viernes, septiembre 30, 2011

la división de poderes




La división de poderes es uno e los fetiches más interesantes en la sacrosanta vulgata de la derecha más arcaica y reaccionaria. Se confunde, no sin una sutil ignorancia, el concepto de división de poderes con la república y, peor aún, con la democracia. Una república -atención, gangosos del lenguaje que no comprenden- puede perfectamente ser antidemocrática, de hecho, nuestros hinchapelotas del republicanismo nunca explicitado, son hijos de cuanta dictadura hubo en este país. Una república confesional, una monarquía constitucional, y hasta, ay, una dictadura, del tipo de las repúblicas socialistas -técnicamente, y ahora que la mersa adora y reza al Bircs- son repúblicas de partidos únicos.
La división de poderes, señora, difícilmente pueda encajarse con "la igualdad ante la ley" que procura la república, o sino, dígame si usted se siente igualita en sus derechos que, por ejemplo, la señora Ernestina Herrera de Noble, ahhhh, seeee, qué lindo, decir: "mis derechos terminan donde empiezan los de Ernestina Herrera de Noble", pero qué maravilla, señora, es usted vecina derechual de Ernestina Noble. No, señora, usted sabe que las cosas no funcionan así. Está, por ejemplo, el asunto complejísimo de la representación política. Que derivó, en viejas disputas ya pasadas de moda, en que los fueros parlamentarios sean una conquista popular, hoy devenidos en meros privilegios antirepublicanos, y sabe qué, señora, propios de la división de poderes. Lo mismo que el resabio aristocrático que mora, al pedo, en tribunales. Hay una teoría que dice que al hacer poderes separados se van a controlar entre sí. ¿Funciona sí, realmente, en algún país? Taaaaaanta seguridad tienen los sabiondos sobre esta eficacia. ¿Que no hay otra opción?
Bue, a ver: si los que hacen las leyes basan su legitimidad en el voto, ¿porqué quienes las interpretan basan su legitimidad en el Saber?
 Señora, la sacrosanta división de poderes, es quizás, y sólo quizás, la manera de no caer en tiranías de las mayorías, planteos que en nuestro país (y no solamente) justificó cuanta dictadura hubo. Con apoyo, siempre, de las cortes supremas de pollos. Oh, las tiranías de las mayorías....Sí, a Hitler se lo votó. Lástima que a nadie se le ocurrió poner un recurso de amparo para frenar el Holocausto.
La división de poderes tiene una historia téorica y fáctica, ligada a la disputa de las emergentes burguesías contra las aristocracias, y su resultante -la división de poderes entre ambas fuerzas sociales- pervive al precio de no ser puesta en práctica. Sí, señora, la división de poderes, es más verso que realidad. El punto clave es que somos iguales ante la ley -o sea, una aspiración: eso es la igualdad ante la ley- y desiguales socialmente. Esto es: la democracia pensada como inexorablemente ligada al libre mercado,  requiere, claro,  la santificación teológica de conceptos que sustenten esa ficción. ¿Pero, acaso, la ley, las leyes, no son también, por lo menos también, resultantes de las fuerzas sociales en pugna?
De Narváez fue a verlo a Scioli, en calidad de....nada, es diputado nacional, y fue a su juridicción provincial, porque está en campaña y porque sabe que no es uno más, como usted, señora, que cuando está al pedo prepara el mate y dice..."voy a ir a presentarle un par de ideas a Scioli. Buenos días, señor portero, ¿Daniel se encuentra?"
Binner quiere hacer lo mismo con Cristina, aunque en ese caso, es matizable. Binner es gobernador de Santa Fe. Ojo, Cristina no tiene porqué atenderlo: para eso existe un senado federal, señora. Pasa que Binner habla del federalismo, pero no lo respeta ni entiende.
Volvamos a De Narváez.
¿Qué ideas tiene De Narváez? ¿Las conoce usted, señora?
Mire, por lo que balbucea, se trata de proyectos de ley. Los proyectos de ley, según las tablas del corán de la división de poderes -ese verso que ampara las zonas grises del estado: la impunidad de sus señorías y el automanejo presupuestario de las cámaras legislativas- las leyes tienen que salir del Congreso, que no es un parlamento, sino un congreso. ¿Dónde queda la legislatura en La Plata? No sé. Ah, sí, fui a dar una charla ahí, muy lindo todo. Pasa que lo que balbucea De Narváez, requiere modificaciones legales en el Congreso nacional, no en ninguna legislatura provincial. No se puede. Por respeto a las instituciones, la república, la AFA, la moral,   la ley y el orden, el código penal, Vélez y Banfiel, el torneo Clausura y el Te Deum, no, señora, no se puede. Qué macana.
¿Sabe dónde tiene que ir De Narváez con sus ideazas, señora? A su despacho de diputado de la nación. Sí, ahí.
Pero De Narváez está en campaña. De Narváez no es tonto. La que es tonta es usted, señora.

1 comentario:

  1. Solo comentar una imagen que se me vino a la cabeza cuando lei: a Hitler se lo voto; a Carrio diciendo lo mismo en unos de sus raids mediaticos. Lastima (para Carrio) que sea mentira que a Hitler se lo voto.
    Al que le interese, puede buscar un poquito, no mucho, esta a la mano de cualquier pelafustan como yo.

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