Antes de que se me acabe la batería. En el colectivo. Volviendo de Paraná a Buenos Aires, donde ahora vivo. Por el programa de radio. La soja, de noche, disimula la falta de árboles. Es como una ausencia de fantasmas. Y todos los pasajeros van dormidos. Menos yo. Que pienso en alguna exnovia. Y en un cigarrillo.Y en las tareas pendientes. Las taras. Lo lindo que sería poder dormirme. Hasta que amanezca retiro. Y ese submundo de pobres que asoman, apenas y violentamente, la cabeza. En el límite de las cosas. ¿Importa, acaso, en este aspecto, lo que diga (y cómo lo diga) el Indec? La gente que duerme en la calle. Los que venden chucherías en la puerta de los ministerios nacionales (no es culpa de Macri ni de Insfrán la pobreza, es culpa del gobierno nacional. Y sí, es mérito haberla reducido. Reduce, entonces, su culpa, pero no la exonera. No me jodan) Los que toman trenes de mierda, a precios, por suerte, reducidísimos (mérito, también, de este gobierno, tanto como es déficit no haber solucionado la perfecta inmundicia deprimente que son esos trenes manejados por el lumperburguesariado, cuyo mayor exponente, Cirigliano, está curiosamente preso. Curiosamente por que los ricos no van presos. Excepto que provenga de los bajos fondos. Los jueces saben cobrar su sangre azul con la ley blue. De todos modos, siento una enorme alegría que Cirigliano esté preso)
Estos muchachos del Partido Liberal Libertario tienen muchas cosas en común conmigo, lo siento, el nombre de este blog no remite más que a mi nombre, hablo de mí, chúpenme un huevo los autoritarios que hablan democráticamente en plural. Y con mis amigos. A pesar de estar, tiernamente, en las antípodas ideológicas. Son de mi generación. Son clase media en búsqueda de un pensamiento generacional propio. Recogiendo, en su campo, las mejores tradiciones históricas. Que están manchadas de sangra. No tanta sangre tienen las mías, pero también las tienen. Les auguro, como me auguro a mí, falto de humildad, un futuro. Y como les auguro a los que escribieron la otra historia durante el alzamiento de la oligarquía más intento, allá por 2008.
Hace falta un partido de este tipo, que en Francia, con las instituciones sólidas, sería socialdemocrática esta formación. Una especie de Partido Liberal de Inglaterra. Se reflexiona poco sobre la incidencia inglesa en la formación de nuestros partidos políticos. Aunque son definitorios. El radicalismo nace discutiendo la república, no su dependencia, no sus condiciones de intercambio comercial, sí su autonomía política, diferenciada del liberalismo económico. Con el tiempo, dada la aparición del peronismo, los radicales derivaron en el Partido Conservador, a la inglesa. No a lo Tacher, que fue, más o menos una excepción en la trayectoria del conservadurismo inglés, como lo fue Menem en el peronismo.
Un conservadurismo estatista, decimonónico, asentado en el Grito de Alcorta: el 17 de octubre de la pequeña burguesía, que es un apéndice, no por asuntos morales sino por la manera de desarrollarse del capitalismo argentino,es un apéndice de la oligarquía.
El radicalismo supo expresar el corrimiento del liberalismo al conservadurismo, a partir de la irrupción democratizadora del peronismo de los años 40. Ese corrimiento tiene, a la vez, mucho de fusión.
Me acabo de dar cuenta que hay wi-fi en este colectivo. Había juntado en word todos los diarios para leerlos. Y tengo dos novelas sin terminar. Le mucho. De manera desordenada. Escribo mucho. De manera desordenada. Sin embargo me las arreglé en Twitter, donde un porcentaje importante de los que me siguen no lee este blog (como si tuviera alguna importancia lo que escribo ahí: no. Si a alguien le importa lo que escribo sobre equis tema, sepa que en Twitter todo lo que diga es basado en que me chupa un huevo y el 97, 83% lo digo en joda) se cree, por ejemplo, un personaje, divertido, bah, me divierte a mí, que he creado para la ocasión. Medio analfabeto cultural, mujeriego, perdido en la noche, absolutamente incapaz de cocinar un huevo frito.
