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En la jerga periodística, que a los gobiernos "no le entren las balas" significa que la información negativa o las denuncias contra sus funcionarios no hacen impacto en su buena imagen o en la "intención de voto". Desde hace poco, la idea de que al "nuevo gobierno" de Cristina Fernández "no le entran las balas" está empezando a ponerse en cuestión.
A sólo 17 días de la denuncia pública de la ex mujer de quien sería uno de los testaferros del vicepresidente Amado Boudou para hacer negocios con el propio Estado, las alarmas dentro y fuera del Gobierno comienzan a sonar. Se sabe: el pequeño círculo íntimo de la Presidenta ahora se pregunta "hasta dónde podría salpicarnos el escándalo" (yo me acabo de enterar que se preguntan eso: es por que vos tenés la posta sobre "el pequeño círculo"). La administración ya encargó encuestas a medidoras "amigas" para que analicen el impacto que podría tener el caso. Y no sólo en la imagen del vicepresidente, sino también en la de la Presidenta, quien ordenó mantener silencio absoluto, con la convicción de que el tiempo terminaría diluyendo lo que fue presentado, en principio, como "otra de las mentiras del Grupo Clarín".¿Armó, en efecto, Boudou, un grupo de empresas amigas para hacer negocios con dinero del Estado (¿es una pregunta, por, vos no tenés la posta sobre que sí o que no?)? ¿Lo hizo por las suyas o con el guiño de alguien que estaba o está por encima de él? Esto es lo que se preguntan ahora tres personas de la máxima confianza de la Presidenta (a la mierda, además tenés acceso a sus conciencias y sabés lo que se preguntan!): el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini; quien maneja la secretaría de Inteligencia (SI), Héctor Icazuriaga, y Máximo Kirchner, definitivamente transformado en el más celoso defensor de la carrera y el prestigio de su mamá (pará un cachito, esto según la cabeza de Cristina o la de Máximo? o es algo ya tipo digamos objetivo?).
En esos ámbitos (en la cabeza de Boudou, Máximo, Zanini, el Chango o Cristina o en todas esas conciencias?) ya se empieza a hablar de Boudou como alguien "desprolijo". Y, aunque todavía no dan por acreditada la denuncia que Laura Muñoz, ex del supuesto prestanombre Alejandro Vandenbroele, hizo en el programa de Jorge Lanata, recuerdan que el juez federal Claudio Bonadio podría llamar al ex ministro de Economía a declaración indagatoria por haber comprado y vendido un auto "con papeles falsos" (esto ya no va como pregunta, esto es posta: ¿y todos, incluido vos, Majul, saben qué va a hacer el juez Bonadío?).
Cristina Fernández no puede argumentar que ignoraba a quién elegía como compañero de fórmula (no, claro que no), porque las causas judiciales y las sospechas sobre el estilo de vida de Boudou son previas a su designación (ahora ya todas las preguntas son certezas incuestionables). Tampoco debería estar tan preocupada por las consecuencias judiciales, porque hace tiempo que el fuero federal parece responder a las necesidades políticas de la administración (y a las tuyas, las de esta nota puesto que estás al tanto de lo que va a hacer el juez). De otra forma, no se explica por qué, por ejemplo, sigue "dormido" el expediente que vincula a la esposa del responsable de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Ricardo Echegaray, con el trámite de un subsidio para un feet lot , en la época en que el alto funcionario infuía sobre la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario, a través de terceros (no, claro, no se explica: bah, sí, lo acabás de explicar, ¿no?). O por qué ya nadie espera que se llegue al fondo de la cuestión en el juicio que involucra a Sergio Schoklender y salpica a (la querellante en la causa, Majul) Hebe de Bonafini y por la que el Estado (también querellante) distribuyó 750 millones de pesos para planes de viviendas sin auditoría (no, Majul, fue la auditoría la que lo descubbrió) ni licitación (claro, van a pedirle a desocupados que armen cooperativas y después se presenten a una licitación, qué genio), y de manera discrecional (sí, apenas Showlender pudo aparecer en 700 medios de comunicación, incluido tu reportaje "sobre las armas" en varios juzgados y en el Congreso: hijos de puta, cómo lo silencian!).
Hay que decirlo aunque moleste (bien, capo, sos un valiente): este tipo de causas son tomadas con cierta frivolidad por una buena parte de la sociedad (no, capo, te voy a decir algo aunque te moleste: vos sos tomado con frivolidad), impregnada de un "clima de época" (a la mierda, te pusiste sociológico) dominado por los feriados de Carnaval (a la mierda, la cagaste), el Fútbol para Todos (Clarín no podía faltar...creo que fue el fútbol el culpable del Showlender) y cierta capacidad de consumo que hoy envidiarían en Grecia o España (también envidiarían el crecimiento de los salarios y las jubilaciones en este brutal ajuste argentino, ellos, digamos, viven los ajustes de otra manera). Sin embargo, asuntos como éste podrían transformarse, de un día para el otro, en las razones del malhumor colectivo, como sucedió con la figura de Carlos Menem (que entre otras cosas menos sociológicas hacía ajustes como los de Grecia) después del efecto tequila. Y no sólo eso: también colocarían en crisis el núcleo del relato que todos los días repiten, a través del enorme aparato de difusión oficial y paraoficial (enooooorme), periodistas militantes, filósofos e intelectuales kirchneristas.
