El Ministro de Salud de Corrientes dijo lo que, al parecer, piensan las autoridades nacionales de salud sobre el tema, pero bueno, como es Corrientes, se le puede pegar con saña, de paso, puede uno, parecer crítico sin perder los buenos y aceitados contactos con el gobierno nacional. Así que hoy habrá, sobre todo en el oficialismo, carretillas de insultos al primitivo ministro de salud de Corrientes que, encima es radical.
Anteriormente fueron Capitanich y Urribarri ls que dijeron e hicieron las mismas idioteces y hubo algo de jaleo, pero no tanto como el que habrá con este correntino y radical, por razones obvias, muchas de esas, razones de clase, de etnia, las mismas razones primitivas que modelan el pensamiento del gobierno opositor de Corrientes y del gobierno ultraK de Capitanich y Urribarri, éste último, además, intentó que yo no pueda dar una charla en Concordia, justamente por mi posición a favor del código penal e instruyó, mientras el estaba en Angola con Polémico Moreno, al ministro de culto, Pedro Báez, para retirar el auspicio del gobierno a esa charla. Así de patéticos son. Ernesto Sanz y Miguel Del Sel no tienen ninguna relevancia política, más que como cotillón para regodearse de lo lindo, pero.
¿Qué es lo que pasa?
En el caso de Urribarri y Capitanich buscan restablecer vínculos con la embajada Vaticana y los pedófilos organizados. Estos vínculos, por supuesto, siempre son de dinero, y hay que mirar la transferencia de dinero estatal a las unidades básicas del catolicismo, las escuelas confesionales, para entender los acuerdos. Pero, además, buscan restablecer vínculos simbólicos -los pedófilos o los defensores de pedófilos como la cúpula católica, tienen una obsesión contra el sexo y las mujeres, en especial si son niñas y pobres- que, en sentido práctico, los diferencian de lo que en sus comarcas se cree que es el kirchnerismo. Y rompen lazos, así, con La Cámpora, a quien ven como la patrulla que les vigila. Rompen lazos u obligan a La Cámpora de esas provincias a romper lazos con el gobierno provincial, los obligan a algo muy feo: hacer política, tomar definiciones políticas, tener que tomar decisiones. Tanto Capitanich como Urribarri, viejos zorros conservas, saben cuál será el resultado de ésto: el debilitamiento político interno, sin llegar a ninguna ruptura, de estas agrupaciones que, hasta ayer o antes de ayer, en su provincia no les respondían. En la misma está Alperovich, con una diferencia fundamental: el ministro de salud de la Nación es su actual vicegobernador. Y piensa parecido o si piensa distinto, se lo calla.
En el fondo, la lectura política que se extiende es la de la debilidad de Cristina y la necesidad de fortalecerse para las elecciones del año que viene y para la sucesión en 2015. Que en el medio caen en la volteada niñas pobres violadas, y sí. Que es trementamente injusto, sí, bienvenidos al mundo cultural del pensamiento conservador popular: es ésto, sí.
La clave del asunto es que el gobierno nacional no piensa distinto. O no actúa distinto. De los impulsos iniciales del gran Ginés González García al actual ministro mudo, pasando por la denarvaísta Graciela Ocaña, hay una decisión política.
Se puede querer percibir otra cosa, pero hasta ahora, los datos de la realidad son éstos.
Yo también querría creer que estoy equivocado.
La Campora provincial en Chaco y Entre Ríos no existe Carrasco. Me extraña de un tipo informado
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