Mi hermano cobra 1.400 pesos de salario en Paraná. Como asesor -no está puesto así, claro- de vicegobernación. Al lado mío viaja una señora que duerme como un bebé. Más temprano sacó de un canasto pastafrola y un, no sé cómo llamarlo, no es termo, era de plástico, como los que teníamos para los viajes cuando éramos chicos, los viajes cortos, de la escuela primaria (al santuario X, cosas así: no es tampoco una cantimplora, como las que usábamos para los campamentos en la adolescencia, en la isla, a pescar, junto con las damajuanas y una botella de ginebra: barata y rendidora como el Amargo Obrero mezclado con soda) con jugo. Me convidó. No quería. Pero le acepté. Queda mal decir que no. Venía del campo, bah, en realidad es casi una ciudad, Hásenkamp, ahí nació, por ejemplo, Marcelo Faure. Mi amigo. Que ahora nombraron, desde el Ministerio de Culto de Entre Ríos, director de la biblioteca provincial. Gran poeta, Marcelo. La mujer, gorda, viene de ahí. Hablando de gordo, acabo de subir la presentación de la novela Gordo Canchero, de Hank Soriano. Voy a ir. Leí un cuento, que está en esa novela, sobre no, con Iván Noble (es ficción, eh, no lo conoce, Hank, a Iván Noble, que lee este blog y se está enterando ahora de eso, ja) que es desopilante. Vendrá, en un rato, la ciudad de Campana. Con su autopista dándole la espalda. Y los coches de segunda mano -cómo ha cambiado el país, en las zonas industriales, es una revolución el paisaje a esta hora- en los que van los trabajadores a las fábricas. La casa de mi familia, en Paraná, es la primera de un edificio horizontal. Que en la infancia se llamó barrio bancario. Un pasaje, sin nombre ni salida a la otra cuadra, era llamado,"barrio". En ese entonces todavía quedaban bancarios, del Nación, claro, todos jubilados.Traían la correspondencia del barrio a mi casa, la mayoría de las veces. Y en ese entonces, existían las cartas. Y nosotros, mis hermanos y yo, que éramos niños, íbamos a entregarla. Generalmente los sábados a la mañana. A veces, aún llevan, ahí, las boletas. Pero ahora somos grandes, mi abuela está muy viejita, mi vieja, jubilada y con problemas para caminar. Y los nuevos vecinos no preguntan, al volver de la verduralería -ya no hay verdulerías, tampoco, hay supermercados- si hay algo para ellos. Los nuevos creen que uno es su empleado. Pero jamás, además, si les llega un sobre equivocado, van a llevarlo a la casa correcta. Bueno, no todos. Eso sucedió con un aviso de pago de no se qué, perdido en el limbo. Para mí. Que no tengo -nunca tuve- tarjeta de crédito, ni plazos fijos ni cuenta. Y ahora no tengo ni de débito. Por 200 pesos, de un anticipo, que tampoco, además, recuerdo haber cobrado, pero es verosímil, claro, de hace mil años. Una comunicación del Banco Central -mis preferidos entre los charlatanes del progresismo- de que hace unos diez días me pasaron a la categoría no sé cuánto de deudores. Nada grave, si es que no hay un error. No sé qué tengo que hacer ahora. ¿A quién, por ejemplo, se conulta sobre adónde tengo que pagar? Por que el porqué de esa deuda es apenas una suposición. Y si fuera correcta, tendría que ir al Banco de Entre Ríos. Privatizado. En manos de Ezkenazi. Que, según rumores, básicamente en el periodismo militante pero antiK, ha caído en desgracia con los Kirchner
Los Periodistas Militantes UltraK exigen detalles de la salud de Máximo con la histeria que corresponde a sus deseos y esperanzas.
Tienen la republicana certeza de que en las urnas no vencerán a los K.
Puse en facebook. Hace dos horas. Nadie puso "me gusta". Generalmente eso no pasa. Ja, es que quizás haya sido muy morboso el comentario. Ojalá que se mejore pronto, Máximo. No conozco el sur, tan abajo, pero siempre me hice la idea de que si te criás ahí tenés mayores defensas para la gripe. Pero, a la vez, se me ocurre, yo que me enfermo con estos cambios bruscos de temperatura, que debe ser bravo cambiar tanto -de Bs As a Río Gallegos- de clima tan seguido. Cristina fue diputada nacional y senadora mucho tiempo y vivió, además, en La Plata -en los tiempos en que se te forma el cuerpo- entonces, me parece, debe tener más desarrolladas las defensas ante los cambios, bruscos -en cuestión de horas, en avión- pero estoy sanateando por que no sé, son preguntas que me hago en voz alta. Pero, se me ocurre, que es diferente para un trabajador golondrina, por que pasa una temporada. O para los norteños que, tras una generación bonaerense, migran al duro trabajo del sur. Una cosa: los sindicalistas que he conocido del sur -Edgardo De Petri, por ejemplo- son más duros que los que he conocido, no sé, en Jujuy. Este de ATE de Jujuy que en los 90 marchaba con el Perro Santillán, de barba y anteojos, no me acuerdo el nombre (barba y anteojos usa también Edgardo Massarotti,m a quien admiro -¿leerá mi blog? Puede ser, lee todo, pero no sé cómo se lleva con internet. Hace mucho que no lo veo, lo último que supe es que andaba con problemas de salud. Él es uno de los culpables, y ni siquiera lo sabe, de que un adolescente de izquierda se haya ido acercando, mucho antes del kirchnerismo, al peronismo. Él y José Cáceres, ahora vicegobernador, y amigo mío. También Oscar Mori, que sí lee ésto, como su otrora abogado, Guillermo Bonabotta, que lo crucé yendo a la terminal de ómnibus, un saludo, ja. Y Pablo Yulita. Que falleció. Y el Mencho Germano. Que también falleció. Y Raúl Solanas, que también falleció. A ese post, el de Solanas, lo subieron a la página de La Cámpora. Lo había visto en esa página el hermano, Julio, diputado nacional. Lo encontré, de casualidad, hace unas semanas, en Buenos Aires. Yo estaba tomando -de más (qué sarta de bolazos les decía a Martín Piqué y Nicolás Lantos; los dos van a estar esta semana en el programa de radio que hacemos con Zambayonny y Hank Soriano, escúchenlo, putos)- y pasó y hacía rato que no lo veía. Y le conté que al rato de escribirlo en el blog me llamó Patucho, que ahora, como es presidente de Télam, lo conocen todos, para publicarlo en la página de La Cámpora, a pedido de Máximo. Se puso contento, bah, contento, no queda bien la palabra, tratándose de un fallecimiento. Pero sintió, digamos, agradecimiento. Cierro el paréntesis. No, ahí me fijé, ya lo había cerrado. Y perdí el hilo de lo que iba a decir o estaba diciendo. Buenas noches. Ya está por llegar el colectivo. En el tercer puesto, mano derecha, de chucherías saliendo de la puerta principal de la terminal de Retiro siempre está puesto el disco, los nuevos, incluso, ahora que es mucho mayor, de Wendy Sulca.
Twittear
No hay comentarios.:
Publicar un comentario