Hoy tenía una reunión a la siesta en la Casa Rosada, en el puerto de la capital. Me encontré con un amigo, antes, en un bar de la esquina. Las calles estaban cortadas y había tranquilidad. De todos modos, le contaba mis sospechas: la presidenta no está. Estos tipos, muy violentos, no son ni buscan consenso. Hay un partido de Boca contra un equipo chileno, es decir, un show de racismo garantizado. Toda la mersa que rodea al fútbol es racista, pero queda feo, ya sabemos, decirlo. Mi amigo me cuenta que hay, en ese momento, unos 2.000 chilenos en el obelisco. La cana, entonces, distraída en eso. Nada más lindo para el menudeo ilegal del que se ocupa la mitad del tiempo laboral la policía que combinar placer con negocios. La mitad de la Plaza de Mayo, como se sabe, está restringida a la democracia y vallada. Pero hoy, también, los costados. O sea: no se podía pasar para el otro lado. A las cuatro de la tarde. Se amuchó, en una de las esquinas -en la esquina opuesta de donde merodean los ladrones de la SIDE- bastante gente y entonce, un solo policía, corrió, apenas, la valla. Para que se choquen de un lado y del otro para pasar. "Culpa de tu presidenta", me dijo el cana. No le dije nada. Antes, en el bar, para corroborar que algo olía feo, llamé a un funcionario de la Rosada y le dije que no traje el documento. Y le saqué, apenas antes, la batería al celular. Pasamos el detector de metales, yo dejé el celular para que pase junto a las llaves por la caja adecuada, y pasé. Y no sonó ninguna alarma, aunque tenía la batería en el bolsillo. O sea, el detector de armas, no anda. Después, me anunciaron. No tenía documentos ni era mayor problema, por que justo estaban arreglando, además, el aparato que toma las huellas dactilares. Mi amigo, que volvía, por segunda vez conmigo a la Casa Rosada, no tenía guardado ningún registro ahí. En la casa militar, que atiende la puerta. Le sacaron una nueva foto y le hicieron poner el pulgar en otro coso. Había, además, inusitadas colas.
Cuando salí, me fui a comer algo con otro amigo. Por Tribunales. De camino, cruzamos varios barras, bah, patotas, chilenos, merodeando la Casa Rosada y la 9 de julio.
Después me tomé un subte, bajé en la estación Pueyrredón. Ya a la hora del cacerolazo. El grupo que se desprendió de Cecilia Pando se concentró, otra vez, alrededor de Coronel Días y Charcas, donde siempre suele haber policías. Hoy, no.
Los cacerolos van, muestra en plano corto TN, por la 9 de julio. Son muy pocos. No les da para pudrirla. Esta vez, por lo menos, no.
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Cuando salí, me fui a comer algo con otro amigo. Por Tribunales. De camino, cruzamos varios barras, bah, patotas, chilenos, merodeando la Casa Rosada y la 9 de julio.
Después me tomé un subte, bajé en la estación Pueyrredón. Ya a la hora del cacerolazo. El grupo que se desprendió de Cecilia Pando se concentró, otra vez, alrededor de Coronel Días y Charcas, donde siempre suele haber policías. Hoy, no.
Los cacerolos van, muestra en plano corto TN, por la 9 de julio. Son muy pocos. No les da para pudrirla. Esta vez, por lo menos, no.
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¿Gorilas en la niebla?
ResponderBorrarvos sabés que yo nunca traicioné, no vengas al centro. no vengas al centro porque puede ser una emboscada.
ResponderBorraro sea, temas fútbol-racismo (ojalá pierdan los dos, quiero decir boca y chile); quién será el/la presidente del cana; por fin conocemos dónde está restringida la democracia; entrada y salida fácil de la rosada y los restos del cacerolito; todo muy lindo y entretenido; faltó la parte del medio: la... eh...la reunión...cómo estuvo?
ResponderBorrarseguridad sueca
ResponderBorrary que fuiste a hacer en la casa de gobierno? salteas esa parte?
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