domingo, junio 05, 2011

Los socialistas y el amor, viva el amor.





El radicalismo que le gusta a los analistas del puerto- es decir, el autodenominado "progresista" (por ejemplo, Raúl Alfonsín después de muerto o Fernando De La Rúa hasta junio del 2001)- no es ni de lejos todo el radicalismo. Incluso, dentro de la Pampa Húmeda- donde se sustenta materialmente el jolgorio ideológico- el radicalismo progresista es un viejo invento ya fenecido.
En Córdoba lidera el radicalismo Oscar Aguad, amigo de Menéndez. En Entre Ríos, los grandes sojeros recogen el legado de Sergio Montiel, para quien la única diferencia de pero entre la dictadura que asesoró y la democracia son las elecciones. Diferencia, por cierto, no menor. Pero de ahí a la socialdemocracia....En la provincia de Buenos Aires lo lidera, al radicalismo, De Narváez, que ciertamente al lado del primitivismo rural de Stolbizer es un avanzado y en la ciudad de Buenos Aires, la diputada de Magnetto Silvana Giúdice.
Santa Fe no es un caso muy distinto: Mario Barletta, un reaccionario de pocas luces, arrasó electoralmente contra la candidatura del Changui Cáceres.
El sector, digamos, progresista del radicalismo, siempre y cuando no esté en discusión joder a la oligarquía, es el que hoy acompaña al socialismo y al kirchnerismo. En el año 2007, Giustiniani secundó a Elisa Carrió, dividiendo al radicalismo, aunque probablemente, el grueso del voto radical haya estado ahí.
La fórmula formalmente radical, con Lavagna y Gerardo Morales, expresaba tanto el legado histórico del ala no gobernante de la UCR -el balbinismo- cuanto el conservadurismo popular peronista más ortodoxo del duhaldismo.
Yo entiendo que se le buscan virtudes inmensas a Binner en la ciudad de Buenos Aires -excepto el sojero Rosario 12, en tooooooda Santa Fe no se consiguen esos análisis- pero Binner es menos tonto que eso. Sabe por qué lo votan los distintos sectores, y cuál es su base real de sustentación.
Es cierto que en este blog no pegamos una, de acuerdo. Pero nos podemos ufanar de haber apostado que ni Macri ni Solanas iban a ser candidatos a presidente y que Binner, el Gobernador de Santa Fe, no iba a secundar jamás a un congresalito del comitecito provincial de la ONG radical, El Hijo De. Solamente la soberbia analítica portuaria podía dar por descontado que Binner iba a ir al pie del Hijo De alfonsín, por que...por que...¿Porqué? ¿Porque va más seguido a TN? ¿Por que la UCR está en todo el país? Ja, contame otro chiste.
Que la UCR está en todo el país es, al igual que el dicho que canal 7 se ve en todo el país (y que se ve más, ja: bueno, ahora habría que ver, porque está 678, pero este bolazo se dijo siempre que algún porteño iba a saquear el canal público; ésa era la coartada para los astronómicos salarios de quienes hablan del caos del tránsito en Santa Fe y Callao: "en el interior se ve mucho") una afirmación al voleo que no resiste el menor análisis.
Las provincias gobernadas por el radicalismo es por el radicalismo K. Para empezar. Segundo: la mayoría de los comités provinciales estaban con Sanz. Tercero, los candidatos a legisladores y a intendentes no los pone el Hijo De alfonsín, por que está lejísimo, pero lejísimo de liderar la UCR.
Así como Binner sabe que los radicales orgánicos de Santa Fe se cagan en Bonfatti, sabe que la estructura formal de la UCR iba a hacer lo mismo con él. Que solamente puede negociar y/o integrar cargos legislativos en la Pampa Húmeda. El tema es cómo. Y sabe que de nada le sirve meter diputados pampeanos, santafesinos, bonaerenses, entrerrianos, cordobeses, porteños, si luego los lidera su archirival Giustiniani.
A Binner le importa su partido político, por eso, no come vidrio.No se Pino Solanas cómo verá las cosas desde Europa, pero Luis Juez y Margarita Stolbizer no comen vidrio y saben que en esta presidencial no juegan a ganar sino, nacionalmente, a posicionar legisladores: es decir, a que sino ganan el territorio (en el caso de Juez) su monotributo político y presencia mediática, sobreviva.
El mundo suele ser así de rudo, excepto cuando los cantos de los ruiseñores claman por la pureza socialdemórata, así sea, como con El Hijo De alfonsín, que ahora parece -ahora- que es pragmático portador sano.
El camarada Hermes Binner -ideológicamente, un conservador popular, no muy diferente a Gildo Insfrán; lo que sí es diferente es el presupuesto con que cuentan y las oligarquías provinciales que los sostienen (la débil formoseña o la poderosísima santafesina)- está legítimamente sacando cuentas de dónde porotear más diputados nacionales y cómo liderarlos de cara al 2015.
Ciertamente, el kirchnerismo está absolutamente agradecido con esta vocación de repentina cháchara ideológica de Hermes, creída al parecer por analistas de la socialdemórata -que anda haciendo por Europa los ajustes más brutales que manda el FMI (comandado por uno de ellos) y en el eje anglosajón las invasiones y los genocidios que definen la economía mundial, pero acá gozan de un prístino prestigio-  con voluntad de superar el dilema del peronismo, pero la realidad es que internamente los socialistas no pueden estar ni cerca de donde haya negritos peronistas. Y la fórmula neoduhaldista del Hijo De alfonsín contiene algo de negrada.
Por eso los socialistas podían bancarse a Silvana Giúdici, o Giudice, ni sé cómo se escribe (bue, ella tampoco sabe cómo se escribe...el castellano) a Aguad, a Rozas, a Morales, a Benedetti, a la Sociedad Rural, a Clarín, a pero ahhhhhhhh, noooooo, De Narváez es el límite!
El eje antiperonista puro -con rostro socialdemórata- es lo que busca organizar el partido socialista, o que históricamente buscó, y por eso participó de cuanta experiencia ultra reaccionaria dictatorial o democrática hubiera, y por eso estuvo en contra de cuanta experiencia popular -Yrigoyen y Perón incluidos- existiera. Pero con dos diferencias centrales: 1) aprendieron de la historia y no quieren recrear la Unión Democrática -la alianza "antifascista" contra la postulación del primer Perón- y, oia, corazón: 2)Creen que Cristina va a ganar y, más aún, creen que no está tan mal que Cristina gane.
No hay mucho nuevo bajo el sol, excepto, que el partido socialista fusionado -entre los ultra gorilas y los gorilas, unificados por la seriedad bostera pampeana- parió a un líder excepcional, talentoso y muy hábil como Hermes Binner. Quien, por error del progresismo portuario, es sistemáticamente subestimado como un purista de la fanfarria ideológica que le gusta a la gente de Europa. No, Binner es lo suficientemente astuto como para empomarse a la mitad del radicalismo.
Por eso fue gobernador, corazón. 

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