Un debate necesario
La irrupción de Plataforma en el debate social y cultural, los cientos de nuevas adhesiones en pocos días muestran que su aparición responde a una necesidad social. La heterogeneidad de sus firmantes, con las obvias dificultades que puede generar, implica, simultáneamente, una enorme riqueza y un desafío. La construcción de un "nosotros" conllevará necesariamente trabajo y polémica de ideas.
Uau! Un poco exagerado en los pronósticos, pero bue, ojalá. Me acuerdo cuando otros intelectuales de derecha como éstos armaron un grupo crispado contra Carta Abierta, duró poco. Estaba Marcos Aguinis. Era, como Plataforma 2002, un grupo armado también por La Nación. Duró nada. Pero cómo lo inflaron. Y acá pasa un poco lo mismo.
La contraseña es reivindicar el debate, decir un montón de pelotudeces sin el menor asidero teórico real: a disputa es pública, claro, porque en los ámbitos donde se encuentran los que dicen esas tonteras (por eso las dicen, porque conviven en ámbitos) no hay posibilidad de debate sino de distintos puntos de vista; como en La Nación y Página 12, la universidad privada de la UBA o en publicaciones académicas que, para que puedan convivir distintos puntos de vista, se requiere -ya que no está la lógica empresaria de Página 12 o La Nación- de un editor fuertemente autoritario y que los intelectuales no se junten. Un intelectual es un recibido en alguna carrera de universidad privada (Di Tella, TEA, Palermo, UBA) que tiene algún acceso a la prensa y es en la prensa donde te dan el título de intelectual. Son demasiado soberbios para decir "no, disculpe, yo soy licenciado en filosofía, nada más" y, ya que hablamos de soberbia y vanidad, un intelectual es aquel que nunca se burla de su soberbia y de su vanidad. Yo, no califico. No jodan.
Ese párrafo (no dan ganas, seamos sinceros, de seguir leyendo algo taaaaaaannnn pretencioso) salió publicado en La Nación.
Pero bueno, sigamos (ahora viene una sesión de psicoanálisis):
Ante el efecto impositivo del discurso oficial, una enunciación colectiva genera un espacio apuntalador de la subjetividad. Nos sustrae del efecto opresivo de ser colocados antinómicamente como funcionales a la "derecha reaccionaria" cuando queremos expresar nuestras profundas diferencias con la política del Gobierno.
El relato parte de una premisa sobre la que no acepta discusión: estamos ante la realización de una profunda transformación social. Definido así este nuevo país que se está gestando, los actores sociales pasan a ser ubicados según se posicionen "a favor" o "en contra" del gobierno "nacional y popular". La épica de las grandes transformaciones que se estarían produciendo en la Argentina cae con peso acusatorio sobre las voces disidentes. Nos referimos en este caso a la disidencia de quienes, no teniendo ninguna identificación con los poderes dominantes, sólo reconocen compromiso con las necesidades materiales, sociales y culturales de nuestro pueblo.
Por nuestra parte, consideramos que una transformación social es producto de determinados hechos instituyentes que conmueven y modifican el orden de lo instituido.
La frase llena de cursilería de la academia francesa, por más vueltas y vueltas que le des, no dice un carajo. Es una operación matemática berreta, de CBC, de Franja Morada: "por nuestra parte" (el enunciador, serían los seguidores de Beatriz Sarlo y Gargarita: por no hablar de política y de colectivos, ya sabemos que a los intelectuales de Plataforma 2002 no les gusta, cuando sacan el 2% con Carrió, hablar de colectivo y de política) dicen que "una transformación social" o sea, ¿qué?, no sé, puede ser cualquier cosa, pero dale, resulta que la transformación social se da cuando "determinados hechos" (o sea, hay hechos y son determinantes, esto es premarxista, y la cursilería de la academia francesa de los años neoliberales se fue al carajo: ahora es, precisamente, lo contrario) esos hechos determinados son "instituyentes" (con lo cual hay "transformación social" cuando un "hecho" lo determina, pero ese hecho tiene carácter "instituyente" o sea que está fuera del hecho y fuera de la transformación social...esto ya es pre Marco Polo) y resulta que "conmueven" (¡a quién?) y modifican el orden de lo instituido, o sea, transforman socialmente. Genial. Bueno, ahora hablemos en serio. ¿Cuál es el punto, corazones?
