jueves, septiembre 22, 2011

oh,oh, oh!



Ooooooooootra vez con el asunto del bircs, Brasil, India, Rusia, China, Sudáfrica. Diga, señora, Bircs, en cualquier reunión de amigos: será mirada de una manera particular, como integrando la secta de los optimistas y sabedores de los secretos "del mundo que vendrá". La Unión Europea, con cariño, se desintegra; o por lo menos, no muestra un horizonte como el que moldeó al Mercosur o la Unasur. La diplomacia presidencial -o sea, la Unasur concreta y real- funciona muy bien y en cualquier registro histórico es una novedad. Una gran y positiva novedad. Pero.
¿Cuál es la compatibilidad de la institucionalización de Unasur con la democracia presidencial? Ese es el punto, corrosivo, que mejor no explorar.
En Asia y en África, las institucionaes supra nacionales, después del optimismo neoliberal -el mismo que le dio vida al Mercosur- se están debilitando, o por lo menos, no avanzan más. Unasur, o bien, y hablando concreto y más claro: la diplomacia presidencial impidió que perdure el golpe de estado en Venezuela, el intento en Bolivia y Ecuador, fue clave para la continuidad democrática del estado de derecho en Argentina, durante el 2008, ante la asonada de la oligarquía, evitó una escalada bélica entre Colombia y Ecuador, contiene los delirios de Evo Morales contra Chile (y la prepotencia chilena) y a la vez no pudo impedir el golpe de estado en Honduras ni resolver el nudo gordiano del asunto de una zona de relativa paz y democracia: la guerra narco entre el cártel del partido comunista Colombiano y el cártel de la DEA.
Ni pudo, tampoco, frenar el clásico expansionismo brasilero, por el contrario, se fortaleció. En la argentina, uno pasa por salame si no se entusiasma con acompañar la aventura brasilera de "ser una potencia emergente". Puro chamuyo que deriva en un asiento en el consejo de guerra de la ONU, una política anti sudamericana en la OMC, la expansión de las empresas contratistas brasileras (del petróleo, la obra pública, y la administración industrial) a través de créditos estatales y el freno para cualquier trazado de infraestructura y desarrollo que no se ajuste a sus intereses.
Habrá que ver. Por ahora, avanza más el Consejo de "Seguridad" sudamericano que el Banco del Sur.
Yo bajaría un cambio en el optimismo.
Porque, en concreto, no hay en los planes de la Unasur, ningún proyecto estratégico que reduzca la desigualdad social, el gran mal sudamericano. Si se mira bien la cosa, la Unasur, hasta ahora, es una cáscara, con sus pro y sus contra, que remiten más a la diplomacia presidencial que a cualquier institucionalización.
Todo bien, es lo que hay, pero ojito, corazón de alcaucil, que la diplomacia presidencial no es más que la cristalización de las relaciones de fuerza ya existentes: es decir, el país pobre y el país más rico, el país pequeño y el país más grande, nunca modificarán su estatuto concreto a la hora de negociar: eso es, señora, la diplomacia presidencial. Muy lindo todo, pero...



1 comentario:

  1. Y no se olvide 'corazón', que además la 'diplomacia presidencial' así como está en conformación, depende de los temperamentos de los presidentes de turno y cuán bien se caigan entre sí. Digamos que en muchos casos depende del ánimo genito-musical de presidentes y presidentas y sus cancilleres, o dicho en criollo, de si se les cantan las pelotas al tipejo de turno. Claro que la relación de fuerzas que tienen detrás no les permite cualquier guazada, si no mírenlo a Piñera lo bien que se lleva con el resto.
    Institucionalidad se dice de muchas maneras pero para que de ella se pueda decir que es sólida falta, tiempo y ajustes de cuentas para igualar. ¿Pero vamos 'pasito a pasito' como dice el Pepe Mujica o no? Creo que sí, pero no se le puede aflojar al tranco para nada.
    Saludos
    Ladislao

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