Sudeste de la comunicación (1)

Clarín online está imposible de leer de tantas publicidades. Antes era La Nación, que cambió el formato. A la vez, Clarín, y también Perfil, dejaron de usar el sistema de google para publicidad, Adsense. Que podían usar, creo, el premium. Un amigo me dice que a Clarín no le da para el premium, que no tiene tantas visitas, ni Clarín ni ninguna página argentina, no sé.
El punto es adónde deriva ésto. Las lecturas online superan a casi todos los diarios -ni hablar Clarín y La Nación, los únicos que, además, están asomando la cabeza a lo que se viene, aunque últimamente, también, Tiempo Argelino con Infonew e integrando todas las publicaciones del Grupo 23 (le pregunté a Szpolki, estuve con él la semana pasada, arranco este lunes, de lunes a viernes, a la medianoche, con Zambayonny y Hank Soriano)- pero la facturación, descontando el estado en sus múltiples variantes de transferencia de dinero (provincias, municipios, leyes idiotas sobre licitaciones o...Tribunales, fuente de guita para los alicaídos diarios en papel y casi siempre pasada por alto) es mayor, por lejos, en la edición en papel que en la edición online. Sumemos dos factores que hacen a la vida del trabajador de prensa, como yo, del sufrido trabajador de prensa como yo (el editorialista peor pago del país) que se levanta a las 6 de la tarde, se coge la mitad de la facultad de comunicación y tiene que soportar los constantes elogios y, alguna puteada (amplificada para hacerse el pobrecito) en las redes sociales y, eso tan feo que tenemos los periodistas, de que durante las fiestas o cumpleaños seamos el centro de la atención, qué cosa sufrida, eh, ah, putos y se viven quejando, maricones. Yo también me vivo quejando. Bueno, sumemos dos factores: la proliferación de internet (en mi caso, me favorece, no vivo de ésto, pero a través de ésto consigo otros trabajos. Los estudiantes de comunicación que están leyendo ésto pueden, si se les canta las pelotas, prestar atención a éste punto. Un secreto: nunca seas "vos mismo" en Internet, tenés que ser un personaje, para lo cual, el entrenamiento básico es leer mucha literatura. Y en especial, novelas policiales negras, es lo que más se emparienta con la escritura instantánea del periodismo, más aún, en tiempos digitales. He dicho. Y profetizado. Sigamos). Y el otro factor, la ley de medios, que multiplica el número de medios.
Estos tres factores tienen un común denominador: bajan los salarios para los trabajadores de prensa y, más aún, para los que estamos fuera del circuito corporativo (que no tiene nada que ver con K o antiK; el circuito corporativo es otra cosa: un número de leyes, sindicatos, maneras de financiamiento, cartelización, etc).
Una cosa, mis amores. Esto no tiene solución. Incluso, en el estado argentino, más aún el conducido por el kirchnerismo, es más ameno laboralmente que en otras latitudes, incluso países avanzados, incluso países gobernados también por la izquierda.
La economía de las empresas periodísticas atraviesa un fuerte reto, que nadie sabe muy bien cómo resolver. En el caso de habla hispana, el acuerdo con una gran empresa española de editores, por parte del principal blogs -en rigor, conjunto de blogs- yanqui, que es a la vez el más leído en Estados Unidos, superando a veces a los diarios más leídos; representa un reto para los blogs nacionales y populares en Argentina. Por que, además, acá son los más leídos. Ese reto es el que La Nación se propuso como oportunidad. Tentando, por ejemplo, a algunos blogs peronistas. Hay un problema, por un lado, ideológico insalvable, pero por otro lado, de plata. No tienen plata sino transfieren de los múltiples negocios conexos que los financian (por ejemplo, Expoagro o Papel Prensa) pero a la vez, sino tienen influencia, se les caen esos negocios conexos.
Es un asunto complicado éste, que lejos está de ser solamente argentino.
Yo lo sigo con cierta pasión, porque por ahí se asoma el futuro de este oficio y de la comunicación. Por el teléfono rojo. Y de mi vida, además, todo lo que me gusta pasa por acá.

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