En cualquier país serio, un ex presidente dice la catarata de imbecilidades que dijo Tabaré Vazquez y hay una conmoción. Sobre todo, en el partido de gobierno. Que es la misma coalición que la de Tabaré. Hubo desmarques, actitudes duhaldistas (Tabaré dice que deja la política...no, la política ya lo había dejado a él) y demás cortesías de una olita que pasa pronto. Básicamente, porque el pueblo uruguayo, se autopercibe así: como que Argentina jamás tomaría en serio los rugidos del ratoncito lamentable, Tabaré. Porque los uruguayos dan por sentado que pueden decir cualquier boludez sobre la Argentina, porque Argentina es un país serio, plural, y hace menos locuras que Uruguay.
Contradice el medio pelo afirmar ésto.
Pero la verdad es que Uruguay es, también, dos países. La gran manufactura exportadora de pobres que es Montevideo, y las provincias uruguayas, más arraigadas a una cultura litoraleña. Montevideo es la Punta del Este sin glamour, la Punta del Este vieja, el pariente pobre, el puerto, inútil, que dio vida a un país sin ilusiones, un país -un puerto- que necesita, para ser, de la existencia de lo peor que tiene del otro lado, de lo peor de la Argentina. Que es, también, varios países. Entre otras cosas, un litoral. Correlativo al puerto, a la pampa húmeda, que necesita, también, de lo peor del Uruguay.
Entre lo mejor de los varios países que somos, hay buena onda.
Habrá un campeonato de decir boludeces en público sobre Argentina, de los presidentes orientales? El campeonato lo empezó Battle, siguió Mujica, y ahora Tabaré... no será la yerba?
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