- brinda un mensaje claro.
Igualmente, a mí todo esto me conmueve mucho, por cosas que no vienen al caso. Y me pone mal. Por eso entiendo que todos los tironeos, las presiones políticas, el acontecimiento abierto en la arena pública, concurren hacia un fin potable, de donde salgamos mejor como sociedad. O eso espero.
Eso sería lo deseable.
Lucas, por favor no siga, que sino la SCJ va a hacer una nueva audiencia requiriendo que se termine ya con la limpieza del Riachuelo, que como todos sabemos es una tarea que no lleva mas que unos pocos días, como hace cada vez que hay que dictar una sentencia que no perjudique la cadena nacional de medios de comunicación privados (¡¡¡OLE!!!).
ResponderBorrarNunca menos y abrazos