Grandes corporaciones mineras, petroleras, cerealeras, telefónicas, así como el sector financiero, han recibido y reciben privilegios de este gobierno. El oro, cuyo método de extracción contamina los glaciares de la cordillera, paga sólo un 3% de derecho de exportación. La propia ley de glaciares, primero vetada, luego resancionada, sigue sin aplicarse. La prórroga de los contratos con grandes petroleras nos ata las manos por décadas. Se aplica el impuesto a las ganancias a los asalariados, verdadero impuesto al trabajo, mientras no es gravada la renta financiera. Esto no es "lo que falta": son sólo algunos ejemplos de una política coherente.
Se parte de la premisa de que este gobierno no criminaliza la protesta social. Nos preguntamos: ¿tenemos un déficit en nuestra percepción o la realidad contradice esa afirmación?; ¿qué nos pueden decir de esto dirigentes obreros y sociales a quienes no les alcanza el tiempo para correr de juzgado en juzgado por la cantidad de causas penales que tienen abiertas?; ¿cómo fundamentan los diputados oficialistas su negativa a votar los diferentes proyectos presentados para dejar sin efecto la judicialización de las protestas que se viene desarrollando desde la época del menemismo?; ¿qué lectura merece la utilización de patotas en lo que se ha dado en llamar tercerización de la represión o la acción directa de la policía y las fuerzas de seguridad en ocasión de situaciones de conflicto social?; ¿qué significado tiene el silencio de la Presidenta, quien al realizar una teleconferencia con el gobernador Insfrán, inmediatamente después de la violenta represión en Formosa en la que fueron asesinados dos miembros de pueblos originarios, no hizo ninguna mención de este hecho?
Lo que marca un punto de inflexión insoslayable es el incremento sustantivo de asesinados en ocasión de reclamos colectivos en defensa de derechos básicos. Su número concentrado en el último período señala una direccionalidad alarmante.
Adjudicar estos hechos a políticas regionales o criticarlos sin un análisis de las condiciones que los posibilitan y teniendo siempre especial cuidado en eludir la responsabilidad y en no afectar el buen nombre del Ejecutivo nacional, en nada ayuda a sacudir el peso de la impunidad.
La ley antiterrorista, sancionada vertiginosamente y votada por diputados y senadores a libro cerrado, en una actitud para muchos de ellos contradictoria con su propia historia, constituye un verdadero analizador social y no una anomalía. Además de su obvia aplicación contra la protesta social, seguramente podrían ser considerados "terroristas", por ejemplo, ahorristas que reclamen la devolución de sus depósitos o periodistas que informen sobre índices de inflación. ¿No basta la experiencia de la aplicación de estas leyes en otras partes del mundo? Los mapuches chilenos son juzgados por leyes equivalentes.
Estos y otros temas que caracterizan el actual período, abierto en 2001, sí eran una asignatura pendiente en un debate cultural que hoy empieza a desplegarse activamente en la escena pública. Lo celebramos.
© La Nacion
Kordon y Edelman son psiquiatras-psicoanalistas, Zangaro es dramaturga.
Las tres son miembros del grupo Plataform
Las tres son miembros del grupo Plataform
¿Debatir qué?
Naaaaaa, seamos serios. Es importante que Plataforma 2002 diga este conjunto de lugares comunes de a derecha con un lenguaje de elite, en esta guerra de licenciados que, sin dudas, será festejada por los moralistas, augurando que asistimos a un nuevo tiempo y bla, bla, bla.
El hecho instituyente que conmueve el orden social constituido....andá, ponele un sujeto, corazón, a la oración y a la política.
