En 1982 Rubén Goldín integró la banda de Juan Carlos Baglietto, Tiempos Difíciles. Era, efectivamente, tiempos difíciles. Se salía de la dictadura, pero esa salida, no estaba más que en el diario del lunes, no se podía intuir. Se vivía en dictaduras. El clima cultural era tan asfixiante que una "aplastante mayoría" avaló la aventura criminal en Malvinas. "Aplastante mayoría" tiene, en ese caso, una adjetivación precisa.
Hoy, para una, uy, "aplastante mayoría", no son tiempos difíciles. Conozco gente que votó a Altamira, por simpatía, por snobismo, por vocación (respetable) de minoría; la desconexión con la gerencia de ese voto -los discursos de...Altamira, transmitidos con visiblidad- auguran, aunque es difícil calcular dada la marginalidad, que baje el porcentaje de votos en las elecciones de octubre. Por que el drama con que en las sectas se viven las cosas, a veces no se calibra con el clima social, cuando se tiene -no es el caso- vocación democrática de construir mayorías.
Conozco gente que votó a Binner y que, de acuerdo a los resultados de ayer, decidía si en octubre votaba o no a Cristina. Probablemente, el discurso delirante de Binner -contagiado del triunfalismo de los, comprensibles, kioscos legislativos de la mersa progresista que lo acompaña- le reste esos votos. No tanto el discurso, la visiblidad (fuera de Santa Fe, donde por suerte, se lo conoce poco) de ese discurso. Esos votos, seguramente, los pierda, a manos de Cristina. Pero Cristina también, quizás, pierda votos en un mismo porcentaje, en manos de Binner. Quizás, también favorecido por el mamarracho de El Hijo De alfonsín. Que tiró por la borda la imagen que Clarín, tras su muerte, le construyó; para parecerse bastante al Alfonsín con talento político, que se puso al país de sombrero. Y luego, lo incendió. En nombre de las instituciones y la república, claro. La coartada de Alfonsín provenía en la picarezca (típicamente radical) de hacer cualquier cosa con tal de salvar las papas en esa vocación de acompañante terapéutico que tiene el radicalismo en nuestro sistema político. Eso es lo que El Hijo De alfonsín, perdió. Ni más ni menos. La picarezca de mandarse cualquiera para sumar votos.
No funcionó.
De todos modos, los análisis más rigurosos, no hacen falta: el resultado invalidó las operaciones previas, los pactitos, las insinuaciones. El resultado electoral preanuncia una insalvable comedia de enredos: todos contra todos, en el Grupo A.
Pero.
Binner, hizo una campaña sin guita -cierto que con el apoyo de la oligarquía y de Clarín, pero aún así, comparativamente- y breve. Muy breve. Tuvo la capacidad de distanciarse -hasta ayer- de la mersa progresista de los kioscos legislativos, que lavan sus culpas, ahí Macaluse, ahí Lozano, con una virulencia contra la izquierda nacional y popular que sirve como acompañante terapéutico de TNmabum y algún otro perdido; pero no del sistema político realmente existente. Lo muestran las urnas.
Binner se distanció inteligentemente de esa mersa, para hacer un respetable papelón electoral. En sinfonía con la comprensión de que su electorado potencial -compartido en buena medida con el electorado real y potencial del kirchnerismo- no ve, los actuales, como Tiempos Difíciles. Excepto, claro, en la crisis de la sobrefinancierización del capital industrial, que viven los países que, según el columnista de Libre, se nos cagan de risa. Cuando tienen tiempo.
La crisis de la sobrefinancierización del capital industrial en los países industrializados y mandantes de las financias globales, le restó votos a Binner. Que fueron a parar a Cristina. No muchos, pero algo.
Los países imperialistas -perdón a los productos culturales de la oligarquía por usar este lenguaje viejo pero a mi gusta añejado- que, ya se sabe, se nos cagan de risa, requieren, al desacople sudamericano, su contracara de gobernabilidad. Eso que no pudo garantizar el Grupo A. Básicamente por no contar, como el kirchnerismo, con tesón para profundizar, si se quiere, hasta los errores, y un grupo militante cohesionado y con mística detrás de un timón claro. Feo decirlo, para los operadores de la derecha que la juegan de amistosos, pero ganó el malísimo cierre de listas con predominio de la juventud y La Cámpora, ganó la crispadísima barbarie de 678, ganó el Nunca Menos, ganaron Los Siniestros, ganó el setentismo, ganaron las Madres, ganó la más rabiosa imbecilidad estructural: eso sí, por apenas el 50,07% de los votos. Evidentemente, la cristinización del gobierno fue un gravísimo error. Otra aplastate derrota del kirchnerismo de la mano de Cristina. Y Néstor. Ja.
Néstor Kircher fue el político más calumniado y difamado, Cristina, la presidenta más agredida.
La concentración monopólica de los medios de comunicación ya no puede influir como antes, porque hay una dirigencia política que los enfrentó y desnudó. Eso sí, corazones, esa concentración monopólica sigue generando la desigualdad estructural de la sociedad, sigue generando el grado de renta extraordinaria que apañan los monopolios. Aunque puteen en el vacío. Aunque se hayan ido de mambo. Aunque le hayan errado, desesperados, en su estrategia. Eso no invalida la ilegalidad, la falta de respeto institucional, la suspensión del estado de derecho, la vulneración de la república que lleva adelante el Grupo Clarín. Con la complicidad de los punteritos de la corte suprema. Que ahora, sufren en carne propia, cómo paga Clarín los favores a medias. Así, los paga. Con esta inusitada violencia. Hoy es Zaffaroni, mañana, Lorenzetti. Ojo, Lorenzetti debe estar diciendo "pero si yo te hice nada, Magnetto, al contrario..." Zaffaroni decía lo mismo.
Zaffaroni pensaba lo mismo.
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