Mario Paulela, cierra su blog:
SE CIERRA
No se si es por un tiempo o
definitivamente.
50 muertos y casi 700 heridos es una desgracia
demasiado desmesurada como para hablar de otra cosa. Cualquier otro tema es una
pelotudez y yo no tengo ganas de pelotudear.
Desde ayer se habla de "desgracia anunciada". Y
así es. No hay excusas ni discurso que pueda disimular las condiciones
espeluznantes del servicio que prestan los trenes urbanos. Las condiciones
infrahumanas en las que se ven obligados a viajar diariamente miles y miles de
trabajadores. Gente de escasísimos recursos que parece condenada a un servicio
ni siquiera apto para el ganado, acaso porque es lo que pueden pagar. El tren
Sarmiento brinda un servicio "para pobres" tanto como el Mitre lo hace para la
"clase media". Una división brutal de castas que no tiene el menor posible
justificativo.
No podemos decir que estamos mejorando la vida
del pueblo si permitimos que pervivan estos nichos inmundos de injusticia, como
es el servicio de TBA. No podemos echar la culpa a las víctimas, como casi hizo
el inútil secretario de transportes, que hoy mismo debiera ser echado de una
patada en el culo por la Presidenta.
¿De qué batalla cultural estamos hablando si
parte de nuestro pueblo se ve expuesto a una masacre como la de ayer,
diariamente?
¿De qué inclusión podemos relatar si lo de ayer
no ocurre más a menudo por mero azar? Si permitimos que una cría de empresarios
delincuentes, inescrupulosos, transporten a miles de personas por día con el
riesgo potencial de una masacre como la de Once en cada tren: ¿Del lado de quién
estamos, finalmente?
No hay excusas, no hay manera de hablar de
esto. Se puede restañar, curar, compensar. Pero SE DEBE castigar esto que pasó.
Y se debe TERMINAR la protección a esos delincuentes que ofician de
empresarios.
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