Qué tal Moyano, qué tal Carrió, qué tal Magnetto, qué tal Techint: son tan impresentables que los licenciados tienen que esconderlos en las oraciones de SU agenda (pobrecitos, se sienten oprimidos porque "el relato" identifica, organiza, debate política y con actores serios de poder, no licenciados con malestares que responden a las vaguedades de las sombras: vamos, chicos, hagan terapia y mejores, después militen, en cualquier partido político, y tomen posiciones y tengan un programa y una línea política
Pero podemos decir que Maristela Svampa gabla boludeces cuano vemos a pueblos originarios como los qom o campesinos del Mocase son agredidos por la extensión de la frontera agraria que resulta del agronegocio sojero subsidiado por nuestro gobierno o que Rodolfo Gagarella no sabe nada de derecho usando la anibalada de la estación constitución del Roca ? Yo creo que con ellos hay que discutir. Con argumentos no con descalificaciones . Justamente Guillermo Saccomano quedo como un pelotudo que quito su firma , no por tener disidencias con el texto que el había firmado sino porque no le gustaba la cara de culo de la vieja chota de Sarlo porque estaba muy cuadrada . El sabrá cuan ridículo puede ser su nota . Yo me quedo con la nota de Blaustein del domingo pasado en miradas al sur. Y no creo que esto lo haya armado La Nazion . Sino el significante vacío de profundización que de golpe paso a ser sintonía fina :(
ResponderBorrarUn abrazo
Sí, coincido en casi todo (no todo lo que escribo es en serio),menos el párrafo final: son militantes políticos de la diáspora de Carrió. Si hicieran una autocrítica, algo serio, bue, genial. estas mariconeadas no los llevan a ningún lado. Al kirchnerismo le conviene, obviamente. Pero a ellos, no, en términos políticos (en términos personales, sí, acá nadie es tonto). Y bue.
ResponderBorrarPará un cachito, Lucas, pará... Yo comparto tu disgusto hacia los "platafórmicos" (si hasta publiqué algo en mi blog al respecto, no se si lo viste). Pero disiento -y me hiere, te juro- que digas que la UBA -mi alma mater- es una universidad privada. ¿Desde cuando, Lucas? Sí precisamente fuimos nosotros, los alumnos de la UBA, los que salimos a la calle en 1956, encabezados por nuestro rector, Risieri Frondizi, a denunciar el elitismo de las universidades privadas y a pedir la derogación del famoso "artículo 28" de la Ley Universitaria de la Revolución Fusiladora. ¿Que la UBA promovía la excelencia académica? Sí, claro, Lucas. Pero esa es una premisa básica de toda universidad que merece el nombre de tal, por favor...
ResponderBorrarUn abrazo
Eddie
Pará un cachito, Lucas, pará... Me adhiero a tu crítica mordaz contra los "platafórmicos" (yo mismo publiqué algo sobre el tema en mi blog, no se si lo leíste) pero disiento con tu mención de la UBA -mi alma mater- como "universidad privada". Es injusto, especialmente porque lo hacés con ánimo peyorativo. ¿Alguien te contó, Lucas, que fuimos precisamente los estudiantes de la UBA los que salimos literalmente a la calle en 1956, encabezados por nuestro rector, Risieri Frondizi, a rechazar el elitismo de las universidades privadas y a exigir la derogación del -entonces famoso- "artículo 28" de la Ley Universitaria de la Revolución Fusiladora?
ResponderBorrarUn abrazo
Eddie
No me refería a la excelencia académica, sino al modo perverso en que los más pobres financian a los más ricos: que estudian en colegios privados (que financian los más pobres) y luego en universidades "públicas". El modo de decirlo fue provocador. Y bueno. Lo vengo escribiendo hace mil años y a nadie le importa un carajo, lo digo así y bueno, algún efecto tiene.
ResponderBorrarSí, leí tu post hace un par de días, los tomabas, también, un poco en sorna si mal no recuerdo, ja. Me gustó.
En fin, comandante Eddie, no tomes literal todas mis chicanas, no creo que sea una universidad privada la UBA, y defiendo la educación pública. No la pluralidad, sino como en el caso de la policía, el monopolio legítimo del estado para la escolaridad y universidad: traducido, que se vayan a la mierda las escuelas privadas.
Un abrazo.