El show de hoy fue verdaderamente gratificante. La lucha política, legítima, acre, debería tener límites institucionales. No es así. Hay un factor clave: la argentina no tuvo un partido político de derecha durante décadas, porque ese lugar lo ocupaban los militares (junto a las corporaciones y las diversas facciones que hoy, por derecha, disputan al kirchnerismo).
Pero que un imputado, bajo secreto de sumario, pasee por los canales de televisión, con el Hombre Rata, como Majul (qué malo que sos! No puedo parar de reírme, ay, Kanishka!) dando el guión para el relato que luego "a puertas cerradas" se va a hacer en la escribanía de las corporaciones, en el congreso, en nombre de la "división de poderes" es mucho...me parece.
Un happening bananero, desmesurado, tropicalísimo, pretencioso. Es el Sindrome Fernando Iglesias, la majulización de la política, que se expande. Todos los castigados electoralmente -los que recitan un guión escrito en la escribanía de Clarín- de pronto, conducen al resto de los monotributismos derechistas en el congreso. Es mucho. Binner y Saá tenían perspectivas de crecer electoralmente, justamente por no ser percibidos como guionados, como marionetas del Síndrome Fernando Iglesias, la majulización de la política.
Ni da para escribir sobre esto.
Buenas noches.
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