Para ponerlo en los términos que alguna vez utilizó Beatriz Sarlo: sería un tremendo (tremendo!) golpe en la batalla cultural que el kirchnerismo, o el cristinismo, venía ganando con creces.
A propósito de eso (¿de qué?), a los intelectuales oficiales de Carta Abierta les apareció un "primo hermano" descarriado que los corre "por izquierda" (¿hablan así en Carta Abierta? A la mierda, pensé que yo no le entendía un pomo a esas cartas, pero era bastante simplote al final). Se llama Plataforma 2012 y no reniega de las buenas cosas que se le adjudican al "modelo", sino que denuncia el doble discurso, el falso progresismo y la elección de enemigos ficticios que inventa el Gobierno para acumular más poder (¿eso dicen? Yo había entendido otra cosa, pero bue). Y trascartón, a los estrategas del Poder Ejecutivo y al intento semántico de malvinizar el año lectivo (eh?) le salió otro grano: se trata de un grupo de intelectuales antipatrioteros, convencidos de que a las Malvinas no la vamos a recuperar a golpe de declaraciones rimbombantes y exacerbación nacionalista, sino a través de una estrategia que deberá trascender el gobierno de Cristina Fernández (qué? la verdad me perdí un poco: ¿y qué tiene que ver todo eso con Showlender?).
Entiéndase bien (es que no entendí un carajo, capo). Nadie está diciendo que la Presidenta está a punto de perder, de la noche a la mañana, el enorme espaldarazo que significó su victoria en las elecciones de octubre del año pasado (ajá, no, no habías dicho eso, sino que a Showlender lo silenciaban o era discrecional, algo así). Tampoco que se viene el apocalipsis (no, tampoco), como tantas veces anunciaron dirigentes de la oposición como Elisa Carrió (¿la que vos escribiste que había que reconocer por que te dio letra tantos años?), quien ahora intenta regresar a la base del espacio político que lideró durante los últimos años (intenta regresar...ajá, ¿pero qué tiene que ver?). El verdadero impacto del daño se conocerá cuando se termine de registrar la dimensión del ajuste al que el Gobierno insiste en denominar sintonía fina (y los españoles y griegos envidiarían, por que es un ajuste, según dijiste, con alto consumo: mierda, cada vez entiendo menos!)
El sociólogo Artemio López sostiene que la quita de subsidios y la "sintonía fina" no afectarán en nada ni la imagen ni la intención de voto de Cristina Fernández. Explica que los aumentos sólo incidirán en el 30% del total del padrón electoral. Para ser más precisos (dale, precisanos: ¿cómo era lo de Showlender, entonces?): enojarán a los habitantes de la ciudad de Buenos Aires y el primer cordón del conurbano. López también afirma que casi no se sentirán en el resto del país (el resto del país, capo, no tenía tarifas subsidiadas: sos boludo, en vez de leer este blog sólo cuando me burlo de vos, deberías leerlo entero). Es decir: el 70% del padrón donde Cristina obtuvo, en las últimas elecciones, un porcentaje cercano al 70% de los votos. El sociólogo descuenta que con estos guarismos y una oposición que no termina de despertar, las posibilidades de la Presidenta para intentar la reelección se mantienen intactas (qué reelección, Majul, ¿dónde dijo eso Artemio?), y que sólo resta determinar el momento adecuado para instalar la reforma de la Constitución (¿también lo dijo Artemio?).
Por supuesto, nadie incluye, en este análisis, "imponderables" como la conmocionante tragedia ferroviaria del día ayer, quizá la más grave de la historia reciente (a ver, Majul, mezclás las cebollas y las peras para concluir con la "tragedia", moderado término, coincidimos, pero puesto en este contexto, tendría el efecto semiótico que buscás, si escribieras bien, bolacearas menos y tuvieras mayor habilidad argumentativa). Se trata de episodios que, por su naturaleza, podrían cambiar el humor de un país entero (bien, como sociólogo, un capo). Algo parecido a lo que sucedió con Cromagnon, aunque entonces el impacto sólo alcanzó al gobierno de la ciudad (chan!).
© La Nacion .
Me
ResponderBorrarfascina como el chabon da vueltas por todos los puntos!no se le escapa
una eh!al bravo de luisito.ahora decile que se ponga a hacer periodismo
encerio y que deje de preguntar como un boludo a sus entrevistados si
son felices.lo tuyo lucas,excelente!
tengo por norma no subestimar a los boludos siguiendo aquello que dice "vos dejá nomás que el tonto tontee" y por eso mismo este papafrita asusta;
ResponderBorrarlo tuyo, un sacerdocio
Cada dia es mas lamentable lo que hace este tipo, utiliza recursos argumentativos pauperrimos, mezcla fuentes , miente, inventa, reivindica a la plataforma 2012? Jajaja faltas vos ahi intelectual !
ResponderBorrarCapo Lucas!!! leerá el nabo de Majul esto que le escrbís? porque si lo hace debería meterse debajo de la cama avergonzado que le descubran tu puta estupiez. Te sigo a full guachito!
ResponderBorrarEl topu de barracas